Carter relanza el proceso de Camp David de cara a su campaña electoral
El presidente Jimmy Carter, en plena campaña electoral, ha conseguido dar la impresión de que el proceso de paz de Camp David sigue adelante, pero ningún progreso real parece haber sido realizado para desbloquear las negociaciones entre Israel y Egipto sobre la autonomía palestina, según opinan los círculos diplomáticos de Washington.Cumpliendo el anuncio efectuado el miércoles en El Cairo por el embajador itinerante de EE UU para Oriente Próximo, Sol Linowitz, el presidente Carter ha invitado al primer ministro israelí, Menájem Beguin, a entrevistarse con él en la Casa Blanca el día 20 de noviembre próximo; es decir, catorce días después de las elecciones presidenciales norteamericanas.
Se ignora, por ahora, si el presidente egipcio Sadat se sumará al encuentro o si el presidente norteamericano se entrevistará por separado con el jefe de Estado egipcio y el primer ministro israelí. Nadie pretende, en el Departamento de Estado, que la próxima reanudación de las negociaciones sobre la autonomía, anunciada el miércoles por el propio presidente Carter, tenga mayor alcance que el de una conversación preliminar que permita hacer, una vez más, el balance de los puntos de acuerdo y desacuerdo entre Egipto e Israel.
Los observadores políticos ponen de relieve la coincidencia entre el anuncio de la reanudación de las negociaciones y la conferencia anual en Washington de la organización judía B'Nai B'rith, ante la cual los tres principales candidatos a la presidencia de EE UU exponen lo que será su política en Oriente Próximo.
El presidente Carter ha conseguido restar peso a la argumentación de Ronald Reagan, candidato de la oposición republicana, quien denunció, el miércoles por la noche, ante los militantes de B'Nai B'rith la ineficacia de la iniciativa del Gobierno.
El candidato republicano atacó con gran dureza la política de Carter en Oriente Próximo y afirmó que una Administración republicana respaldaría al ciento por ciento al Estado de Israel.
Los funcionarios norteamericanos se niegan a hablar de medios de presión o incluso de argumentos utilizados por Linowitz para convencer al presidente Sadat de que «haga un favor» electoral al presidente de EE UU.
