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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Los Tauro

Uno había querido y esperado siempre interesar al personal por la buena o mala prosa, por las pequeñas ideas o, mejor, contraideas, que se le van ocurriendo, pero resulta que uno acaba interesando (la vida es siempre irónica y nos da lo que buscábamos, pero de otra forma) por ser Tauro, por determinadas características urológicas personales o por llevar bufanda roja.La revista Sal y Pimienta resalta de mí, en titulares, la pequeña diferencia, cuando yo me creía tan diferente en otras cosas. Los del International Biographical Centre de Cambridge se interesan por mis premios y viajes para su planetario Who is Who. Una lectora me manda postal insistiendo en precisiones anatómicas y un amigo de Jaime Peñafiel dice que me van a dar una cena, con el Cordobés, Santana, Rodríguez-Sahagún y así, en el Mau-Mau, porque somos Tauro. Hace poco se lo decía yo a Lázaro Carreter en La Zarzuela:

-Tengo la sensación de haberme saltado la crítica periodística, que siempre se ha fijado más en mi ropa que en mis libros, para interesar directamente a la crítica universitaria, académica, catedrática.

-Eso -me decía Fernando Lázaro- es porque tú no cuentas historias, en tus libros, y el crítico apresurado de un periódico no puede resumir el argumento de un libro tuyo. Tendría que entrar a fondo en una crítica lingüística, y para eso empieza por no tener tiempo.

-Sí, comprendo que es demasié, como dirías tú, querido Lázaro.

Pero a lo que iba. La gente empieza a agruparse por familias sociológicas, zodiacales o generacionales, como en el tardofranquismo, lo que prueba que las familias políticas -los partidos- están perdiendo marcha y que hay una gran verdad (relativa) en una de las últimas afirmaciones de Sartre:

-Los partidos son la muerte de la izquierda.

Tampoco es para ponerse así, querido muerto. Lo que pasa en España, concretamente, es que la derecha, el Gobierno y la ucedé esa de la cosa, han escarchado a la izquierda, dentro y fuera de sus partidos, y, mientras llega el deshielo y otro milagro de la primavera en el olmo viejo y machadiano de las izquierdas y sus heterodoxias, Gavilanes, para ir haciendo tiempo, se lo monta de coloquios democráticos, los poderes paralelos de Jaime Peñafiel se lo hacen de cenas astrales, y las asociaciones de vecinos, de verbena de barrio con Tierno y pachanga. No nos engañemos. UCD tiene desconcertados a sus feligreses porque no gobierna fuerte y porque se ha revelado como un sistema cantonal de aldeas ideológicas, más que como un partido unitario incluido todo él en el monolito Suárez. Los socialistas, desde que dejaron a Marx de su mano, parecen un poco dejados de la mano de Dios, y Fraile, el baranda socialista de Las Rozas, taxista de oficio y militante viejo, cree que hay que volver a la línea dura. Los comunistas están rodeados de Suárez por todas partes, que Suárez no puede permitir que el frentepopulismo municipal pase a nacional, y menos mal que el rojerío va a traer a Berlinguer a la plaza de toros, un día de éstos, que a lo mejor Carmen Diez de Rivera va de peineta y abanico (yo le regalé uno de la calle Apodaca, que son los verité), inaugurando así los sanisidros, que la flipan.

El que uno, después de haberse definido claramente ante tantas cosas, acabe siendo definido como Tauro y nada más (ya me hicieron la carta astral Sandra Alberti, Pitita Ridruejo y Sylvia/Sibila, de Abe), el que uno, y tantos como uno, volvamos a buscar señales en el cielo y consejo en Gavilanes, nos retrotrae, ya digo, al tardofranquismo, es como un esfuerzo del inconsciente colectivo porque la cosa no decaiga, y la cosa está muy decaída. Hasta Barcelona, desencantada del honorable Pujol, vuelve a poner su catalanismo militante en el Barsa y ficha por cientos de millones al pibe Maradona, a ver si mete los goles que no va a meter don Jordi. Creíamos ser la nueva izquierda y resulta que sólo somos Tauro.

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