Cataluña y la Generalitat
Aquí corremos el riesgo de haber pasado de la confusión y fusión de poderes, ejercida durante el franquismo absolutista, al grado máximo- de equilibrio -al de la impotencia por mutuo antagonismo- de un sinfín de poderes enfrentados.Aquí se está diseñando un extraño garabato político con las siguientes piezas: 1) una Diputación de Barcelona, socialista, en pugna de competencias con una Generalitat convergente; 2) una Generalitat que, entonces, tiene que apoyarse más de lo que debiera en Madrid (que, a su vez, pasará factura); 3) repercusión en el macrocefálico Ayuntamiento de Barcelona de estos antagonismos, y 4) incidencia de los distintos pactos yenfrentamientos en los municipios catalanes sobre las acciones de laGeneralitat.
Todo esto, que en un grado u otro es habitual en las comunidades democráticas, corre aquí el riesgo de agigantarse y personalizarse. Hace peligrar, en definitiva, que la recién estrenada. Generalitat -se esté o no de acuerdo con su política- enfile el rumbo.
9 de mayo