_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El PNV y las responsabilidades

LA DESIGNACION por el Parlamento vasco, elegido en las urnas hace un mes, de Carlos Garaikoetxea, como presidente del Gobierno de Euskadi es el penúltimo paso de la larga marcha, trabajosa y !rizada de peligros, hacia el establecimiento de las instituciones de autogobierno en aquel territorio autónomo. La formación del Gobierno, prevista para la próxima semana, y la cristalización en un programa concreto de las intenciones y directrices generales expresadas por el nuevo lendakari significará la culminación de ese proceso.La sesión celebrada en la Casa de Juntas de Guernica es un buen motivo para reflexionar acerca del enorme trecho que todos hemos recorrido, los ciudadanos que viven en Euskadi como los que habitamos en el resto de España, en la búsqueda de fórmulas de pacificación social, de convivencia civil y de respeto, tanto a los derechos individuales como a los de las comunidades históricas desde julio de 1976.

Más información
Garaikoetxea, pendiente del inicio de conversaciones con Suárez

Las armas asesinas de los territorios continúan sembrando la muerte y la desolación; siguen produciéndose inicuas violaciones de los derechos humanos bajo el amparo de instituciones injustamente salpicadas por quienes dicen defender pero que con sus acciones las desprestigian y ensucian; no faltan tampoco síntomas de eventuales crispaciones entre las dos comunidades culturales e idiomáticas que conviven en Euskadi y que deberían fundirse, superando las tentaciones tribales, sin hegemonías ni subordinaciones; y la brecha de desconfianza abierta entre el Gobierno del Estado y el Partido Nacionalista Vasco sólo podrá cerrarse si el desarrollo constitucional y la acción gubernamental no cercenan ni la letra ni el espíritu del Estatuto de Guernica, y, si el Gobierno vasco plantea con sensatez, espíritu comprensivo y posibilismo sus relaciones con la Administración central. Sin embargo, simple recuerdo de que hace sólo cuatro años la ikurriña era un símbolo ilegal, el PNV existía en la clandestinidad y el, primer Gobierno de la Monarquía se negaba a concebir siquiera la posibilidad de verdaderas instituciones de autogobierno en el País Vasco, basta para poner de relieve el camino recorrido desde entonces. También puede servir de contrapunto, a la hora de hacer un balance positivo del tiempo transcurrido, señalar cómo sólo hace año y medio los nacionalistas vascos se abstenían en el referéndum constitucional y hasta qué punto las incertidumbres sobre el desenlace de las negociaciones entre el PNV y el Gobierno en tomo al Estatuto de Guernica, en el verano de 1979, mantuvieron en la crispación a todo el país.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

El Partido Nacionalista Vasco, a partir de la aprobación del Estatuto de Autonomía, ha entrado clara e irreversiblemente en la senda constitucional. El enorme hueco creado por el fallecimiento de Ajurriaguerra está comenzando a ser cubierto por el liderazgo inteligente, responsable y valiente del lendakari Garaikoetxea y por la maduración del grupo dirigente del PNV, hasta hace poco amenazado de inestabilidad por esa extraña fusión de derechismo político y de radicalismo nacionalista, que caracteriza al sector encabezado por Ormaza. Las sucesivas consultas electorales han afianzado y consolidado la hegemonía del nacionalismo vasco moderado, que ahora dispone de la mayoría relativa en el Parlamento vasco, de acuerdo. con los resultados electorales, y de la mayoría absoluta, si los diputados de Herri Batasuna persisten en su retirada.

De esta forma, la veterana formación política fundada por Sabino Arana se halla en condiciones de asumir las responsabilidades del poder y de demostrar, en los hechos, su capacidad para llevar adelante la dificil tarea de pacificar el País Vasco, de hacer compatible la defensa del idioma y de las señas de identidad cultural de los euskaldunes con el respeto al idioma y a la cultura de la población inmigrada, y de crear las condiciones para la recuperación económica y el alivio de la grave crisis por la que atraviesa la industria vizcaítia y guipuzcoana. El discurso del lendakari Garaikoetxea, demasiado complejo y matizado como para ser leído a la ligera y necesitado, por lo demás, de la concreción de su programa de gobierno para poder ser enjuiciado, apuntó ideas interesantes y sugerencias valiosas en esos terrenos.

En cualquier caso, el nuevo Gobierno de Euskadi, situado desde el comienzo en una peligrosa situación de debilidad parlamentaria por el escasísimo margen de la votación de investidura de su presidente, tiene todo el derecho a esperar de la sociedad vasca, de la opinión democrática del resto de España y de las instituciones del Estado el margen de confianza y las ayudas necesarias para iniciar y llevar adelante su labor. Entre otras cosas, porque sólo si su empeño tiene éxito la paz podrá volver al País Vasco y el siniestro espectro de una colectividad humana dividida fratricidamente en dos comunidades culturales hostiles desaparecerá para siempre.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_