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Identidad de criterios entre Bonn y Washington sobre Irán y Afganistán

El viceministro norteamericano de Asuntos Exteriores, Warren Christopher, se reunió ayer, en Bonn, con el canciller Helmut Schmidt, aunque no estaba previsto tal encuentro en el plan de viaje del enviado especial norteamericano, y con el ministro de Asuntos Exteriores federal, Haris Dietrich Genscher, quien dialogó con él por espacio de más de una hora, mientras que el canciller conversó brevemente con Christopher a la entrada de la sala de la cancillería en que se celebran los consejos de ministros. Ayer, precisamente, el Gobierno celebraba reunión ordinaria.El temario de ambas conversaciones, como el del propio consejo ministerial de ayer, fue el de las medidas efectivas de solidaridad que los europeos deberán poner en práctica, si desean probar a Norteamérica su respaldo incondicional. Según dijo el propio Christopher en el aeropuerto, una vez concluida su visita a Bonn, no ha observado diferencias de criterio sobre la crisis de Irán y Afganistán entre el presidente Carter y el jefe del Gobierno de Bonn. El viceministro de Exteriores no ha sugerido, según se dice, ninguna medida concreta de réplica contra los soviéticos por parte de la República Federal de Alemania, aunque se sabe que un posible embargo de tecnología y créditos alemanes son cartas que han estado sobre la mesa durante sus dos entrevistas. «Absoluta identidad de criterios» es el resumen oficial de la visita, aunque su verdadero encuadre se ofrecerá, sin duda, hoy, jueves cuando el canciller lea ante el Parlamento su declaración de Gobierno.

Los medios de prensa federales orientan ahora sus temores hacia las consecuencias que podrían acarrear las presiones norteamericanas para que los europeos se impliquen más directamente en la confrontación entre Washington y Moscú. Respecto del Irán, los temores se concretan en si Estado Unidos minará el límite de las aguas jurisdiccionales persas y si Norteamérica impondrá a Irán un bloqueo marítimo. Tales medida no serían efectivas, según los alemanes, y además conllevarían el hacer inaccesibles los yacimientos petrolíferos de los demás países árabes, un problema que no parece afectar a Estados Unidos tanto como a la RFA.

El canciller Schmidt ha comentado ante su fracción parlamentaria que, aun «comprendiendo» las razones de Washington para pedir solidaridad, que no le niega Bonn, la RFA no está dispuesta a echar por la borda el nivel de distensión alcanzado durante los últimos años y sus consecuencias políticas económicas.

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