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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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El carbón, más allá de un debate

Secretario del Sindicato Minero de UGT(SOMA)

La última edición del programa La clave, dedicada a un tema vital para nosotros, bajo el título Retorno al carbón, ha servido indudablemente para clarificar ante todo el país algunas posiciones básicas, fundamentales para comprender desde fuera todos los complejos entramados que en este momento se están jugando en torno a algo tan vital como el carbón, y más allá aún, en torno al abastecimiento energético de este país. Reconocemos plenamente ese servicio de clarificación de La clave, pero los mineros asturianos y los mineros de toda España estamos interesados en clarificar aún algunas ambigüedades, algunos puntos que son para nosotros fundamentales y que quizá por las prisas, por el escaso tiempo y por otras razones hubiesen podido quedar más o menos oscurecidas.

Habría que analizar en primer lugar la postura de los invitados al programa para comprender el trasfondo de una operación de discusión pública sobre el carbón, en la que están en juego fundamentalmente dos posiciones encontradas por el tipo de intereses que defienden: son las posturas de UCD y las posturas de la izquierda. Son, en definitiva, las diferencias abismales que existen, y esto es necesario explicarlo detenidamente, entre una posición del Gobierno claramente determinada por los intereses de grupos de presión muy importantes todavía en España, y la posición que los mineros defendemos en beneficio de unos intereses nacionales y en la que no nos preocupa, ni poco ni mucho, cualquier otro interés que no sea el del conjunto del país. Tenemos todas las razones del mundo para afirmar rotundamente que el Gobierno de UCD sirve obedientemente a los intereses del gran capital español; tenemos todas las razones históricas, políticas, sindicales y sociales para afirmar también rotundamente que los mineros no hemos sido, ni seremos nunca, domésticos de nadie.

Se quiso llevar el debate de La clave, por parte de quienes intervinieron, a un enfrentamiento directo de las dos formaciones políticas básicas hoy en nuestro país: el PSOE y UCD. Para cualquier espectador estaba claro que el alcalde de Ponferrada, presidente del Partido Socialista en León, llevaba ante todo el país la representación del PSOE. A mí, como representante del Sindicato Minero de UGT, me correspondía la representación del sindicato socialista, papel en principio muy superior a nuestras posibilidades reales de cara a lo que el debate se preveía en principio: una exhibición de cifras, estadísticas, técnica y dominio del tema que pretendían hacer el director general, el conde de los Gaitanes y el presidente del Instituto Nacional del Carbón, para dejar ante los espectadores la impresión de que ellos son los que saben, los que conocen y los que dominan el tema, mientras a los dos hombres que desde UGT y desde el PSOE representábamos a la «alternativa de poder» debíamos hacer simplemente el papel de comparsas, de la gente que no sabe, que no conoce, de dónde vamos a ir con esta pretendida alternativa. Creo sinceramente que ese era el papel que se nos había adjudicado, aunque después, evidentemente, las cosas no se desarrollaron como estaban previstas.

A los espectadores habrá tenido que extrañarles forzosamente el optimismo del conde de los Gaitanes, presidente de la Minero Siderúrgica de Ponferrada, ante la situación del carbón, optimismo que el señor conde manifestaba ya desde su primera intervención en el debate, aun antes de conocer la «noticia» que había de dar el director general de Minas posteriormente, lo cual indica ya de entrada que el conde conocía perfectamente la nueva línea de crédito que iba a anunciar don José Sierra en nombre del Gobierno. Y esa línea especial de crédito, como ahora vamos a explicar, es realmente un ataque frontal a los trabajadores, a los sindicatos, a la participación que nosotros exigimos en las empresas mineras y a nuestra exigencia de siempre de que hay que controlar al máximo, en todo momento y en toda ocasión, el uso que se hace de los fondos públicos. Detrás de esto se esconde, lisa y llanamente, otra maniobra más para colocar dinero público en manos privadas, sin el necesario control público y sin contrapartidas para los trabajadores de la minería.

Habría que preguntar al conde de los Gaitanes, eterno peticionario de subvenciones para la empresa privada, si ha estado perdiendo dinero en sus empresas mineras durante los 34 años que lleva presidiéndolas: quien vea solamente sus intervenciones públicas puede sacar la impresión de que ha estado poniendo dinero de su bolsillo, o del de sus accionistas, para mantener abiertas las minas y hacer un favor al país. Y eso hizo el alcalde de Ponferrada en La clave cuando preguntaba al conde, sin obtener respuesta, si las empresas mineras, antes de plantearse el tema de las subvenciones, ganan o no ganan dinero.

Y voy a explicar ahora las razones del acuerdo total entre el conde y el director general de Minas. Los espectadores recordarán que una gran parte de mi intervención en el programa estuvo dirigida abiertamente, claramente, a exigir participación de los trabajadores en las empresas, y exigir control del gasto público, lo mismo dentro de una empresa nacionalizada, como Hunosa, como de las posibles subvenciones a la empresa privada, y recordarán también que ese tema ponía los pelos de punta tanto al señor conde de los Gaitanes como al director general de Minas. porque ellos saben, igual que nosotros, que, en el momento en que los trabajadores controlen realmente las actividades que se realizan en las empresas, se habrán terminado para siempre muchos negocios poco claros que se han hecho y se siguen haciendo aún en España. De ahí arranca la incomodidad que les produce hablar de participación, y esa es la base del acuerdo total entre la actual Administración del Estado y los empresarios privados del carbón, y por eso han llegado al acuerdo de la línea especial de crédito.

La presión que hemos venido ejerciendo los sindicatos, y el Sindicato Minero Asturiano en primer lugar, ha convencido ya a la Administración y a los empresarios privados de una relación inevitable, innegociable para nosotros: subvención igual a control. Para que aceptemos subvenciones a las empresas privadas tenemos que controlar los trabajadores qué se hace con ese dinero, queremos que no vaya única y exclusivamente a nutrir la cuenta de dividendos. Queremos, en suma, que se traduzca también en mejora de las condiciones de trabajo, en mejora de las instalaciones, en mejora de las medidas de seguridad, en las medidas de prevención de nuestras enfermedades profesionales. Exigimos nuestra capacidad de garantizar que nadie, absolutamente nadie en este país, va a seguir engordando sus bolsillos con dinero público, y eso aterra a los empresarios, y los empresarios presionan a la Administración, y la Administración, lamentablemente, vergonzosamente, cede, y cede creando líneas especiales de crédito. Y ahora que todos sabemos lo que son las subvenciones, vamos a explicar también lo que son, al final, las líneas especiales de crédito, que tanto satisfacen al conde de los Gaitanes como empresario privado y le hacen entonar cánticos de que «por fin el Estado toma en serio el tema de la minería», y satisfacen igualmente al director general de Minas, que, como miembro de la Administración del Estado, es uno de los responsables del destino del dinero de todos los españoles.

Una línea especial de crédito es, en definitiva, una subvención disfrazada. Es una subvención porque se trata de colocar dinero del Estado en manos de los empresarios privados a través de unas condiciones especiales de crédito: bajo costo y largo plazo de devolución: en definitiva, dinero a bajo precio, que cualquier persona sensata, que conozca siquiera superficialmente la realidad económica de nuestro país en este momento, sabe que es prácticamente un dinero regalado. Pero al parecer, como un dinero que la empresa recibe a crédito, es un dinero de la que se considera única responsable y utilizará a su antojo, sin contrapartida alguna para los trabajadores, sin que éstos lleguen nunca a controlar el destino que se da a esos fondos. Esa llamada línea especial es, en el fondo, una maniobra sucia que va abiertamente contra los trabajadores de la minería, y también contra todo el país.

Aún hay otros aspectos destacables, como la curiosa coincidencia del conde de los Gaitanes, del director de Minas y del presidente del Instituto Nacional del Carbón en hablar de la energía nuclear cuando no venía a cuento, que encaja plenamente con la política general de UCD en el Plan Energético Nacional, que potencia y facilita el «desarrollo» nuclear, claro negocio a gran escala de los grupos económicos y financieros más reaccionarios de España. O las incoherencias del director general de Minas para explicar lo inexplicable, es decir, los frenos que el Gobierno pone a la central térmica de Hunosa mientras da vía libre a las térmicas privadas e incluso a las térmicas para carbón importado. Hay un sector capitalista y cavernícola que quiere mantener a Hunosa como productora de materia prima, para luego hablar de sus pérdidas, mientras hace los mismos negocios que a través del Gobierno impide hacer a Hunosa: producción de electricidad, alcance por la empresa pública del valor añadido que se reserva, por mediación de UCD, a los grupos económicos privados. Los mineros saludamos con alegría el deseo expresado por José Luis Balbín de organizar próximos debates sobre. el petróleo, sobre otros tipos de energía, y los mineros vamos aún más lejos. Como primer secretario del Sindicato de Obreros Mineros de Asturias de la Unión General de Trabajadores, sindicato que precisamente el domingo, al día siguiente de La clave, elegía por unanimidad su nueva comisión ejecutiva, dando un ejemplo más de responsabilidad y de la enorme unidad y cohesión que en estos momentos hemos alcanzado ya los mineros, aprovecho esta tribuna de EL PAÍS para lanzar un desafío abierto y público al Gobierno, a la Administración y a los empresarios mineros: pedimos un gran debate nacional sobre el carbón, un gran debate en el que todos y cada uno expongan detenida y detalladamente su postura y sus planes concretos, técnicos y económicos, para la minería nacional, como factor decisivo y fundamental de nuestra realidad energética. Un debate en el que se transparente totalmente cuáles son las ideas que cada uno tenemos sobre la minería. El Sindicato Minero de Asturias quiere demostrar palpablemente ante toda la nación que los mineros no tenemos únicamente reivindicaciones que plantear, que tenernos también nuestra alternativa concreta y real a la situación de este momento, y queremos demostrar con hechos que las posturas que nosotros defendemos son unas posturas que defienden por encima de todo el interés de los españoles.

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