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Bokassa, acusado de antropofagia

El ex autoemperador Bokassa, a quien han concedido asilo las autoridades de Costa de Marfil, «por razones humanitarias y por caridad cristiana», además de asesino también es, según se afirma, antropófago. Por otro lado, el nuevo presidente de la II República Centraofricana, en una rueda de prensa que se desarrolló ayer, detalló cómo se había producido el derrocamiento de Bokassa con la ayuda de Francia, y anticipó que deseaba establecer relaciones diplomáticas con Africa del Sur.Ha sido la agencia nacional gala France Presse (el 50% de las acciones son estatales) quien difundió la información referente a la antropofagia que, al parecer, practicaba Bokassa. En una de sus residencias, próxima a la capital centroafricana, Bangui, aparecieron cuatro cadáveres en las neveras de Bokassa. Todos los indicios indicarían que estos «alimentos» congelados estaban destinados a los festines del ex dictador: a los cuatro cadáveres les faltaban las manos y los pies y tenían abiertas las entrañas. Según los expertos en la materia, se trataría del «corte» típico antropofágico. Los ciudadanos de Centroafrica consultados sobre la verosimilitud del asunto, se manifestaron sorprendidos de que se pudiera poner en duda algo que, en Bangui, era de dominio público. El silencio mantenido hasta la caída del tirano se explica «porque todo el mundo temía la cárcel o la nevera del emperador».

Por su parte, el presidente de la República Centroafricana, David Dacko, anunció ayer las primeras medidas de política interior y exterior: no habrá revancha, «porque el único culpable era Bokassa». Pero los dos líderes de la oposición, Abel Gumba (izquierdas) y Ange Patasse, ex primer ministro de Bokassa, no formarán parte del Gobierno de salvación nacional. Ante la sorpresa manifestada por algunos periodistas, el señor Dacko insistió en que intercambiaría embajador con Africa del Sur. Y reconfirmó que el Gobierno francés había intervenido en la «operación Entebbe», que provocó la caída de Bokassa. Reveló que él mismo llegó en un avión francés a Bangui durante la noche del jueves al viernes de la semana pasada, pocos minutos antes de leer la declaración que oficializaba el golpe de Estado, y subrayó que «el Ejército francés permanecerá diez años aquí si es necesario.

Mientras tanto, el ministro francés de la Cooperación, Robert Galley, declaró en París que «Francia intervino porque se lo pidieron los centroafricanos».

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