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Deficiencias de la defensa civil

(Capitán de Sanidad Militar, Miembro de la Comisión Internacional de Protección Civil)

El último suceso del río Orbigo pone de manifiesto, una vez más, con descarnada indignación, la tardanza en poner en marcha un dispositivo adecuado de alerta y rescate en el país.

El éxito ante las situaciones catastróficas no estará jamás en la improvisación, en las visitas de respetuosas personalidades condolidas en el pésame comunitario, el éxito ante las situaciones de catástrofe está sólo en saber esperarlas.

Existen unos organismos cuya única misión es ésta: estudiar los riesgos de catástrofes y poner los medios más adecuados para su resolución. Las juntas provinciales de protección civil, dependientes de los gobiernos civiles y, en última instancia, del Ministerio del Interior, ¿son realmente efectivas?

La indignación de 46 padres de familia dicen en sus carnes que no. Lo dijeron en Los Alfaques, ¿cuándo lo volverán a decir?

Han confluido medios incoordinados, de distinta cualificación, inoperantes, operantes al final; ¿hubiese sido posible que los mismos medios que llegaron al final estuvieran en marcha y en el lugar del siniestro desde el principio en pocas horas?, decididamente, sí.

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En este tipo de siniestros siempre se necesita, con ligeras variantes, los mismos medios, personal sanitario, equipos de rescate, equipos electrógenos, de desincarceración, de iluminación, etcétera. Estos medios, todos, existen en nuestro país. Están absolutamente incoordinados, cada uno depende, pertenece y está en una dependencia distinta y, lo que es peor, cada uno sabe lo que tiene, pero no sabe los que posee otro organismo, con lo que, en ocasiones, se piden elementos porque ignoramos su propia existencia y, a veces, en el maremagnum de improvisación se han llegado a pedir al extranjero.

Es imprescindible unificar criterios de acción, abandonando el protagonismo de las distintas instituciones cuando un suceso de esta categoría se presenta y, lo que es peor, se repite.

Los gobernadores civiles no son expertos en este tipo de operaciones, su supervisión directa no es suficiente; dejémonos llevar por un grupo de especialistas en esta materia que dicten normas y que actúen en un equipo bajo las órdenes del Gobierno Civil, si se quiere, pero expertos que conozcan desde el principio los procedimientos, su localización y dependencia. De no existir unidades en nuestra geografía de protección civil constituidas con sus propios elementos, como las hay en otros países y que, dicho sea de paso, podrían englobar al objetor de conciencia; lo que sí está claro es que lo que tenemos debe responder a los criterios de alerta permanente en cuanto a equipación y personal, rapidez de acción, como respuesta inmediata a la alerta, seguridad, autonomía, disciplina, adecuado radio de acción.

Hoy por hoy, estas medidas sólo las cumplen unos elementos que han venido a revolucionar el problema del salvamento y rescate los que en definitiva actuaron en estos sucesos: los helicópteros, el Ejército.

¿Por qué no actuaron antes?, ¿por qué tantas horas en elementos profesionales de la alerta y de la acción? Bien es verdad que en este accidente sólo hubiesen evitado una terrible angustia prolongada, pero habrá otras en las que las vidas también se puedan salvar.

A lo ancho de nuestra geografía existen, dependientes de distintos departamentos de seguridad del Estado una extensa gama de los mejores helicópteros del mundo, cada uno para una especialidad de acción determinada (Marina, Ejército, Guardia Civil, SAR, etcétera).

Nos consta la existencia permanente de tripulaciones de alerta perfectamente cualificadas y entrenadas, con magnífico espíritu de colaboración, si se las permite actuar.

¿Por qué siempre llegan tarde? ¿Por qué en ocasiones no llegan? ¿Tan difícil es poner en marcha la máquina que autorice la salida?

Es imprescindible disponer en una base aérea de todos los elementos básicos de una misión de esta categoría para una respuesta primera con misión específica de socorro inmediato, valoración del siniestro e información por parte de personal cualificado.

El Ministerio del Interior debe considerar cuáles son sus posibilidades reales y permanentes de dar respuesta a estas situaciones.

Es imprescindible una relación más estrecha y un conocimiento exacto de los medios de los que disponemos en nuestro Estado, evitando el grave desconocimiento que existe de los mismos por parte de las autoridades encargadas o con igualmente grave retardo en su concesión por parte de aquéllos de los que éstos dependen.

Sería oportuno una computarización de los medios en todos los órdenes, cualquiera que fuere su pertenencia y dependencia, al objeto de valorar con arreglo a su localización las posibilidades de entrar en acción.

Paralelamente a la apertura de la investigación que se realiza para la determinación de las causas de accidente, se debe abrir una información sobre los medios empleados, desde el principio, en el. salvamento y rescate, para establecer un adecuado juicio crítico, imprescindible para mejorar futuras actuaciones.

Finalmente, los organismos que tengan en su mano medios y que muchas veces viven con indignación su falta de empleo son los primeros obligados en provocar las normas para su utilización inmediata.

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