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Los socialistas exigen autonomía económica para los ayuntamientos

«Mientras que en los países de Europa occidental al menos un 30% de los ingresos públicos se destinan a financiar los servicios municipales, en España ese porcentaje no llega al 10%. Si tomamos como referencia el total del producto interior bruto, en nuestro país no se destina a los servicios comunitarios más del 2 ó 3%, frente a un 7% en Francia, un 10% en Italia y hasta un 18% en Suecia.» José Luis Ibáñez, candidato socialista a la alcaldía de Bilbao, piensa que el mejor programa municipal será papel mojado si no se aborda decididamente un cambio radical en la estructura de las vías de financiación de los municipios.«Tres son las fuentes principales de ingresos, comienza por precisar Ibáñez: la participación en las contribuciones generales del Estado, los impuestos municipales autónomos y las tasas por servicios municipales. En España, la vía fundamental es la primera, que además de resultar insuficiente, ha llevado a los municipios a una insana situación de dependencia respecto a la Administración central.»

Sin embargo, las dos premisas fundamentales de todo ayuntamiento democrático son «la autonomía funcional y de competencias y la autosuficiencia económica». La dependencia de la Administración central ha llevado a situaciones absurdas, como la existente actualmente en el Ayuntamiento de Bilbao, en el que «la necesidad de cuadrar los presupuestos ha llevado a ficciones increíbles, recortando sobre el papel partidas como la del suministro de electricidad para alumbrado público, que, sin embargo, había que pagar aunque no. figurase en el presupuesto. Con estas ficciones, lo unico que se conseguía era aumentar la deuda municipal, que más tarde debía ser cubierta con expedientes de liquidación de deuda con cargo al presupuesto estatal, que son una especie de limosna vergonzante de la Administración central».

Aún con una reforma a fondo de la financiación municipal, los presupuestos de Bilbao seguirán siendo deficitarios, y ahí es donde «las cajas de ahorro están llamadas a jugar un papel decisivo», opina José Luis Ibáñez, que, tras un largo pleito, recobró hace dos años el puesto de subdirector de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao, de la que el búnker local había intentado defenestrarle. «Quienes en agosto de 1977 plantearon la reforma de los órganos de gobierno de las Cajas, haciendo pasar a segundo plano el papel de los ayuntamientos en su gestión, lo hicieron ante el temor de que la izquierda resultase triunfadora en las principales ciudades del país y utilizase esa posición en sentido contrario al seguido durante el franquismo.»

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