_
_
_
_
_
Reportaje:

La imprevisión oficial fomenta el desprestigio de los maestros

A las puertas de los colegios, en presencia de sus hijos, las madres han ironizado durante estos días sobre las largas vacaciones de los maestros, la lentitud en la iniciación de la actividad escolar normal, los recreos que se alargan indefinidamente, las prolongadas reuniones de los claustros o el absurdo que supone la adjudicación de un aula de primero de EGB a un maestro que posee la condición de licenciado en ciencias exactas, en base al argumento de que ha sido el último en incorporarse y tienen preferencia para elegir curso los más antiguos.Por otra parte, la irritación de miles de familias que ven cómo, un año más, se les escapa de las manos ese puesto escolar prometido ha sido la tónica dominante en la primera semana del curso tanto en determinados pueblos y barrios de Madrid (Fuenlabrada, Alcalá de Henares, Móstoles, Arganda, Majadahonda ... ) como en un buen número de provincias españolas. Estas mismas familias han asistido asombradas al espectáculo que a diario se ha producido en las delegaciones provinciales de Educación y Ciencia: maestros y licenciados en paro que solicitan un puesto docente; opositores aprobados que piden una plaza que no existe; maestros desplazados a la fuerza que quisieran recuperar su plaza; profesores en vacación forzosa que esperan su nombramiento; interinos suspendidos en las últimas oposiciones, después de veinte años de ejercicio docente, que exigen se reconsidere su supenso...

La inexistencia de un reglamento que racionalice todos los aspectos de este gigantesco caos propicia el desprestigio de los centros docentes estatales y el de su profesorado, y contribuye a embellecer la imagen de cierto sector importante de la enseñanza privada, como han denunciado una y otra vez los representantes sindicales de aquellos profesores.

Los llamados «colegios de élite», con un profesorado estable, un calendario más rígido y una estricta concepción empresarial,. acrecientan así su chance con vistas al generoso reparto de ayudas económicas futuras, que, en términos de pura rentabilidad, será difícil negarles.

Un ejemplo de ese desprestigio de los profesores y una clara consecuencia de hasta dónde llega a veces la irritación de los padres ha tenido ocasión de vivirla la directora del instituto madrileño de bachillerato Gómez Moreno. Hace un par de días su coche fue destrozado a pedradas. El hecho ha sido comentado, que no denunciado por los propios profesores del centro en una carta dirigida al director de este periódico.

«No se, trata -dicen los profesores- de una gamberrada de tipo habitual, sino del acto de desesperación de una persona, que, como tantas otras, casi quinientas en este centro, no podrán tener plaza para el curso 1978-79. Los padres de familia, fiados en las promesas de escolarización total anunciada a bombo y platillo por el Ministerio de Educación y Ciencia, consideran que los culpables de la situación son los directores de los centros a los que agobian con protestas acompañadas de insultos, bien fundadas pero mal dirigidas.»

La otra imagen del profesorado

La Administración, por una parte, y los padres de manera refleja por otra, desconocen, sin embargo, el extraordinario potencial educativo que representa un amplio porcentaje de nuestro profesorado.A lo largo de los dos últimos meses, cerca de 30.000 maestros han asistido a las numerosas escuelas de verano organizadas en muchas localidades españolas, poniendo de manifiesto una concepción progresista de la escuela y un afán de superación y de renovación pedagógica insuficientemente conocido cuando no minimizado por las propias autoridades, educativas.

Una destacada personalidad del actual equipo ministerial de Educación y Ciencia ha calificado al movimiento de las escuelas de verano de «sarampión pasajero».

El calificativo resulta bastante frívolo para quienes hemos asistido como espectadores al desarrollo de la tercera edición de la Escuela de Verano de Madrid organizada por Acción Educativa.

Mil doscientos cursillistas, entre los que los maestros representaban el 54% y los licenciados en diversas ramas el 24%, demostraron en los 136 cursillos simultáneos que funcionaron las posibilidades reales que hay para hacer una escuela más humana, alegre y útil, y que existen alternativas claras y viables frente a una escuela de cuya suerte podría ser un buen síntoma la inocente convicción con que los niños aseguran estos, días a sus padres que el trabajo no es todavía muy serio porque aún no tienen todos los libros.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_