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La riada de dólares crea nuevas dificultades en la política monetaria

La situación monetaria parece ensombrecerse de nuevo ante la persistencia del descenso del dólar en los mercados internacionales y la masiva entrada de divisas que se está produciendo en el país. Medios solventes han asegurado a EL PAIS que hasta esta semana habían entrado cuatrocientos millones de dólares más de los que habían salido, es decir, el saldo de operaciones de la balanza de pagos va a alimentar nuevamente la reserva de divisas con una cifra que, antes de que finalice el mes, podría situarse en los quinientos millones de dólares o más. A finales de mes, la reserva podría alcanzar los 9.800 millones de dólares, en una hipótesis algo optimista.

La avalancha de dólares que nos invade no tiene fácil contención, según medios próximos al Banco de España. Se ha dejado que la peseta suba su cotización con relación a la divisa americana y en lo que llevamos de mes ha mejorado el 1 %. Si la debilidad del dólar continúa, en breve plazo la relación entre la peseta y el dólar será similar a la que existía en julio del año pasado, cuando se decidió la devaluación de nuestra moneda. Los mismos, medios han señalado la dificultad existente en estos momentos para frenar la entrada de dólares.Otra vez las disponibilidades

Hace pocos días todavía, las autoridades monetarias se mostraban algo más confiadas en la evolución más razonable del sector exterior. Algunos altos cargos de organismos económicos señalaban que tras la oleada turística, el superávit de pagos con el exterior no sería un elemento de distorsión de la política monetaria, ya que se confiaba en un equilibrio de las cuentas exteriores del país y se creía que la barrera de los 10.000 dólares en la reserva de divisas se franquearía a finales de año. Los nuevos datos configuran una situación distinta, ya que esa barrera nos acecha a la vuelta de cualquiera de las próximas semanas, según se reconoce ahora en medios económicos solventes.

La escalada del superávit exterior repercute inmediatamente sobre la política monetaria, ya que el saldo del sector exterior es uno de los componentes de las variaciones de las disponibilidades líquidas, cuyo crecimiento se ha programado de forma muy rigurosa para los cuatro últimos meses del año, con objeto de que no crezcan por encima del 15,4% y así lograr al final de año un aumento de las mismas del 19%. Si el sector exterior alimenta liquidez, lo que sucederá inevitablemente es la dificultad de mantener ese 15,4 % de crecimiento de la cantidad de dinero.

Por otra parte, ese aumento va a repercutir negativamente sobre las posibilidades de incremento del crédito interior de. cajas y bancos a las empresas. Hace aún pocos días, el presidente de la Asociación Española de Banca Privada señalaba que el crédito crecería en el último semestre de este año, por primera vez en mucho tiempo, en términos reales; vaticinio que no se va a poder cumplir.

Regular la banca

En estas condiciones, las autoridades monetarias van a verse en la necesidad de actuar en las próximas semanas de forma restrictiva en el sistema crediticio, drenando fondos disponibles del mismo, es decir, retirando dinero de las cajas y bancos privados.

En realidad, en las últimas semanas se ha venido utilizando ya esta vía , pues los créditos de regulación del Banco de España, que concede diariamente a las instituciones de crédito, se han reducido ya prácticamente a cero, cuando, a mediados de abril, estaban en una cifra superior a los 100.000 millones de pesetas y hace dos semanas rondaban todavía los 70.000 millones de pesetas.

Precisamente, por aquellas fechas, el ministro de Economía, Fernando Abril, indicó a los banqueros la necesidad de crear una nueva masa de fondos que sirvieran al Banco de España para retirar liquidez en el momento en que se hiciese necesario. Esa masa de fondos se ha constituido ya en realidad y supone 72.000 millones de pesetas, que los bancos pondrán sobre la mesa en cantidad de 34.000, y las cajas por importe de 38.000 millones de pesetas. La creación de esta masa de maniobra se constituyó el jueves por medio de una disposición oficial por la que se derogaba un decreto de 20 de abril de 1977, firmado por Carriles (entonces ministro de Hacienda) y patrocinado por el entonces responsable de la política económica, Alfonso Osorio, ambos empleados de Banesto.

La cacicada Carriles-Osorio

Aquella disposición legal de abril del 77, en vísperas electorales y en los prolegómenos del primer Gobierno democrático del país, suponía una base de cálculo del coeficiente de fondos públicos muy peculiar, ya que ahorraba a la banca y a las cajas una esterilización importante de dinero, que debería haber sido colocada al 4,5% y que, debido a dicha disposición, quedó en libertad de ser ofrecida a precios de mercado. Para la banca la cantidad liberada en aquella ocasión ascendía a unos 12.000 millones de pesetas.

Año y medio ha tardado el primer Gobierno democrático del país en suprimir aquella limitación coyuntural -tal y como se señalaba en la mencionada disposición- y los fondos que ahora deben volver al redil del coeficiente de fondos públicos (los 72.000 millones de pesetas citados) los tendrá a su disposición el Banco de España. El mecanismo consiste en que, a partir del lunes, las instituciones financieras volverán a suscribir fondos públicos al 4,5 % por el importe mencionado y el Banco de España concederá créditos a dichas instituciones por el mismo importe que lo suscrito.

Sin embargo, la situación ha cambiado en unos pocos días. El mecanismo iba a funcionar tal y como se ha descrito líneas más arriba así se acordó entre las partes interesadas. Pero las nuevas dificultades que ha creado la entrada de dólares en el país han obligado a un replanteamiento de la situación, de forma que el Banco de España ha decidido devolver a la banca y a las cajas sólo el 75% de los 72.000 millones de pesetas, con lo que drena ya de entrada una parte de esa nueva masa de maniobra monetaria qué el señor Abril había anunciado a los banqueros.

Medios solventes han señalado a EL PAIS que en las semanas siguientes el 75% restante podría también ser absorbido por el Banco de España, que suspendería los créditos a bancos y cajas.

Ante la escasa masa de maniobra con que cuenta el Banco de España, en las próximas semanas podría aparecer alguna nueva fórmula de drenaje. Las hipótesis que se barajan en estos momentos son prematuras al respecto, pero podría tratarse de una figura nueva y más sofisticada de política monetaria.

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