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La semana eufórica de Arespacochaga

Hay ocasiones en las que uno se levanta con el pie derecho y todo le sale a pedir de boca. Algo así es lo que le ha pasado al alcalde durante la semana que mañana termina. Y todo empezó hace poco más de siete días, cuando toda la preocupación municipal se volcaba en darle los últimos toques a la nueva plaza de Colón, con sus jardines del Descubrimiento v su Centro Cultural de la Villa de Madrid.La euforia le ha durado hasta hoy al señor De Arespacochaga. Es muy fácil hacerle feliz. Todo consiste en que una veintena de alcaldes se congreuen en torno suyo y que el publico asistente al acto de inauguración consiga romper el cordón policial que intentaba impedir su masiva afluencia al centro de la plaza. Las críticas sobre lo que se hecho en Colón representan poco: lo importante son las felicitaciones.

Y con esa euforia a cuestas, el edil madrileño, de un plumazo, levanta la suspensión de empleo y sueldo que pesaba sobre los veinticuatro bomberos expedientados por haber intentado conseguir seguridad social para los suyos. «Hasta tanto, dijo, la Administración nombre un juez que decida su culpabilidad.» Por lo visto, su culpabilidad está probada de antemano.

Además, la posibilidad de que el reparto de licencias de taxi se haya hecho en forma irregular se esfuma como por arte de magia. «Es muy fácil que con nombres y apellidos vulgares haya catorce taxistas que se llamen exactamente igual que catorce companeros suyos.»

Y el paternalismo del alcalde resurgió: «A lo mejor, la solución de las pintadas está en que nos saturemos de ellas.» Y los minusválidos no tienen ya por qué preocuparse: el Ayuntamiento está estudiando su caso y es posible que hasta les pongan autobuses especiales «para ir al fútbol o al zoo».

Por todo eso puede que la F de famoso, concedida por los periodistas de La Tertulia, presagie más altas glorias.

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