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Tensión entre Francia e Israel por la liberación de Abu Daud

«Israel juzga con severidad el comportamiento del Gobierno francés», declaró ayer el ministro israelí de Asuntos Exteriores, cinco minutos después del despegue en el aeropuerto de Orly, a las cinco menos diez de la tarde, del avión de Air Algerie que transportaba al dirigente palestino Jussef Raji Ben Hama (ese era el nombre que figuraba en el pasaporte del supuesto terrorista Abu Daud), detenido el viernes último en París. El Tribunal de Acusación de París, reunido urgentemente, había decidido su liberación inmediata. Con ello, el Gobierno francés se libró de un preso «embarazoso», dando satisfacción a los países árabes, ganándose la indignación de Israel, que acaba de llamar a «consulta» a su embajador en París, y dejando sin respuesta la interrogante planteada en Francia por este asunto: ¿Quién ordenó la detención de Ben Hama? ¿El ministro del Interior, Poniatowski, o la policía, operando en ese caso a espaldas del ministro?Tanto Israel como Alemania Federal habían pedido la detención provisional del palestino, en espera de que fuera concedida la extradición. El Tribunal de Acusación de París rechazó tal petición, basándose, en lo concerniente a la República Federal, en la convención firmada por los dos países en 1951 (hay un acuerdo posterior entre los «nueve» del Mercado Común, pero no ha entrado en vigor aún). Según dicha legislación, la RFA tenía que haber pedido la extradición inmediatamente. Por lo que se refiere a Israel, a juicio del tribunal francés, los hechos (Ben Hama es considerado por Israel y Alemania como el «cerebro» del atentado de Munich, en 1972) no ocurrieron ni en Francia ni en Israel, y así, la extradición pedida por el Gobierno israelí no es válida. Este veredicto del Tribunal de Acusación fue ejecutado inmediatamente por las autoridades francesas, embarcando a Ben Hama en el primer avión con destino a un país árabe: Argelia. El Gobierno de Israel fue el primero en manifestarse, con una violencia poco común en los diplomáticos, acusando a París de «haber cedido al chantaje árabe y a los terroristas».

La detención del líder palestino, llegado a París con la delegación oficial que asistió al entierro de otro dirigente árabe, asesinado la semana última en esta capital, comprometía, la política pro-árabe iniciada por Francia en tiempos de De Gaulle y continuada por todos sus sucesores. La decisión del tribunal parece que ha levantado estas hipotecas, aunque, de momento al menos, afectó las relaciones franco-israelíes.

La opinión francesa se quejó, desde un primer momento, de esta detención «inoportuna» de un miembro de una delegación diplomática oficial, que, por ello, implicaba consecuencias serias de todo orden. Por otra parte, se le recordó a la OLP de Arafat que, a sabiendas de lo «discutido» que es Ben Haman, hubiese podido enviar otro representante oficial.

Entretanto, ayer, Poniatowski confirmó que la iniciativa había salido del Gobierno alemán; pero Bonn lo desmintió firmemente y las autoridades de Munich aseguraron que hasta el sábado pasado no habían dispuesto del «dossier» de Abu Daud, el supuesto cerebro de «Septiembre Negro».

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