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Alarma en el congreso laborista ante la situación económica británica

Juan Cruz

La caída de la esterlina, los desesperados esfuerzos del Gobierno y del Banco de Inglaterra para sostenerla y la alarma ante la crisis económica general, que se agrava día a día, han dominado en las últimas 48 horas el ambiente de la conferencia del Partido Laborista. Ni siquiera los debates que en otro tiempo hubieran desatado la pasión de los delegados, como los referidos al Mercado Común, y a las relaciones raciales fueron capaces de atraer la atención de la mayor parte de los que asisten a este congreso.

Tanto ministros como delegados y ,periodistas estaban más pendientes de los circuitos cerrados de televisión en los que se iba informando de una de las crisis más dramáticas que la economía británica ha padecido desde que la presente administración laborista está en el poder..A pesar de la tensión que el estado de la libra ha creado en el marco de la conferencia, el primer ministro, Callaghan no ha podido abandonar los principales debates, como el ya señalado acerca del Mercado Común. Concretamente, la asamblea aprobó una resolución en la que se condena en los términos más duros la decisión gubernamental de aceptar el principio de las elecciones directas para el Parlamento Europeo sin antes haber escuchado la opinión mayoritaria de la conferencia laborista, que, como dijo un antimercadista «es el parlamento del partido».

Esa moción de censura va a tener poco efecto en las próximas elecciones europeas, puesto que, como ya se ha dicho, la decisión ha sido tomada, y Londres ya se ha comprometido a aceptar lo aprobado en Bruselas.

De todos modos, para el primer ministro, Callaghan, la votación resultó especialmente embarazosa. Para que la moción triunfara, lan Mikardo, líder del grupo izquierdista Tribune, citó varias frases pertenecientes a pasados discursos de Callaghan, en los que éste hablaba del peligro que la convivencia con Europa iba a ocasionarle a la democracia británica.

Preocupación por la economía

Como ya se ha sugerido, ni siquiera esas críticas han podido concentrar el interés de la asamblea, que se ha desviado inevitablemente hacia la principal obsesión de estos días: la libra. La presión exterior, que ha obligado a intervenir al Banco de Inglaterra y que ha hecho que gran Bretaña pida un crédito de 4.000 milliones de dólares al Fondo Monetario Internacional, ha sido duramente criticada en los pasillos de la asamblea. Tanto para los miembros del Partido Laborista como para los sindicalistas que pertenecen al movimiento, esa presión exterior se está acentuando ahora para obligar a la Administración a seguir recortando el gasto público y a hacer caso omiso de las resoluciones de carácter socialista que la asamblea decida tomar.De hecho, jamás una conferencia del partido se había realizado dentro de una tensión económica tan poderosa y tan bien orquestada. Se concretó cuando Callaghan se dirigió a los miembros de su partido el pasado martes y se aceleró en las horas sucesivas hasta el punto que obligó al ejecutivo del partido (NEC), de carácter izquierdista, a lanzar una declaración de apoyo a la política que hasta ahora había venido siguiendo el Gobierno, con el que en un principio se creyó que la Administración tendría que hacer uso de medidas sugeridas por la izquierda para hacer frente a la crisis, aunque ayer se estimaba que lo que Callaghan iba a hacer, por el momento, era consolidar la esterlina, pidiendo prestado de nuevo y obligado al Banco de Inglaterra a subir por tercera vez este año el tipo de interés. En el pasado, esas fórmulas no han dado resultado alguno.

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Se piensa ahora que el préstamo solicitado al FMI resolverá momentáneamente el problema. Esa es la posición que el ministro de Hacienda, Healey, defendió ayer ante la asamblea, aunque los críticos del Gobierno consideran que una drástica reducción de la importación es el único medio a seguir.

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