El vigilante resultó muerto y fue gravemente herido

Un atraco, en el que perdió una persona la vida y otra quedó gravemente herida, fue cometido ayer en la sucursal 116 de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, situada en la calle San Gerardo, 14, de la Urbanización Saconia. En el atraco intervinieron cuatro personas, que tras apoderarse de 2.800.000 pesetas, lograron darse a la fuga sin que pudieran ser detenidos.Sobre las diez menos cuarto de. la mañana dos jóvenes de los que sólo se sabe que uno de ellos llevaba gafas y otro barba penetraron en la entidad bancaria gritando «todos al suelo, es un atraco», mientras apuntaban a los empleados que había, así como a cuatro clientes que en ese momento se encontraban en el local. Según declaraciones de los testigos la entrada de los atracadores coincidió con la aparición del vigilante jurado del establecimiento bancario Enrique Lapresa, en el pasillo del mostrador. Los jóvenes, que portaban pistolas y que según uno de los empleados «iban enmascarados con pasamontañas»,dispararon contra el vigilante, matándole en el acto, ya que la bala le atravesó el corazón. A continuación efectuaron dos disparos más, de los cuales uno hirió también al director de la sucursal, Pedro Joaquín Fernández, en el pecho. Una de las clientes, de unos cincuenta y cinco años, ante los gritos y disparos, se introdujo en los servicios. «Gritaban fuera, fuera, al suelo todos. No se qué pasó después, pues me encerré hasta que me avisaron que ya había pasado todo». Al parecer, los otros dos atracadores se quedaron en la calle, uno al cuidado de la puerta de entrada y el último al volante de un automóvil que no ha podido ser determinado si era un 124 ó un 1.430 de color azul oscuro. pero nadie se fijó en ellos ya que ni siquiera los porteros de las fincas colindantes oyeron los disparos. Tras efectuar éstos, los dos atracadores, que se encontraban en el interior, se apoderaron de la nómina de los trabajadores de la empresa constructora Saconia que estaba repartida en numerosos sobres, y dispuesta para que la Caja de Ahorros realizase los pasos de primero de mes. Según parece, dos de los clientes eran empleados de la compañía mencionada que esperaban en el momento que se produjo el atraco para cobrar su sueldo. Los atracadores, después de conseguir su objetivo salieron de la sucursal y en el automóvil antes citado, situado frente a la entidad bancaria huyeron a una gran velocidad en dirección a la carretera de la Playa hacia Peña Grande. Posiblemente, y según apuntan algunas informaciones, los atracadores habrían abandonado el automóvil para proseguir su huida en otro coche que tuvieran aparcado la zona. Tanto los heridos como uno de los clientes que sufrió un fuerte ataque de nervios, fueron trasladados a la Clínica Puerta de Hierro, donde el vigilante jurado entró yaa cadáver. Puestos al habla con Ia Clínica, el informe a últimas horas de ayer era que el director «permanecía estable dentro de la gravedad y todavía no ha sido intervenido». Según parece el disparo, efectuado contra él, le penetró por el pecho interesándole uno de los pulmones, por lo que su estado desde que quedó ingresado se calificó de grave. A pesar de que las puertas de la entidad bancaria fueron cerradas tras producirse el atraco, un empleado comunicó a EL PAÍS que aunque no podía decir mucho ya que había un encargado de dar información a los periodistas «el vigiante murió inmediatamente ya que los atracadores entraron disparando». La víctima tenía cuarenta y un años y era suplente del vigilante titular de la entidad desde hacía dos días en que éste tomo) su período de vacaciones. Vivía a pocos metrosde la sucursal, en la calle Valdery, 27, estaba casado y tenía dos niños de diez y doce años. El Gabinete de Prensa de la Jefatura Superior de Policía. manifestó a última hora de ayer que el coche en el que huyeron los atracadores no había sido aún encontrado y que sólo se sabía sobre los datos ya conocidos que las pistolas usadas eran del calibre 45.