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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Moral sexual y socialismo

El caso histórico de Alejandra Kolontai -ardiente feminista y activa revolucionaria, pero condenada, sin embargo, al exilio oficial y al desprecio de sus tesis políticas- es una de las patéticas muestras de los avatares del socialismo y del feminismo a partir de la Revolución de Octubre. Más conocida (o repudiada) por su participación en la oposición obrera que por su labor teórica y práctica en defensa de la mujer, empiezan ahora a exhumarse, parcial y descuidadamente, sus escritos feministas.En el libro que reseñamos se recogen algunos de los trabajos publicados entre 1918-1922, esto es, correspondientes a los años de su participación más rica y profunda en el proceso revolucionario soviético. Aparecen aquí tres capítulos de La nueva moral y la clase obrera, una parte de La familia y el estado comunista, el panfleto sobre El amor y la sociedad comunista y un relato breve de su trilogía pedagógica, el titulado Hermanas. Todos ellos deben considerarse a la luz de lo que Kolontai denominaba su lucha en el frente ideológico, y de ahí su tono entre ingenuo, firme y aleccionador.

La mujer nueva y la moral sexual,

de Alejandra Kolontai. Editorial Ayuso. Madrid, 1976.

Estos escritos surgen de la convicción de que sin una reconstrucción total de la concepción del mundo y, en este caso concreto, de la moral sexual y de la imagen que la mujer tenga de su papel en la sociedad, el socialismo naufragaría para dar paso a un estado autoritario y burocrático. Afirma que sólo el cambio económico hará posible el cambio de psicología, pero comprende que el paso de uno a otro no es automático. «Atar a la mujer a la casa, colocar en primer plano los intereses familiares, propagar la idea de los derechos de propiedad absoluta de un esposo sobre su mujer son actos que violan el principio fundamental de la ideología de la clase obrera, que destruyen la solidaridad y el compañerismo y que rompen las cadenas que unen a todo el proletariado.»

A esta concepción, heredada de la sociedad burguesa, Kolontai contrapone la noción del amor como camaradería, como unión libre de seres independientes que lo viven tan sólo como una parte de una vida intensa y múltiple y que son conscientes de la función social que ha de cumplir esta nueva concepción del amor. La mujer nueva ha de considerar el trabajo más importante que el amor y deberá imponerse su voluntad para salir de la prisión de los sentimientos de propiedad y dependencia del ser amado; no buscará, pues, en el amor «el contenido y el fin de su vida, sino sólo lo que es corriente en los hombres: el reposo, la poesía, la luz».

En estos trabajos Kolontai no se enfrenta al problema de la organización que deben construir las mujeres, y parece olvidarse de las interferencias que, en el proceso de construcción de esta nueva mujer, determinará el extendido predominio de la ideología patriarcal.

Formando parte del reflorecimiento de obras de Alejandra Kolontai a que hemos asistido durante los últimos dos años, la edición que comentamos adolece del defecto de no dar referencia ni fecha de los trabajos que incluye.

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