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"La contaminación no nos deja dormir"

Vecinos de Villaverde Bajo, de la zona próxima a la carretera de San Martín de la Vega han comunicado a EL PAÍS que recientemente la contaminación atmosférica se agudiza progresivamente en su área durante estos días, con el calor creciente, muchas familias se ven obligadas a abrir las ventanas durante la noche y por ellas penetran humos de forjas y plantas siderúrgicas cercanas, así como olores fétidos procedentes de los vertederos aledaños, que se extienden sobre una superficie de unos 10 kilómetros cuadrados en torno a sus viviendas. «Estos días, casi nadie en la zona ha podido dormir nos han dicho.Al parecer, uno de los focos más pestilentes -según nuestros informantes- procede de una fábrica de abonos próxima, que fue construída sobre la superficie que ocupaba el antiguo vertedero municipal de los «Toriles».

Asimismo, si bien la zona se mantiene despejada durante el día la noche se ve envuelta por una densa bruma de humos procedentes del una factoría férrea que tan solo dista 20 metros -según nuestros interlocutores- de las viviendas más cercanas. No hace mucho tiempo, otra entidad siderúrgica de la zona invirtió fuertes sumas en la instalación de depuradoras anticontaminantes y apenas se aprecian efectos a raíz de aquella medida; sin embargo -añaden- el resto embarga toda la zona de humos peligrosos para el vecindario, «pese a que en el Ayuntamiento digan que no se trata de gases tóxicos».

También aluden a los efectos globales que la densidad industrial acarrea para el sur de Madrid. La concentración siderúrgica en ámbitos reducidos afecta por igual a la Ciudad de los Angeles, los barrios de Oroquieta y Arechavaleta, San Critóbal de los Angeles y el cruce de Villaverde Bajo, zonas todas ellas superpobladas. Además -nos refieren-, siempre que Madrid se ve batido por vientos de componente sur, la contaminación crece, desde este pulmón de humos. «Durante la noche -agregan- nuestra zona sufre las humaredas de una planificación industrial arbitraria cuando no impensada y por el día vemos desde aquí el centro de Madrid envuelto como ayer, entre tabiques de humos nocivos para todos».

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