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Yannick Noah, la ‘grandeur’ de Francia

El seleccionador francés, uno de los símbolos de la Copa Davis y ganador de tres títulos con los ‘bleus’, dejará el banquillo tras la final ante Croacia: “Amo esta competición, pero quiero volver a hacer música”

Alejandro Ciriza
Noah celebra un punto durante la serie de semifinales contra España en septiembre.
Noah celebra un punto durante la serie de semifinales contra España en septiembre.Pascal Rossignol (REUTERS)

Hay competiciones que no se entienden sin determinados nombres, de la misma manera que hay figuras cuya grandeza no sería comprensible sin el trasfondo de las hazañas logradas en una determinada competición. Es el caso de Yannick Noah (Sedán, Francia; 1960), un hombre Davis al cien por cien, tan singular dentro y fuera de las pistas como imprescindible para un país que se expresa sobremanera a través de sus gestas deportivas como Francia y su grandeur. Noah y la Davis, la Davis y Noah. Simbiosis que este fin de semana vivirá un último episodio porque el preparador sellará su tercera etapa en el banquillo bleu tras la final contra Croacia en Lille; a recordar, la última con el actual formato después de 118 años de vigencia.

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Se va Noah, el hombre milagro para el equipo francés, uno de los símbolos deportivos al que se le reconoce tanto ser el último ganador nacional de Roland Garros (1983) como su extraordinaria aportación en la Copa Davis. Como jugador –22 series disputadas entre 1978 y 1990– le tocó fajarse con las estupendas hornadas de EE UU y Suecia durante los ochenta –participó en la final perdida contra los norteamericanos en 1982–, y los éxitos se destaparon como técnico. En 1991 cerró una sequía de 59 años y cinco después volvió a orquestar la obtención de otro título, contra los nórdicos en Malmoe.

Hizo un extenso paréntesis y regresó en 2015 para reflotar al equipo, y desde entonces Francia –la tercera potencia en la Davis junto a Gran Bretaña, con 10 trofeos, tras EE UU (32) y Australia (28)– ha recuperado el color y la pujanza. Cedió en las semifinales de 2016, precisamente frente a Croacia, y triunfó hace un año ante Bélgica en el techado Stade Pierre Mauroy de Lille, la guarida en la que espera otra vez a los balcánicos y donde confía en maquillar una adversa estadística global: en cuatro de las cinco últimas ediciones del torneo, el vencedor fue el equipo visitante. Desde que la República Checa le ganase a España en 2012, en Praga, solo Francia logró ganar en casa.

“Quiero otra vida con menos estrés, volver a hacer música. Estoy listo para irme ahora. No esperaba haberme divertido tanto”, cuenta Noah (58 años) en una entrevista concedida a la organización; tenista, capitán y socio de sus jugadores, que perciben en él un estímulo y no un sargento; capaz de festejar el pase a la final de este año posando desnudo junto a ellos y sembrando siempre buen rollo en el vestuario. “Somos amigos, una familia. Este es un deporte individual y es importante conectar con el jugador”, agrega el técnico, que será relevada por la extenista Amélie Mauresmo –número uno y campeona de Australia y Wimbledon en 2006– y formula una receta aparentemente sencilla: “Es muy simple: amo el tenis, amo a los jugadores, amo a los aficionados y amo a la Copa Davis”.

Comprometido, de discurso rico y estratega

Defensor a ultranza del modelo que se termina, ha sido una de las voces más críticas con el que nacerá en 2019. “Han vendido el alma de una prueba histórica. Perdón, señor Davis”, afirmó hace nueve meses, cuando se adelantó el acuerdo entre el Grupo Kosmos y la Federación Internacional de Tenis (ITF) para proyectar la nueva idea. Y, de la mano, sus jugadores. “A veces tomas decisiones duras y te sientes solo, pero debes ser valiente y decidir con el corazón”, expone el técnico, de discurso rico, comprometido con diversas causas sociales y deportivamente con el colectivo, por lo que acostumbra a tomar decisiones estratégicas que chocan.

Por ejemplo, en la semifinal contra España apostó por el veterano Julien Benneteau (36) y este correspondió firmando la victoria en la serie en su último partido como profesional; también, en ese cruce dio carrera al controvertido Benoit Paire y este también respondió; y ahora, Noah ha citado a Jo-Wilfred Tsonga (256 en el ranking) para la final después de siete meses de lesión, prescindiendo de Paire y otros cuatro tenistas que figuran entre los 100 mejores: Gael Monfils (29), Gilles Simon (30), Adrian Mannarino (42) y Ugo Humbert (100). De hecho, Francia es la tercera nación con más representantes (9) en ese estrato del circuito, solo por detrás de EE UU (11) y España (10).

El factor de la tierra batida

Junto a Tsonga, resentido en los entrenamientos, los reclutados son Lucas Pouille (32) y Jérémy Chardy (40), mientras que Nicolas Mahut y Pierre-Hugues Herbert abordarán el dobles. Eso sí, no podrá contar con su primer espada en tierra batida, Richard Gasquet (26), y enfrente tendrá a una Croacia que ganó su único título en 2005, pero que llega con fuerza y el objetivo de borrar la final perdida en Zagreb en 2016, frente a Argentina.

Marin Cilic (número 7) y Borna Coric (12) desembarcan con brío junto a una pareja de especialistas, Mate Pavic e Ivan Dodig. Los dos primeros han terminado el curso en curva ascendente –presencia en la Copa de Maestros y en la final de Shanghái, respectivamente– y se desenvuelven bien sobre arcilla. Los franceses apostaron por el tapiz rojizo, pensando que podría contar con Gasquet y Monfils, y los precedentes no invitan al optimismo en este sentido: las últimas cinco finales disputadas por Francia en esa superficie (1933, 1982, 1999, 2002 y 2014) se saldaron con derrota.

“Seguro que a nuestros aficionados les hace felices que nos venguemos de la derrota de la final del Mundial de fútbol en Rusia”, bromeó el seleccionador croata, Zeljko Krajan. “Va a ser maravilloso. Solo la oportunidad de tener un momento más, otro fin de semana de gran tenis… Eso lo es todo para mí”, adelanta el sonriente y reflexivo Noah, hombre que vive a ritmo de reggae, lectura y escritura, reconocido el año pasado por la ITF y el Salón de la Fama del tenis por su contribución como jugador y capitán en el desarrollo de la Copa Davis. Dispuesto ahora, firmemente, a cerrar con éxito su último (o penúltimo, quien sabe…) servicio para la causa francesa.

EL PROGRAMA DE LA FINAL

VIERNES 23.
Borna Coric, 6-2, 7-5 y 6-4 a Jérémy Chardy.
Marin Cilic, 6-3, 7-5 y 6-4 a Jo-Wilfred Tsonga.

SÁBADO 24.
Nicolas Mahut y Pierre-Hugues Herbert6-4, 6-4, 3-6, 7-6 a Mate Pavic e Ivan Dodig.

DOMINGO 25.
13.00/a continuación
: los dos individuales restantes.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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