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International Champions Cup jornada 14
Barcelona
Barcelona
Rafinha 6'Malcom 49'
2 4
Finalizado
Roma
Roma
El Shaarawy 34'Florenzi 78'Cristante 82'Perotti 85'

El Barça de siempre

Con Malcom como agitador, el equipo azulgrana somete de inicio a la Roma gracias a su reconocible juego de posesión y presión, pero acaba por perder el encuentro con la rueda de cambios

Jordi Quixano
Rafinha remata para lograr el primer gol azulgrana.
Rafinha remata para lograr el primer gol azulgrana.LARRY W. SMITH (EFE)

Se medía el Barça contra la Roma, equipo que le infligió la peor de las derrotas en los cuartos de la Champions pasada tras endosarle tres goles en el duelo de vuelta cuando en la ida apenas articuló fútbol. Pero con un juego vertical y vertiginoso, superó a un Barcelona desnortado que pagó el batacazo de tal modo que ni siquiera el doblete de la Liga y la Copa sirvió para que muchos aficionados tiraran cohetes, fastidiados por el trío de Champions del Madrid. También era la Roma el club al que el Barça le birló a Malcom después de que los giallorossi anunciaran antes de tiempo su contratación. Pero no había nada firmado y tras la negativa del Chelsea a rebajar sus pretensiones económicas sobre Willian, el área deportiva azulgrana reventó la operación de Malcom con la Roma para presentarlo 24 horas después. En esta madrugada, sin embargo y con el balón rodando, la Roma no pasó de ser una peonza a pies de los azulgrana en el primer acto; un equipo con orgullo y gol en el segundo -cuando el Barça alineó a los jóvenes- para voltear el resultado y llevarse el triunfo.

Hubo una jugada, alcanzada la media hora del partido, que explicó el primer acto. Sacó de portería Olsen y la presión de Aleix Vidal fue tan veloz y fiera que Florenzi, asustado, se metió dentro del área para evitar que se la robara al tiempo que cometía infracción y la pelota debía volver a sacarla el portero. Así fue el acoso avanzado de los azulgrana, que ahogaron el juego desde la raíz del rival a pesar de que asumían muchos riesgos en defensa y Semedo, Lenglet y Marlon debieron batirse al suelo para evitar que los delanteros se midieran con Cillessen. En una de esas, sin embargo, Justin Kluivert –hijo de Patrick, exariete azulgrana- le ganó la espalda a Cucurella y le rompió la cintura a Lenglet con un cambio de ritmo para centrar a El Shaarawy, que la empujó a gol. Fue la única llegada clara de la Roma, un premio excesivo ante el festival de juego del Barça, solo falto de puntería.

Con Sergi Roberto imperial de mediocentro –un grito silencioso de que siempre quiso el balón para jugarlo y no para robarlo- como ya lo hiciera ante el Tottenham, la media del Barça bailó al oponente, con la movilidad y llegada de Rafinha, con el toque y criterio de Arthur. Fútbol de altos quilates que desembocaba en Munir porque probó tres disparos, aunque todos se toparon con el pecho del portero. Lo mismo le sucedió a Malcom tras un eslalon precioso, eléctrico y revoltoso como es. Pero la suerte la cambió Rafinha en otra jugada ejemplar: robó el balón Sergi Roberto y la puso al espacio, donde apareció Malcom y tiró una espuela sin que botara el balón para conectar con Rafinha; uno y dos, pared con Munir, control y remate en semivolea a la red. El caramelo que buscaba y que ya no volvió a encontrar en ese acto porque por más que buscara fisuras en la poblada zaga rival, se notó la falta de ritmo y de finura en el pase, también la carencia de automatismos porque entre jóvenes y nuevos todavía queda mucho por empastar.

Pero como el balón es caprichoso, el Barça se encontró con el gol nada más empezar la segunda parte con una jugada en la que Ballou explicó que tiene tanta potencia como dribling porque sentó a Manolas y le regaló el gol a Malcom, que ya hizo diana en el lanzamiento decisivo de los penaltis ante el Tottenham. Lo celebró con ganas el futbolista, a quien la Roma no le perdona la traición y le borró de la alineación en sus cuentas de las redes sociales. Ya no era un Barça tan fluido en la distribución del balón y en el ritmo del pase, pero jugadores como Riqui Puig –siempre está donde lo requiere la jugada y piensa el siguiente paso antes de recibir la pelota-, Ballou con sus quiebros, Collado con sus conducciones hipnóticas y Abel Ruiz con sus movimientos explicaron que tienen el futuro en sus botas. Insuficiente, en cualquier caso, para contener a la Roma, que metió a varios titulares en los compases finales como Kolarov y Fazio. Así, en una nueva contra, Florenzi apareció por un carril interior y cederle el esférico a Perotti, que embocó a gol. Repitió fortuna el atacante romano, que acertó en el lanzamiento de penalti por un error de Monchu. Un castigo desorbitado para el fútbol azulgrana, pero suficiente, en cualquier caso, para ver que Valverde no quiere perder las esencias, siempre con la presión alta y con la pelota en los pies.

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