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Un prodigioso Messi derriba al Arsenal

El Barcelona vence utilizando el arma de su rival, el contragolpe, y la magia de su tridente

Los datos del partido, en vídeo. A. NIETO / E. Órtiz
Ramon Besa

A veces conviene esperar un tiempo para saborear mejor las victorias y disfrutar de los goles, sobre todo si son de Messi. Al Barça se le negaba el Emirates desde hacía años y el 10 no podía con Cech. No parecía que su suerte fuera a cambiar después de un largo rato de esterilidad del tridente, falto de puntería, y de un buen despliegue del Arsenal. No conviene apostar, sin embargo, contra Messi ni cuando juega en Londres. Leo compareció al fin para dejar dos goles, el uno estupendo por su sangre fría, como si hubiera estudiado la manera de vengarse de Cech, y el segundo de penalti, que también es noticia en el Barça.

Al séptimo partido, Messi venció a Cech y el Barcelona sumó una victoria más a su serie —ya son 33 jornadas sin perder— en un torneo muy exigente como es la Champions. La aparición del 10 y de la tripleta barcelonista fue tan sorprendente como la definió en la previa Luis Enrique: Abracadabra. Alguien debió frotar la lámpara y cayeron dos tantos, un poste de Luis Suárez y alguna ocasión más del desequilibrante Neymar para doblegar a un desconcertado Arsenal. Aunque su juego desgastó a los cañoneros, el Barcelona ganó por la pegada de sus puntas, especialmente del siempre selectivo y decisivo Leo Messi.

El Barcelona se puso a defender el título en Londres con la misma alineación que conquistó Berlín. No han cambiado sus jugadores, ni el entrenador ni tampoco su plan futbolístico y en consecuencia sus aspiraciones dependen tanto de su estado de forma como de la mejora de sus rivales, cada día más reforzados, como es el caso del Arsenal. Wenger ha juntado a una plantilla muy interesante alrededor de dos figuras muy conocidas en la Liga: el exmadridista Özil y el chileno Alexis Sánchez, más conocido por sus apelativos de niño maravilla, tocopillano o incluso jugadorazo que por sus goles en el Barça.

El Barcelona sumó una victoria más: ya son 33 jornadas sin perder

El Arsenal se orienta a partir de Özil y se dispara con Alexis y también Ramsey, Oxlade-Chamberlay y Walcott. Los remates son de Giroud. No es un contrario cualquiera, tampoco para el Barça, obligado a defender mejor que en la Liga. A los azulgrana les convenía juntarse bien en la cancha para evitar el juego entrelíneas de los gunners y evitar la pérdidas de balón, la munición preferida del Arsenal, vertical en sus transiciones, especialmente en el Emirates. Al Barcelona le costó encontrar su sitio, impreciso en un partido que exigía finura, control y el oficio que se supone al campeón de Europa.

Paciencia para hipnotizar

Aceleraba el Arsenal, atento y diligente en la presión, y no sabía ser profundo el Barça. Las llegadas gunners tenían más picante que las de los azulgrana, excesivamente retóricos, obsesionados con las posesiones largas, dispuestos una jornada más a ser pacientes hasta hipnotizar y cansar a un contrario que no cedía, cerrado en una defensa zonal ante Cech. No desequilibraban Messi, Suárez ni Neymar y la hinchada se agrandaba con el tiempo porque si había alguna ocasión en que se adivinaba un remate de gol era en la meta de Ter Stegen.

Apenas había noticias en el área de Cech hasta que compareció Messi y Neymar encaró a Bellerín. A partir de entonces el fútbol se concentró en el balcón del área del Arsenal. Al 10 le tiraron dos veces, y no acertó en ninguna de las consiguientes faltas, mientras que Luis Suárez no precisó dos remates que parecían sencillos desde la grada del Emirates. Los gunners acabaron por sacar la lengua antes de alcanzar el descanso, recluidos en defensa, abortado su último contraataque, una espléndida salida finalmente mal conducida por Oxlade-Chamberlain y muy bien defendida por Mascherano.

No cambió el panorama después del descanso y Cech le sacó un tiro de gol a Neymar. Al Arsenal le costaba contener al Barça, más decidido y en cambio errático en el último pase, en el tiro, en la definición ante el gigante Cech. Al Arsenal, sin embargo, siempre le queda en la recámara la bala Giroud. El ariete no solo descuelga el juego en largo de sus medios y defensas sino que remata muy bien de cabeza, como se advirtió en un paradón, abajo y a una mano, de Ter Stegen. El partido se rompió y la bola se paseó caprichosa por las dos porterías, también por la del Barcelona.

Los azulgrana perdieron la pelota y empezaron las oleadas del Arsenal. Las tornas se cambiaron: atacaban los gunners y contragolpeaban los azulgrana, más afortunados como dominados que como dominadores como se vio en el 0-1, una jugada del equipo más veloz del torneo, imposible de defender para el Arsenal. Piqué rechazó el cuero, Iniesta prolongó la jugada para Neymar después de un escorzo propio de un volante recuperador, el brasileño le dio continuidad, se apoyó más tarde en Suárez, para después cruzar hasta Messi. Y el 10, con la suela de la bota, amortiguó el balón con un control orientado que venció a Cech.

A la velocidad de la luz

Un gol exquisito, gestado a la velocidad de la luz y resuelto a cámara lenta por la manera que paró la bola Messi hasta provocar la caída del meta de dos metros, que se desplomó igual que el año pasado Boateng. Abatido el gigante, el 10 remató a gol: 0-1. El argentino volvió a reaparecer en un robo del cuero, mal defendido por Flamini, que metió la pierna y derribó a Messi. No falló el tiro de penalti: 0-2. Y no cayó el tercero porque el palo devolvió el disparo de Suárez. Vencido con su propia arma del contragolpe, el Arsenal claudicó ante el mando de Piqué, el gobierno de Iniesta y la magia de los delanteros del Barça, especialmente del prodigioso Messi, más Pulga que nunca cuando hizo gatear al gigante Cech ante el asombro del Emirates.

Tan bonito quedó el partido para el Barça que Luis Enrique, acostumbrado a resolver las eliminatorias en la ida, ni siquiera hizo cambios. La foto del campeón sigue valiendo más que nunca para optar de momento a los cuartos de la Champions.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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