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Una medalla de oro forjada en el diván

Carolina Marín ensalza el trabajo psicológico realizado durante el Mundial de bádminton

Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

La gloria tiene solo un nombre, aunque el trabajo sea en conjunto. La tenacidad, la constancia o el talento son características individuales, pero que se desarrollan entre bambalinas. Una labor oscura. Casi desapercibida. Solo conocida porque quienes integran esa pequeña familia. Carolina Marín, reciente bicampeona del mundo de bádminton, conoce este submundo a la perfección. El último oro, que ganó el pasado domingo, no habría sido posible sin Pablo del Río, su psicólogo. "Me vencí a mí misma durante el Mundial. He hecho un gran trabajo mental", ha asegurado este martes en una rueda de prensa en el Consejo Superior de Deportes.

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La jugadora onubense ha confesado que tenía muchas dudas antes de comenzar el campeonato. Se fracturó el pie derecho cuando faltaba un mes para comenzar, lo que le trastocó toda la preparación. Las sensaciones no eran las mejores después de dos meses sin saber lo que era la competición al máximo nivel. En ningún momento se planteó salir a la pista para revalidar el título ganado en Dinamarca el año pasado. "En el primer partido, sobre todo, estaba muy nerviosa. Al final solo fue un bache que me sirvió para continuar hasta la final".

Los malos momentos, en los que su bádminton se resentía, siempre fueron mientras disputaba el segundo parcial de los partidos. No lo achacó a ningún bajo físico. Todo era mental. Para reengancharse, en su cabeza repetía lo que tantas horas había hablado con Del Río. "Al bádminton siempre he sabido jugar, no era algo que se me olvidara. Solo tenía que recordar la estrategia que diseñábamos", ha explicado.

El talento de Marín para este deporte es innegable, pero su actitud no cambió hasta que se adjudicó el Mundial del año pasado. Fue el primer momento en su carrera deportiva en los que escuchó y asimiló de verdad los consejos tanto del psicólogo como de su entrenador, Fernando Rivas. Su técnico, que este martes no acudió a la rueda de prensa, escribió una carta, leída por la onubense, en la que destacó el equipo sólido de trabajo que han construido entre todos.

Un recibimiento entre familiares y amigos

J. G.

Carolina Marín ganó en Indonesia el domingo pasado el Mundial de bádminton por segundo año consecutivo, pero hasta ayer no pudo festejarlo con sus familiares y amigos. La onubense aterrizó en el aeropuerto de Madrid por la mañana y se encontró con varias pancartas dándole la enhorabuena. Un par de horas después, acudió al Consejo Superior de Deportes para compartir la medalla de oro con el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo.

Un título más complicado

La bicampeona afirmó que el oro de este año fue mucho más complicado que el de la edición pasada. La razón principal es que no llegaba convencida de sí misma. "Hemos trabajado mucho y al final nos hemos llevado una alegría", ha subrayado.

Los Juegos de Río son el año que viene y ella parte como una de las grandes bazas españolas para colgarse una medalla. Ni se quita presión, ni le dedica una frase de más. Como dijo, ya llegará el momento para preparar a conciencia la cita olímpica. "No tengo mucho tiempo, pero ahora me toca disfrutar este oro porque me lo merezco", ha concluido.

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