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“No podemos seguir así”

El BATE Borisov acumula 23 remates durante el partido ante un Athetic desboradado

GORKA PÉREZ
Polyakov celebra el primer gol del BATE
Polyakov celebra el primer gol del BATEMAXIM MALINOVSKY (AFP)

Si una de las máximas del fútbol consiste en terminar cada ataque con un remate (sea entre los tres palos o no) para evitar que el rival tenga oportunidad de sorprender, el BATE Borisov se agarró a ella literalmente. No hubo un sólo ataque del equipo bielorruso que no terminará en los guantes de Iraizoz o cerca de su portería.

La estadística final del partido refleja una comparativa devastadora para el Athletic: 22 disparos del BATE (siete a portería, uno al palo y 14 fuera) por 12 de los rojiblancos (dos entre los tres palos). El cambio de actitud de los bielorrusos se advierte en la comparación con sus registros en la derrota ante el Oporto (6-0): sólo dos tiros a puerta y cuatro fuera.

Los bielorrusos remataron en 22 ocasiones: siete a portería, uno al palo y 14 fuera

Ernesto Valverde cambió la mitad de la línea defensiva, dando entrada a Iraola por De Marcos en el lateral derecho, y a San José por Gurpegui en el centro de la defensa. Un cambio que provocó un déficit en la capacidad atlética de la defensa rojiblanca que supo aprovechar el equipo de Yermakovich.

El solitario gol de Aduriz para los rojiblancos llegó en el primer remate a portería del Athletic. Hasta entonces (minuto 44 de la primera mitad) sólo habían disparado en una ocasión. Antes lo hizo Beñat con un remate cruzado que se perdió lejos de la portería de Chernik. Un centro de Ibai que tuvo que despejar el portero bielorruso cuando se colaba en la portería fue otro amago de ocasión.

Ante semejante panorama Valverde introdujo en el campo lo poco de pólvora que guardaba en el banquillo dando entrada a Susaeta y De Marcos. El hasta el momento lateral derecho titular se colocó en esta ocasión por delante de Iturraspe y Beñat para tratar de servir de apoyo a Aduriz, un islote abandonado sin puerto al que se acercase ningún compañero. “No podemos seguir así. Nos han superado en todo y así no se puede jugar. No estamos bien aunque el grupo todavía está vivo”, declaró el jugador tras el partido.

Al otro lado Yermakovich disfrutaba con lo que veía sobre el césped, tanto que decidió no hacer ningún cambio hasta el minuto 78, y más por dar oxígeno que por reubicar a sus jugadores. No cambió el espíritu ofensivo de los bielorrusos, que siguieron multiplicándose ante Iraizoz.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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