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Qatar, el eje París-Barcelona

El emirato combina su estrategia deportiva en el PSG y su patrocinio económico en el Barça

El presidente del PSG, Nasser al-Khelaïfi, junto con el presidente de la Liga francesa, Frédéric Thiriez y su homólogo del Toulouse, Olivier Sadran.
El presidente del PSG, Nasser al-Khelaïfi, junto con el presidente de la Liga francesa, Frédéric Thiriez y su homólogo del Toulouse, Olivier Sadran.LIONEL BONAVENTURE (AFP)

El conflicto de interés cristalizó en el dulzor post-Mundial del verano, cuando el Barça quiso fichar a Marquinhos. A Luis Enrique le interesaba la velocidad de un central muy codiciado, de 20 años, para reforzar su defensa. Incluso lo había señalado como su objetivo prioritario nada más tomar las riendas del equipo. Pero el PSG, propietario del jugador, respondió con un contundente no mediante la intervención del emir catarí Tamim ben Hamad al-Thani, su máximo accionista.

El caso Marquinhos simboliza la curiosa doble presencia del fondo soberano del emirato de Qatar en el club catalán y en el francés, esta noche adversarios. En París, la rama deportiva de una de las fortunas más imponentes del planeta —Qatar Sport Investments, QSI— ejerce de dueña del club desde que en junio de 2011 adquirió el 70% de sus acciones por 40 millones de euros, meses antes de que desembolsara otros 29 para hacerse con el resto.

En la capital francesa, no es un secreto para nadie que Nasser al-Khelaïfi, el presidente del PSG, esté planeando consolidar la estrategia deportiva del club, buscando un sustituto a Leonardo, su último director deportivo —podría ser él mismo según informó L'Équipe—, con el fin de ganar la Champions e instalarse entre los cinco mejores equipos de Europa antes de 2018. “Estamos aquí para muchos años. Este club tiene un gran potencial”, repitió más de una vez el máximo dirigente qatarí, que desde su llegada al club invirtió 380 millones en fichajes.

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No es un secreto tampoco para nadie que al-Khelaïfi esté desarrollando a todo trapo la mercadotecnia del PSG, quintuplicando en tres años, de 15 millones a 80, el volumen de negocio de la empresa en este aspecto. El objetivo es compensar la pérdida de 50 millones anuales impuesta por el fair-play financiero, por el que la FIFA denunció un acuerdo de patrocinio con QTA, representante del Ministerio de Turismo Qatarí, que prometía en 2013 150 millones al año.

En Barcelona, la intervención de los qataris se viste de otro aspecto. El fondo soberano del emir al-Thani, que accedió al trono en junio de 2013, actúa solo de patrocinador, formalizándose con el estatuto público del Barça, un club que pertenece a sus socios. La presencia de los qatarís en Cataluña se resume de momento con un patrocinio —firmado en verano de 2013— por poner publicidad en la camiseta (Qatar Airways), el museo y el estadio, por el que el club azulgrana ingresará 96 millones en tres años.

Sin embargo, los qatarís se plantean la posibilidad de revisar su intervención política y su contribución económica en 2016, cuando está prevista la celebración de las próximas elecciones presidenciales en el Barcelona. No cabe duda de que, hasta esta fecha, Marquinhos se quedará en casa.

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