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Orenga:“No nos falta de nada”

El seleccionador nacional desgrana las claves del mundial que comienza el próximo sábado

Robert Álvarez
Juan Antonio Orenga, seleccionador español de baloncesto.
Juan Antonio Orenga, seleccionador español de baloncesto.gorka lejarcegi

Juan Antonio Orenga (Castellón, 1966) asume la responsabilidad de dirigir a la mejor selección española de todos los tiempos y es la anfitriona de la Copa del Mundo que da inicio el sábado en Granada, Bilbao, Sevilla y Gran Canaria. En su segundo compromiso al frente de la absoluta tras la medalla de bronce en el Europeo de Eslovenia, enfatiza y pormenoriza las dificultades que prevé en el camino, pero huye de los condicionales y subraya el potencial de su equipo y su ambición por repetir la medalla de oro del Mundial de Japón, hace ocho años.

Pregunta. ¿Cuál es su principal preocupación?

Respuesta. Jugamos en casa y lo que me preocupa es buscar la tranquilidad y la estabilidad del equipo para trabajar bien y que el grupo se centre única y exclusivamente en jugar al baloncesto e intentar ganar. Eso es lo principal. Me preocupa también que seamos capaces de controlar el entorno: rivales, jugadores... y que todo eso no suponga ninguna sorpresa. Y que todo el mundo, igual que nosotros, esté tirando en el mismo sentido, que todos ayudemos a que la selección gane.

P. ¿El éxito es llegar a la final, o caso contrario será un fracaso?

R. Nuestro sueño y nuestro objetivo es llegar a esa final y ganarla. Creo que podemos hacerlo, los jugadores creen que podemos hacerlo y es la ilusión de todo el país. Pero ese sueño tiene unos pasos previos en los que a veces un mal día, un despiste o una sola canasta te dejan fuera. Tenemos un recorrido largo y difícil. Tenemos en nuestro grupo a Irán y Egipto, que son muy respetables. Irán es campeón de Asia por méritos propios. Egipto es un equipo duro. Brasil cuenta con cinco o seis jugadores NBA. Francia es el campeón de Europa. Y Serbia, a la que ganamos el año pasado con facilidad sin Teodosic, querrá lavar su imagen. Luego, el camino de los octavos, cuartos y semis pasa por Argentina, Grecia, Croacia, Puerto Rico, que son selecciones que ni mucho menos son fáciles. Con lo cual la concentración, la preparación, la suerte tiene que ser ideal para llegar a ese sueño. Pero no es fácil porque nosotros somos una vez campeones, una vez fuimos cuartos y en el resto de ocasiones nunca llegamos a las semifinales. Mi convencimiento es que lo conseguiremos.

Nuestro sueño es llegar a esa final y ganarla. Creo que podemos hacerlo, y los jugadores creen que podemos

P. ¿Qué es lo que más perjudica a un jugador en la selección?

R. Lo peor son las lesiones porque le parten el ritmo y le obligan a recuperar la forma física. Eso te desespera mucho. No jugar muchas veces no es tan malo. Está el caso de Víctor, que físicamente está muy bien, preparado para jugar. Fue una decisión técnica de Portland y no entró en la rotación, en la que el año anterior sí entraba, a pesar de haber evolucionado como jugador. Ahí entra el conocimiento que tienes del jugador y cómo se ha comportado cuando ha tenido que rendir con la selección. Porque sería quitar de un borrón todo lo que ha hecho antes y dejar de confiar en alguien porque sí. A Víctor le ha servido para madurar, para ser más fuerte mentalmente.

P. Planea la sensación de que se puede producir un fin de ciclo. ¿Puede ser un acicate?

R. Cuando hablamos de este equipo hablamos de la generación del ochenta. Son cuatro jugadores, lo cual quiere decir que hay ocho que no son de esa generación. Y además, el salto en edad es importante, están Marc y Rudy con 28 o 29 y luego bajas a 26, 25, 23. Fin de ciclo no hay. Y además, cuando se habla de que puede ser el último año de los jugadores de esa generación, siempre planteo lo mismo: no debemos retirar al jugador. Debe ser el jugador el que decida. Pero cuando hablamos de jugadores que están compitiendo al máximo nivel, como Calderón que tiene un contrato por tres años más en la NBA; como Pau, que ha firmado por los Bulls; o Felipe que ha rendido todo el año como lo ha hecho, no entiendo por qué no pueden seguir. Este año San Antonio ha demostrado que un equipo veterano a veces es mucho más difícil de defender o parar que un equipo joven, con menos experiencia. Dejemos que ellos quieran seguir viniendo. Este equipo se formó con talento, con compromiso y con ilusión. Cuando falte la ilusión es cuando dejarán de venir.

P. ¿Es excesiva la presión a la que somete a sus jugadores al decir que tiene el mejor equipo?

R. Lo expliqué cuando lo dije: España tiene el mejor equipo del mundo porque nuestra selección es un equipo que permanece en el tiempo con pequeños ajustes. El mejor equipo del mundo sería EE UU, pero es una selección puntual para cada campeonato, de la que desaparecen de repente todos los jugadores y vuelven a aparecer en otro momento. Por eso el mejor equipo es el nuestro.

P. ¿Qué le parece el rosario de bajas de otros equipos?

R. No sé lo que pasa en las casas de los demás. Sí sé lo que pasa en la nuestra y un gran mérito de que esto sea así es del presidente José Luis Sáez. Hace que se produzca esa adhesión. Y también a la planificación y al desarrollo de los jugadores desde que son pequeños hasta que llegan arriba. Angel Palmi, el director deportivo, tiene mucha importancia. Cuando creces viviendo ese espíritu y llegas arriba, lo que piensas es en mantenerlo y transmitirlo. Lo peor que te puede pasar, por experiencia propia, es quedarte fuera aunque sea por voluntad propia. Se produce un vacío.

España tiene el mejor equipo del mundo porque nuestra selección permanece en el tiempo con pequeños ajustes

P. Este año cuenta con una selección netamente superior.

R. El año pasado hubo ausencias importantes por lesiones de jugadores básicos. No podemos olvidar que Pau y Navarro han sido fundamentales en todos los éxitos. Ibaka, cuando vino, tuvo un impacto importante, y Felipe es indiscutible. Cambiar esos jugadores básicos por cuatro de un talento importante también fue un reto que se solucionó bien y que nos permitió entrever que el futuro lo tenemos garantizado, pero desde luego estamos hablando de jugadores que son All Stars en la NBA. Porque un equipo, como una película, tiene que tener indios y vaqueros. No podemos tener una selección con 12 navarros, o paus, o marcs, o rudys... porque entonces no ganaríamos. Debemos tener de todo para poder responder a distintos adversarios y estilos.

P. ¿Las críticas crearon algún tipo de incertidumbre?

R. No, dentro no. Te ayudan a crecer. Pero si el año pasado hablamos de entrar en las medallas y de no entrar en la final por un tiro fallado, muchos no habrían apostado por ello su dinero. Demostramos que el equipo creía y que podía ganar. Un partido que llevábamos encarrilado al descanso se nos fue por dos cuartos brillantes de Francia y una prórroga. Conseguir una medalla, volver a estar en el podio por no sé cuántos años consecutivos, ser el mejor ataque, la mejor defensa, el mejor en asistencias, en recuperaciones, no es un fracaso, es un éxito. El éxito es estar ahí entre los mejores. Y luego, una canasta te puede marcar. El trabajo en el Europeo de Eslovenia fue bueno, sobre todo la respuesta del grupo. Y el liderazgo de Marc y de Rudy fue importantísimo. Este año recuperamos más jugadores de los que hemos tenido en años anteriores y con un año más de experiencia y, además, tras haber dado paso adelante importante en el último Europeo.

P. ¿Hasta qué punto ha subido el nivel de esta selección?

R. Pau y Marc marcan una diferencia importante. Juntos han dominado el juego interior en todos los campeonatos y sobre todo recuperamos un juego de poste alto-poste bajo brutal porque los contrarios ya no tienen que defender a un jugador, tienen que defender a dos y además tienen que liberar el juego exterior para poder ayudar al interior con lo cual nuestros jugadores exteriores van a jugar con mucha más libertad. Y defensivamente, el año pasado Marc, que estuvo brillante, llevó todo el peso de la defensa en las penetraciones. Este año es diferente.

P. ¿Falta algo en el equipo?

R. No nos falta de nada.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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