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Las deudas de los equipos con los jugadores hacen peligrar la liga uruguaya

Algunos futbolistas no cobran desde hace varios meses Los equipos deben cerca de dos millones de dólares

Nacional de Montevideo y Newell's, en la Copa Libertadores.
Nacional de Montevideo y Newell's, en la Copa Libertadores.A. S. (REUTERS)

Mientras se anuncia la transferencia millonaria de Luis Suárez al Barcelona FC y jugadores como Diego Godín o Edinson Cavani regresan a Europa después del Mundial para jugar en equipos de élite, en Uruguay el inicio de la liga está en peligro por las deudas de los clubes. La Mutual Uruguaya de Futbolistas ha publicado la lista de pagos atrasados, hay jugadores que llevan tres o cuatro meses sin cobrar y la suma total de la deuda supera los dos millones de dólares. Si la situación no cambia, los jugadores no saldrán al campo y los equipos que no paguen quedarán fuera del Torneo de Apertura cuyo arranque está previsto a mediados de agosto.

Y nadie tiene muy claro cómo se va a resolverse la situación, hay equipos pequeños, como el Tanque Sisley, que deberán encontrar casi medio millón de dólares para salir adelante.

Tras la euforia del Mundial, que brindó tantas emociones a la afición uruguaya, ha llegado “la vuelta a la realidad del fútbol del domingo”, según la prensa local. Los problemas financieros de los equipos son recurrentes, ya que en muchos aspectos la supervivencia de la liga uruguaya es casi un milagro.

De los 16 equipos de primera división que compiten este año, 14 provienen de la capital, Montevideo, una ciudad de un millón trescientos mil habitantes. Las entradas a los estadios, los derechos de televisión y en algunos casos la venta de jugadores alimentan las arcas de los equipos. A esto se suman los ingresos por partidos o torneos ganados, que en muchos casos son casi inexistentes. Los dos grandes del fútbol uruguayo, Peñarol y Nacional, se llevan la mayoría de los derechos televisivos y presentan las mejores condiciones financieras. En 2013 el presupuesto anual de Nacional fue de 14 millones de dólares, lo que gasta un club europeo en un semana, pero una pequeña fortuna a nivel local.

A fuerza de deudas, Uruguay se ha convertido en un país exportador de jugadores. Dos de los mejores equipos de primera división, Defensor y Danubio, viven de formar futbolistas y venderlos al extranjero. La escuela de Defensor para niños a partir de los 12 años es una de las más prestigiosas del país porque, además de ofrecer alojamiento y comida a los pequeños, los obliga a estudiar. Este año el equipo, semifinalista de la Copa Libertadores, cerró sus cuentas con la venta de Gastón Silva por 2,5 millones de dólares al Torino de Italia. También se desprendió de su joya, Giorgian de Arrascaeta, cedido a un contratista por 3,4 millones de dólares. Arrascaeta está considerado como uno de los futbolistas más prometedores de Uruguay y Defensor lo vio salir con mucho pesar, pero por ahora esas son las condiciones de la supervivencia de la liga uruguaya.

En la Mutual Uruguaya, situada en la calle Rivera de Montevideo, hay preocupación y enfado por los impagos. Varios jugadores esperan en recepción o hacen trámites en secretaría. Abrazado a su termo y a su calabaza llena de mate, el jugador Adrián Romero, del equipo Miramar Misiones, hace gestiones para recuperar varios meses de sueldo atrasado. Tiene 37 años y ha jugado en México, Paraguay y Argentina porque “uno para mejorar tiene que irse”. En algún momento compartió equipo con Luis Suárez, cuando ambos jugaban en Nacional, y aunque no accedió al estrellato como el salteño se considera un afortunado porque ha logrado hacer carrera en una país “en el que todos los niños sueñan con ser futbolista”.

Carlos Pazos, futbolista retirado, explica que la totalidad de los profesionales de Uruguay, cerca de 900 hombres, están cobijados bajo el estatuto de la Mutual. Al precio de una huelga de 49 días en el 2004 consiguieron el actual convenio colectivo que garantiza un mínimo de 27.120 pesos mensuales (unos 1.200 dólares) en primera división y otro mínimo de 13.560 pesos (unos 600 dólares) en segunda división. “Los jugadores no tienen fondo retiro como en España o Italia”, dice Pazos, “ha pasado que algunos colegas que jugaban allí de golpe se enteraban de que tenían acumulados 200.000 euros. Pero en Uruguay esta es una profesión sacrificada” añade el exfutbolista, cuyo hijo de 16 años sigue sus pasos y juega en el Bellavista.

En la Mutual nadie duda que el conflicto se terminará resolviendo, los equipos que no puedan pagar quedarán fuera del campeonato, pero la mayoría recurrirán a los socios, a mecenas, pedirán más préstamos, sacarán dinero de las piedras para que en agosto el fútbol vuelva a Uruguay.

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