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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Jackson y Knicks, extraña fusión

Vale, el hombre ha ganado 11 campeonatos de la NBA, pero todos se lograron con él en el banquillo, no en la directiva

Phil Jackson durante su etapa en los Lakers.
Phil Jackson durante su etapa en los Lakers.PAUL BUCK (EFE)

Es sencillo: Phil Jackson va a volver a casa con los Knicks de Nueva York. Esta es la historia que cuentan la mayoría de los medios, porque Jackson jugó antes en los Knicks. La historia también es simplista en lo que se refiere a las predicciones sobre el impacto de Jackson sobre los Knicks una vez que se incorpore a su directiva. Se da por sentado que Jackson es un Midas del baloncesto, por eso todo lo que toque se convertirá en la clase de oro que hay en los anillos de campeonato.

Nueva York no podría estar más lejos de la casa de Jackson, que es de Montana, el 48º estado más poblado de EE UU. También hay verdades ocultas tras las fáciles suposiciones sobre la futura influencia de Jackson en los Knicks. Esas verdades empiezan por la descripción del trabajo de Jackson. Vale, el hombre ha ganado 11 campeonatos de la NBA (13 si se cuentan los que ganó como jugador), pero esos campeonatos se lograron con él en el banquillo, no en la directiva.

Luego está el tema de la edad. Jackson tiene casi 70 años y, según todas las informaciones, no podría estar menos entusiasmado ante la perspectiva de tener que llevar el riguroso estilo de vida que se exige que lleven la mayoría de los tipos de las directivas. Pero puede que lo más criticable de la historia de la llegada de Jackson a los Knicks sea la forma en que se ha hecho la operación; huele a desesperación y a puro artificio. No parece que sea una solución para que los Knicks alcancen el éxito; parece una fusión empresarial organizada a toda prisa. Se parece a Daimler-Chrysler.

Se da por sentado que Jackson es un Midas del baloncesto, por eso todo lo que toque se convertirá en la clase de oro que hay en los anillos de campeonato

En 1998, Daimler (el propietario de Mercedes) y Chrysler acordaron una fusión que dio lugar a la creación de Daimler-Chrysler, que era, supuestamente, una gran asociación entre dos gloriosas empresas automovilísticas. En realidad, la fusión fue más bien una adquisición de Chrysler por parte de Mercedes. Los problemas de la adquisición afloraron rápidamente. La verdad es que, por aquel entonces, a nadie en EE UU se le ocurría conducir un Chrysler, porque sus coches eran inseguros y no eran fiables, y su dirección era obstinada e ineficaz. Daimler había aceptado una tarea hercúlea.

Phil Jackson es Daimler —la entidad con la reputación impecable— al que se trae para salvar a los Knicks, la versión de la NBA de Chrysler Motors, hacia 1998.

Entonces, ¿qué pasó con Daimler-Chrysler? En 2007, cansada de la asociación y frustrada con la marca Chrysler, Daimler la vendió a una sociedad gestora de fondos. No es imposible imaginar que Phil Jackson saque a flote a los Knicks de Nueva York. Puede que su agudeza baloncestística llegue a la directiva; puede que sepa algo que no sepamos sobre el estado de lo que mucha gente considera que es una de las franquicias que peor funcionan de la NBA. Pero parece más probable que los Knicks y Jackson probarán esta alianza durante un tiempo, y que luego Jackson se marche, de vuelta a Montana, a lo mejor, o puede que vuelva a los brazos de su prometida (que trabaja para los Lakers). Luego los Knicks quebrarán y Fiat los comprará.

Vale, puede que lo último no. Aunque eso es lo que le sucedió a Chrysler; probablemente los Knicks estén a salvo de la ruina financiera. Además, seguramente no van a contratar otra vez a Mike D’Antoni.

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