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Una derrota “con honor”

Las bajas expectativas con las que acudió Inglaterra suavizan su eliminación

Hodgson aplaude tras caer en cuartos ante Italia.
Hodgson aplaude tras caer en cuartos ante Italia.Alex Livesey (Getty Images)

El fútbol es como la Bolsa: no sube o baja en función de lo que ocurre, sino en función de lo que se esperaba que ocurriera. De la misma forma que un valor bursátil cae si la empresa declara menos beneficios de los esperados, aunque siga ganando muchísimo, una derrota por penaltis puede ser recibida casi como un triunfo si lo que temían la hinchada y la crítica es que el equipo hiciera el ridículo. Eso es exactamente lo que ha pasado con Inglaterra en la Eurocopa. Eran tan bajas las expectativas que ser los primeros de su grupo y caer desde los 11 metros ante Italia ha sido recibido con sorprendente optimismo.

Es igual que Inglaterra fuera líder en la liguilla por el absurdo suicidio de Francia ante una Suecia ya eliminada. Poco importa que, salvo durante un cuarto de hora en la primera parte, Italia fuese muy superior. El milagro fue que los ingleses llegaran a los penaltis. “La Inglaterra de Roy Hodgson nos ha devuelto la sonrisa”, escribe Shaun Custis en The Sun, un diario que suele hacer leña del árbol caído. Hace ocho años, Inglaterra cayó en los penaltis contra el anfitrión, Portugal, en un partido dramático y esplendoroso y la prensa se ensañó con Sven-Goran Eriksson y sus jugadores. Ahora todo son parabienes para un equipo que ha demostrado lo mal que está el fútbol inglés. O, mejor dicho, el fútbol jugado por ingleses.

La clave está en las baja expectativas: nadie esperaba nada esta vez. Pero también en la sensación de que se ha tocado suelo, que empieza a atisbarse una nueva generación que puede tomar el relevo de lo que parecía que iba a ser una época dorada con Beckham, Terry, Ferdinand, Lampard, Gerrard y Rooney. Algunos ya retirados, otros cerca del final, solo Rooney y el incombustible Terry parecen en condiciones de llegar al Mundial de Brasil 2014.

“Cada vez que perdemos hacemos las cosas más difíciles para el futuro”, se lamentó ayer Hodgson. “Nada de lo que hagas te puede preparar para ese momento. Nuestros jugadores no consiguieron tirar los penaltis como los habíamos ensayado y Pirlo marcó a lo Panenka. Los penaltis son siempre un partido dentro del partido”, explicó.

La derrota del domingo ha despertado paralelos con la sufrida ante Alemania en las semifinales del Mundial de 1990, el mejor de los ingleses desde el de 1966, ganado. “Aunque nadie puede comparar en serio a esos dos equipos”, escribe Rob Smyth en The Guardian, “comparten, aunque indirectamente, una cierta nobleza y honor en la derrota. Pese a sus muchas limitaciones, la Inglaterra de Hodgson ha mostrado cualidades que pueden sonar a paternalismo, pero que no lo es: disciplina, humildad y esfuerzo”. Eso es un cambio en un conjunto al que en el pasado se ha acusado de indisciplinado, arrogante y desganado.

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