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arte

Arte en papel

Se publican menos catálogos de exposiciones, pero el libro de artista sigue siendo un filón. Hay volúmenes que acompañan a muestras que son concebidos como una obra más

'Sin título', de Raymond Pettibon.
'Sin título', de Raymond Pettibon.

Hubo un tiempo que en el arte se publicaba muchísimo. Incluso de más. Entonces había catálogos para todo y para todos en los museos. Las galerías también tendían el pulso a ese formato que con el tiempo ha ido a menos, quedándose en una ligera hoja de sala con una buena firma. Los centros de arte están haciendo lo que pueden con lo que tienen, y aunque las revistas tuvieron su momento, ahora es difícil cubrir el hueco editorial si no es bajo un formato híbrido que dispare otras posiciones y nuevos enfoques. El ensayo tiene ahí un importante papel bajo algunas editoriales asociadas a plataformas más amplias y editoriales independientes, que son las que más alegrías aportan a la escena. Seguramente por eso el libro de artista sigue siendo el filón en todas sus formas, incluso en la auto­edición. Y los museos lo saben. De ahí que haya volúmenes que acompañan a exposiciones que son proyectos en sí mismos y que el artista concibe como una obra más. Y se agradece. Mejor, poco y bueno. Eso ya lo sabíamos.

El valor del arte. La Balsa de la Medusa. Madrid. 2017

Las revistas tuvieron su momento, pero ahora es difícil cubrir el hueco editorial si no es bajo un formato híbrido con nuevos enfoques

La “maravilla” suena estos días pegada a la artista Anne Imhof, León de Oro en la Bienal de Venecia por su pabellón alemán, y es inevitable pensar en sus performers llenos de contradicciones al entrar en este volumen y ver los muchos interrogantes que plantea sobre el juicio y el valor asociados al arte. La cosa escuece, especialmente, en la crítica de arte. Nadie discute el valor del arte, dice el libro, pero nada se muestra más elusivo que intentar aclarar, explicar y justificar ese valor que unánimemente le concedemos. Esta edición coral, con algunos de los mejores teóricos españoles, orquestada por Francisca Pérez Carreño, tira de teoría estética para analizar las peripecias del gusto, los vaivenes de la moda y las representaciones artísticas que se establecen, sobre todo, en nuestra mente.

Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid. 2017

Otro porqué, el de Guernica, da estructura al libro que acompaña a la exposición Piedad y terror en Picasso, una de las estrellas de la temporada en el Museo Reina Sofía. No es una exposición al uso del pintor y tampoco el catálogo entra en los parámetros convencionales de la edición de museo. Los comisarios, T. J. Clark y Anne M. Wagner, han llevado la idea de documento de época a un índice centrado en textos colindantes a 1937, con testimonios como el Sol podrido (1930), de Georges Bataille, o la dispersa fortuna crítica con varias de las cartas al editor de The Spectator. Otro valor del libro: el extenso análisis que se hace de las mujeres del Guernica, un tema hasta ahora silente de unos personajes de por sí ausentes.

Raymond Pettibon. A Pen of All Work. New Museum y Phaidon. Nueva York. 2017

Ilustración de Raymond Pettibon.
Ilustración de Raymond Pettibon.

Puede parecer que las más de 700 obras desplegadas por las cuatro plantas del New Museum hacen de este el momento Pettibon, aunque en las tres últimas décadas, hasta donde se remonta la exposición, sus dibujos alquímicos han sido decisivos en la vida contracultural americana. Junto a su hermano Greg, componente de los Black Flag, logró juntar la música y la estética en dos palabras: ilustración subversiva, y aunque Pettibon (un apodo de su padre) no formaba parte de la banda, fue la médula espinal del grupo y de esa mirada punk que tanto ha calado después en el arte contemporáneo. Al hilo de la exposición, esta es su mayor monografía hasta la fecha. Los americanos lo llamarían star-studded catalogue. Artista y libro de culto.

Grotesca, chupada, negra, y para colmo estrecha. Escritos sobre Diego Lara. Ediciones La Bahía / This Side Up. Madrid. 2017

Está entre el libro de notas y el diario personal, entre la carta de amor y la cuenta pendiente, llena de afectos grotescos y estrechos. Los escritos sobre Diego Lara que recoge este libro es uno de los mejores volúmenes editados este año y no sólo por el parafraseado título del propio Lara o el delicado diseño editorial de This Side Up Libros. Es un ejercicio de amor en varias direcciones. Por una parte, de José María Lafuente, que redondea con este volumen la incorporación a su Archivo Lafuente de los fondos del artista. Por otro, de Bruno Lara, hijo de Diego y también diseñador, quien rinde homenaje a su padre en tremenda hazaña emocional. Los textos se retroalimentan y se quedan cortos, desde Francisco Calvo Serraller a Ángel González, de Michi Panero a Valentín Roma. La proximidad toma cuerpo con las retahílas de Carmen Martín Gaite. Y en ellas quisiera quedarse uno largo rato.

David Bestué. Historia de la fuerza. Caniche Editorial. Madrid. 2017

Ilustración de 'Historia de la fuerza'.
Ilustración de 'Historia de la fuerza'.

La culpa la tuvo Enric Miralles. A él dedicó David Bestué el primero de sus libros, aunque acabó con otros tres más en la cabeza, complementarios: Formalismo puro, sobre la evolución de la arquitectura española del siglo XX; La línea sin fin, escrito junto a Andrea Valdés, una colección de fanzines sobre el contexto cultural de Cataluña, y finalmente Historia de la fuerza, una mirada a los cambios físicos que la ingeniería ha provocado en España, desde la primera Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid hasta el futuro sintético del primer puente compuesto de resinas y fibra de vidrio en Lérida, por donde pasa diariamente el AVE. Editado por Caniche y diseñado por Setanta, se vuelca en el collage y en ese lado escultórico de la ingeniería que tanto conecta con los intereses del propio Bestué como artista. La fuerza reside ahí.

Un nido para protegerse de la rapiña y las alimañas. La Madriguera Ediciones. León. 2017

Ilustración del libro 'Un nido para protegerse de la rapiña y las alimañas'.
Ilustración del libro 'Un nido para protegerse de la rapiña y las alimañas'.

Miguel Hernández fue el primero en mirar hacia el cielo: “¿Qué pájaro será el que tenga escrúpulos de reposar y hacer nido en el ramaje de las esculturas de Alberto cuando el campo se honre de ellas?”, escribía el poeta. Se refería a Alberto Sánchez, el padre espiritual de la Escuela de Vallecas. Su arte, surgido de la fricción entre lo rural y lo urbano, continúa siendo un manantial de aprendizaje, en especial para Antonio Ballester Moreno, a quien rindió homenaje con la exposición¡Vivan los campos libres de España!, celebrada hace unos meses en La Casa Encendida de Madrid. En este volumen, el artista imagina junto a Rafael Sánchez-Mateos Paniagua un cuento que sirva para aprender de nuevo a construir hogares hasta en los lugares más difíciles.

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