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El Unamuno enamorado visita Europa

Editados unos apuntes de viaje inéditos del escritor. Con 24 años, al bilbaíno la exposición de París le parecía “cargante” y el lema ‘Liberté, Egalité, Fraternité’, “una mamarrachada”

Retrato del escritor y filósofo vasco Miguel de Unamuno con su hijo Ramón, en Salamanca hacia 1915.
Retrato del escritor y filósofo vasco Miguel de Unamuno con su hijo Ramón, en Salamanca hacia 1915.efe

No se dio cuenta, pero lo que Miguel de Unamuno dejó garabateado en alguna libreta con impresiones de un recorrido con su tío Claudio por Europa -entre Vizcaya y Nápoles- se trataba, por su tono y su coherencia, de una primera obra. Entonces, a sus 24 años, era un tierno bilbaíno muy del terruño, pero con dotes y determinación para el camino que le convertiría con tiempo en referente del 98. Quien sí lo ha visto claro ha sido Pollux Hernúñez, doctor de la Universidad de La Sorbona, escritor, traductor, experto teatral. No deja lugar a dudas. Lo que aparecerá a finales de enero como Apuntes de un viaje por Italia, Francia y Suiza, en Oportet Editores, afirma rotundamente, "es su primer libro". Hace algún tiempo, un misterioso donante contacto con Hernúñez tras haber leído un prólogo suyo a Niebla, la novela, o más bien la nivola de Unamuno, y le puso en la mano esta joya de juventud. "Creo haber conseguido lo que este hombre deseaba, es decir acercarlo al lector actual de manera fiel y sencilla, aunque, tal vez, me haya pasado en las notas", comenta el autor de la edición. "Como a cambio me pidió el anonimato, no revelaré su nombre. Por lo que he investigado, el manuscrito debe de haber pasado por varias manos. No se hallaba entre los papeles de Unamuno ya en 1967, cuando la familia estableció un inventario de todos ellos antes de donárselos al Estado. No figura en él".

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A lo largo del texto y en 49 días —no en dos semanas como se creía-, Unamuno va desgranando sus impresiones sobre las ciudades en las que se detiene: de Bilbao, punto de salida y retorno, pero presente en todo el trayecto como un tótem, hasta la costa amalfitana en Italia, con las ruinas de Pompeya y Herculano como referentes.

Un intelectual en pañales, que este libro ayuda a descifrar. "El Unamuno que conocíamos hasta ahora ofrecía ciertas zonas de sombra en sus últimos años bilbaínos", comenta Pollux. "Ilumina muchos aspectos de su biografía y de su manera de ser y pensar en estos años, antes de que se instalara definitivamente en Salamanca hacia 1891. El lector actual, sobre todo si conoce alguna de las ciudades que va visitando, disfrutará al descubrir la perspicacia de un joven que ya era un gran escritor antes de que, muchos años después, se diera a conocer con otras obras".

Jordi Gracia, crítico y catedrático de la Universidad de Barcelona, si bien no ve claro que se pueda calificar el descubrimiento de primer libro, sí coincide con su carácter extraordinario. "Lo es, por su desnudez, por su autenticidad, en muchos casos, una vez leído el libro, asombra la autenticidad del joven que más adelante conoceríamos como Miguel de Unamuno", asegura.

Un regalo de los dioses

Para Emilio Pascual, responsable de Oportet Editores, más que una apuesta potente, este Apuntes de un viaje por Francia, Italia y Suiza es un regalo de los dioses: "Se sabía de la existencia de este diario, pues el mismo Unamuno lo menciona en varias ocasiones, pero se desconocía su paradero desde el momento en que el manuscrito debió desaparecer pronto de entre los papeles del autor", asegura. "Solo aspiramos a haber hecho un cuidadoso trabajo editorial, para que quienes nos lo aportaron no tengan de qué avergonzarse por haber confiado en una firma tan pequeña, aunque muy entusiasta".

Quien ha donado la copia, obviamente, ha esperado a que los derechos de autor de Unamuno pasaran a dominio público, algo que ha comenzado este año. “Cabe sospechar que le ha movido la libertad para publicar el manuscrito sin intervenciones censoras de ningún tipo, algo que es digno de todo elogio. Para cualquier editor, la ausencia de imposiciones y restricciones facilita mucho la tarea de difundir textos más problemáticos o sencillamente desconocidos”, cree Pascual.

Ya poco después del comienzo del viaje, vierte preguntas marca de la casa, aunque con conclusiones opuestas: "Después de todo, ¿qué es una nación? Un conjunto de gentes que hablando como piensan se entienden. Esto es la patria". Por no hablar de su inconformismo. "Y un radicalismo un tanto visceral. Ideológicamente no sé en qué momento se hallaba", asegura Hernúñez. "Lo que es algo objetivo es que por aquella época salió de Bilbao preocupado porque a sus 25 años no lograba aprobar una oposición y deseaba casarse cuanto antes. Durante todo el viaje el recuerdo de su novia, Concepción Lizárraga, que será su esposa, es constante".

Italia y Suiza pasan el examen de sus gustos… Pero Francia y más concretamente París, le repatean. "En la capital se detuvo once días, durante los cuales tuvo tiempo de odiar la ciudad y la Exposición Universal". Allí se desfoga desconcertantemente, como una especie de carca contrarrevolucionario: "La mamarrachada de Liberté, Egalité, Fraternité…", llega a decir. "La revolución me huele a algo canallesco, a mucho ruido y pocas nueces", suelta. "Esta Babilonia -por la Expo- me da patadas en la barriga, es la cosa más cargante…". Por no hablar de la Torre Eiffel: "Produce opresión, pequeñez". Le entran constantemente ganas de marcharse a su Bilbao: "El amontonamiento de la gente es cosa triste".

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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