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De Palma por De Palma

Un documental repasa la carrera llena de altibajos del director de 'Carrie', 'Los intocables de Eliot Ness' o 'El precio del poder' y heredero de Hitchcock

Gregorio Belinchón
De Palma, con Al Pacino, en el rodaje de 'El precio del poder'.
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La voz de Brian De Palma (Newark, 1940) se escucha inconfundible: "La primera vez que vi Vértigo fue en 1958, en el Radio City Music Hall. Nunca lo olvidaré". Tras las imágenes de la obra maestra de Alfred Hitchcock, aparece ante la cámara su heredero, el hombre que intentó seguir la senda del maestro británico en su exploración visual. "La gente habla de cómo marcó la historia del cine, pero solo yo trabajé en ese camino". Así arranca el documental De Palma, de Noah Baumbach y Jake Paltrow, que durante dos horas recorre, a través de sus propios recuerdos, la carrera de este tempestuoso cineasta, autor de una filmografía tan irregular como fascinante, en constante lucha por hacer de cada plano algo distinto e interesante. El filme se proyecta en el festival de Sitges para placer de los cinéfilos.

La grabación de la entrevista la realizaron en 2010 Baumbach y Paltrow en la casa de este último, almacenando durante una semana 30 horas de declaraciones. Para dar continuidad a la imagen, De Palma llevó la misma camiseta esos siete días. El documental nació sin muchas pretensiones: Baumbach se había comprado una cámara digital, quería probarla y le pidió a De Palma que le repitiera todas esas historias que ya les había contado durante años a los dos directores. De ahí que De Palma aparezca jovial, sarcástico, sincero. Habla de su familia con brutalidad, hijo de un famoso cirujano ortopédico que jamás les hizo caso ni a sus tres hijos ni a su esposa. Fanático de las ciencias, quedó segundo en un concurso científico nacional para estudiante -"Sí, era un empollón"-, el joven De Palma se engancha tarde al cine. Le fascinan los autores europeos como Godard o Polanski, pero quien le marca es Hitchcock. Estudia en el Sarah Lawrence Collegue, y en las películas que empieza a dirigir como parte de sus estudios acaba incluyendo a un actor asombroso para su edad: Robert de Niro, que para él trabaja en Saludos (1968), The Wedding Party (1969) y Hola, mamá (1970). Es un cine con influencias de Godard y políticamente muy radical para la época. En ese aspecto De Palma no ha cambiado: ante la cámara realiza varios discursos antibelicistas contra la injerencia estadounidense militar en otros países.

De Palma forma parte del Nuevo Hollywood y habla con cariño de las relaciones durante aquellos años con George Lucas, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Paul Schrader o Steven Spielberg ("El primero que tuvo teléfono en su coche", dice, y efectivamente aparece una grabación llamándole desde su vehículo en los setenta por un aparato de telefonía antediluviano). "Nos llamaban los jóvenes de la Warner Brothers", rememora. Se apoyaban entre ellos, se pasaban los guiones entre sí. Por ejemplo, las pruebas para el reparto de La guerra de las galaxias y de Carrie se realizaron a la vez y en el documental se ve a los actores de los dos filmes declamando diálogos de ambos largos. A Carrie De Palma llega tras Hermanas, El fantasma del paraíso y Fascinación ("Un trabajo que sigue la senda de Vértigo") e iniciar una provechosa relación con el compositor Bernard Herrmann. El cineasta no se corta cuando enumera sus errores cinematográficos y vitales, o para hablar mal de otros, como Cliff Robertson, que se maquillaba con un moreno tan subido de tono que un día el director de fotografía Vilmos Zsigmond le agarró, le pegó a una pared de madera de caoba y le gritó: "¡Llevas el mismo color! ¿Cómo voy a iluminarte?"). Tuvieron que añadir papel pintado a las paredes.

Con Carrie, De Palma traiciona el libro de Stephen King (el cineasta se ríe de quienes posteriormente sí han hecho versiones más fieles pero menos creíbles), aunque logra un éxito económico monumental. El director se regodea en sus aciertos, como el famoso plano en ocho de la fiesta para que el público vea el cubo de sangre que le espera a Carrie. Aunque también confiesa que Sissy Spacek no era su opción como protagonista, y que la actriz rechazó un anuncio para quedarse a hacer el casting: "Su prueba nos conmocionó".

De Palma explica -según su punto de vista- por qué algunas de sus películas triunfaron y otras no. Sin embargo, la opción más obvia ni se la plantea: cada vez que se ha salido del thriller su trabajo derrapa. Vestida para matar e Impacto ("Donde decidí incluir en medio un videoclip musical") cimentan su carrera; La furia y Una familia de locos van en su contra. Habla de su uso de la pantalla partida ("Descubrí demasiado tarde que no vale para la acción, es un recurso muy intelectual"), de su mala relación con la críticas, de su labor en el plató ("Ser director es ser observador, y tienes que estar atento para eliminar todo lo que interfiere en el rodaje"). Le fascina El precio del poder, pero reconoce que la taquilla no fue la esperada, y cuenta cómo ha influido el filme en la imaginería del hip-hop. Harto de las críticas, cambia de tercio y dirige el famoso video musical Dancing in the dark para Bruce Springsteen. Para Doble cuerpo intenta contar con una actriz porno como protagonista, al final será Melanie Griffith quien se atreva con el papel.

"Viví una de las mejores experiencias cinematográficas que he tenido". Con esa rotundidad habla de Los intocables de Eliot Ness, un thriller repleto de anécdotas, en el que casi ya empezado el rodaje De Niro se apuntó para encarnar a Al Capone (y despidieron a Bob Hoskins, "porque aquello parecía una obra inglesa de teatro de altos vuelos"). En la montaña rusa de su fimografía llega la brutal Corazones de hierro, una obra maestra que en su momento fue tachada de demasiado fuerte, y en cuyo rodaje Sean Penn se cebó con Michael J. Fox, igual que en pantalla hacían sus personajes. Fracasa con La hoguera de las vanidades (que a De Palma a pesar de todo le sigue gustando), y tras En nombre de Caín ("A John Lighgow siempre le he dado personajes de malvado") encadenada Atrapado por su pasado y Misión: Imposible, con la que habla bien de Tom Cruise. ¿El resto? De Palma mismo lo acaba confesando: "Un director realiza sus mejores películas en sus treinta, cuarenta, cincuenta. Mira Hitchcock. Por mucho que hablen de Los pájaros, ni está a altura de Psicosis o Vértigo". Expulsado de Hollywood, De Palma sigue aún hoy dirigiendo lo que puede cuando le dejan.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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