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Feria de la Vendimia de Nimes

Nobles y encastados toros de Núñez del Cuvillo para el toreo de arte

Destacaron la disposición de Luis D. Adame en su alternativa y la personalidad de Talavante

Antonio Lorca

Buena corrida la lidiada por la ganadería de Núñez del Cuvillo en la feria de Nimes. Toros serios y bien presentados todos ellos, y cuatro muy destacados por su casta, codicia, movilidad y nobleza. Toros para el toreo de arte, que tanto gusta hoy.

Tomó la alternativa el joven mexicano Luis David Adame, que demostró capacidad, disposición y valentía. Ejerció de padrino Talavante, que fue, una tarde más, un torero diferente, imaginativo e innovador, y de testigo, López Simón, que tuvo la ‘mala suerte’ de que le tocaran los dos mejores toros de la tarde, de embestida incansable, largo recorrido, fijeza y humillación, y quedó en preocupante evidencia porque dio muchos pases, pero no toreó.

En fin, que no siempre es una bicoca un animal que persiga con empeño obsesivo la muleta, y exija un torero con las zapatillas muy bien plantadas, con capacidad para parar, mandar y, sobre todo, templar. Y López Simón no lo hizo.

En otras palabras, muchos toros artistas y pocos toreros inspirados.

Cuvillo/Talavante, López Simón, Adame

Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados, mansurrones, a excepción del tercero y quinto, que cumplieron; encastados, con clase y nobleza los corridos en primero, segundo, tercero y quinto lugares; broncos el cuarto y el sexto.

Alejandro Talavante: estocada (dos orejas); dos pinchazos y estocada (silencio).

López Simón: estocada (oreja); estocada trasera _aviso_ _2º aviso_ y dos descabellos (ovación).

Luis Dávid Adame, que tomó la alternativa: estocada en la suerte de recibir (oreja); estocada (oreja).

Plaza de toros de Nimes. Feria de la Vendimia. 18 de septiembre. Casi tres cuartos de entrada.

No debe ser fácil, por otra parte, estar, no ya por encima, sino a la altura del lote extraordinario que le tocó al diestro madrileño. El primero cumplió con creces en el caballo, lo banderillearon sin brillo, y llegó a la muleta con la dificultad propia de los toros encastados. Inició la faena de rodillas y se lució el torero en una tanda de derechazos estimables; pero ahí acabó su labor. A partir de entonces, el que sobresalió fue el toro, tan codicioso en su recorrido que desbordó a su oponente.

De una movilidad sorprendente, extremadamente codicioso y noble fue el quinto, al que López Simón acompañó en nada menos que nueve tandas con la muleta (solo una de ellas por el lado izquierdo), y aún tuvo redaños el animal para embestir cuando le mostróel engaño para descabellarlo. Unos cien pases daría el torero, olvidables todos, pero el recuerdo que queda es la clase del toro ‘Farfonillo’, grande, excelsa y exquisita.

Junto a los toros, la personalidad de Talavante, sugerente, inspirado y creativo ante el nobilísimo segundo que le perdonó la cornada al caer en su cara cuando lo pasaba de rodillas con la muleta. Después, dos tandas de hermosos, suaves y largos naturales; y cuando el animal comenzó a apagarse, destacaron los adornos, los cambios de manos y su capacidad improvisadora en la cara del animal. Bronco y áspero era el cuarto, y Talavante no se jugó el físico. Lo pasó despegado y sin apreturas y le robó algún natural meritorio.

Dos orejas cortó el toricantano Adame, que sorprendió por su suficiencia, corazón torero y fortaleza, pero no fue la tarde de su alternativa lo exitosa que él esperaba.

Tardó un mundo en cogerle el aire a su primero, manso y repetidor. Le molestó en exceso el viento, derrochó firmeza, pero sus muchos pases no dijeron nada hasta que decidió citar de lejos, embeber al toro en el engaño y tirar de la embestida en una tanda de derechazos cuajados de torería. Complicado fue el sexto, y el nuevo matador volvió a explicar lo que es un torero valiente.

Se lució, eso sí, con el capote en ambos toros. Por chicuelinas en su primero, y se atrevió a replicar a Talavante por faroles; y en el sexto dibujó con garbo zapopinas, y en una de ellas sufrió una tremenda voltereta sin más consecuencias que un golpe de aúpa. Su familia entera estaba en la plaza y para ella fueron los brindis: el primero, a sus dos hermanos toreros, y el segundo, para sus padres y sus dos hermanas.

Nuevo triunfo de Juan Bautista

El torero francés Juan Bautista volvió a ofrecer en Nimes una gran mañana de toros, y cortó tres orejas y un rabo, que le permitió salir nuevamente a hombros por la Puerta de los Cónsules, en un festejo en el que Thomas Joubert, que fue cogido por el toro de confirmación, cortó dos orejas al sexto, según informa Efe.

Con casi tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Victoriano del Río, primero y sexto con el hierro de Toros de Cortés, bien presentados y de variado comportamiento. El mejor, el quinto, de nombre ‘Soleares’, número 111, de 514 kilos y nacido en noviembre de 2012, premiado con la vuelta al ruedo.

Juan Bautista, palmas en el que lidió por Thomas Joubert, oreja, y dos orejas y rabo tras dos avisos.

José María Manzanares, oreja y ovación.

Thomas Joubert, cogido en su primero, fue premiado con dos orejas tras dos avisos en el sexto.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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