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Feliz y accidentada reaparición de Esplá en la plaza francesa de Arlés

El torero sufrió una voltereta sin consecuencias, y Bautista cortó cuatro orejas y un rabo

El diestro Juan Bautista, que consiguió cuatro orejas y un rabo, fue el gran triunfador de la corrida goyesca celebrada en Arlés (Francia), una tarde especial por la reaparición ocasional de Luis Francisco Esplá, que cortó dos orejas después de sufrir también un tremenda y aparatosa voltereta.

Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Zalduendo, aparentes y sin exageraciones de ningún tipo, nobles y dóciles en distintos grados. Destacó el tercero, de nombre ‘Opulento’, número 178, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Luis Francisco Esplá, oreja y oreja.

José Antonio Morante de la Puebla, bronca y oreja.

Juan Bautista, dos orejas y rabo, y dos orejas.

El veterano diestro Luis Francisco Esplá, que reaparecía ocasionalmente en la corrida goyesca celebrada en la ciudad francesa de Arles, demostró que por muchos años que hayan pasado desde su adiós a los ruedos, su reloj taurino se paró en el otoño del 2009.

Pero, además, la tarde tuvo también un componente artístico, uno dramático, y, más importante, triunfal. El coliseo arlesino estaba decorado por pinturas del propio maestro alicantino, que, lejos de los toros, se adentró en el mundo pictórico.

Luego, y después de haber cortado una oreja en el toro de su reaparición, por una faena de mucho oficio y buena técnica, Esplá llevó la pasión y la congoja al tendido en el cuarto. Después de brillar con un personalísimo quite por navarras con el percal, la faena al cuarto fue simplemente genial. La raza, el buen hacer y ese toreo de otra época se aunaron para dar forma a una obra importante, ensombrecida por la tremenda voltereta que sufrió en los últimos compases.

El toro de Zalduendo lo zarandeó hasta en dos ocasiones, hizo presa también en suelo, pero, milagrosamente, el percance no pasó de un aparatoso corte en la cabeza. Cortó otra oreja más.

La tarde contó también con otro protagonista de excepción, el local Juan Bautista, que cuajó a su extraordinario primero en una faena templada, desmayada, muy bien compactada y siempre a más.

Importante labor de Bautista entre el delirio de sus paisanos, tanto que, tras una gran estocada, le premiaron con los máximos trofeos de un ‘zalduendo’ al que se le dio la vuelta al ruedo. Y otras dos orejas cortó Bautista del sexto tras otra magnífica faena.

Y Morante, tras inhibirse por completo con su primero, al que despenó entre una sonora bronca, cortaría una oreja del quinto por una faena pellizcada con fases de su personal, aromático y añejo toreo.

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