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Canito se despide por la puerta grande

Los restos mortales del fotógrafo taurino serán incinerados tras salir el féretro por la puerta grande de la plaza de Valencia

Capilla ardiente del fotógrafo Canito en la plaza de toros de Valencia.
Capilla ardiente del fotógrafo Canito en la plaza de toros de Valencia.MANUEL BRUQUE (EFE)

La plaza de toros de Valencia será testigo esta mañana de jueves un homenaje al fotógrafo taurino Francisco Cano Canito, —fallecido la madrugada del miércoles a los 103 años—, en el que los restos mortales del artista darán la última vuelta al ruedo. De esta forma, se le rendirá tributo en el coso de la calle Xàtiva, en la que ha sido su casa y donde ha inmortalizado una parte de los dos millones de escenas que forman su archivo.

El diputado de la plaza de toros de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, lamentó, a través de un comunicado, la pérdida de "una institución de la fotografía y del mundo de los toros". Destacó además que "la mejor forma de despedirle es la misma plaza de toros, donde ha trabajado tantas horas, inmortalizando a tanta gente importante del mundo entero".

La plaza acogió ayer la capilla ardiente del fotógrafo. El velatorio estuvo abierto hasta las 21.00 y hoy lo estará de 9.30 a 12.15. A continuación, el reportero gráfico nacido en Alicante, en 1912, dará la última vuelta al ruedo del coso de la calle Xàtiva. Posteriormente, se oficiará una misa funeral en la parroquia de Sant Vicent antes de que sus restos mortales sean incinerados.

Tras varias décadas retratando con su mirada avispada y su inseparable cámara las faenas de otros sobre la arena en cientos de plazas de toros, el decano de los fotógrafos taurinos se despide como un maestro: con una vuelta al ruedo y a hombros por la puerta grande. Ese era su deseo, confesado a amigos del mundo taurino y a familiares, que será una realidad este mediodía.

Gorra blanca

La gorra blanca con su nombre escrito en negro con rotulador, símbolo de Canito, y una de las últimas cámaras que utilizó hasta hace apenas dos meses, cuando sufrió una neumonía, descansan sobre un sencillo féretro presidido por una instantánea del fotógrafo apoyado sobre la barrera en una plaza de toros.

Con cuentagotas acudieron aficionados, amigos y peñistas a dar el último adiós a un personaje cuya profesionalidad, generosidad y bondad, como comentaban en los corrillos, marcó una vida centenaria, en la que antes de fotógrafo fue boxeador, ciclista, nadador y novillero.

"Él fue torero y hace años que nos comentó que quería salir por la puerta grande, pero han sido sus amigos taurinos los que me han recordado ese último deseo", recordó Isabel Cano, hija del segundo matrimonio de Canito, que no paraba de contar anécdotas de su padre. Asegura su yerno, Francisco José Michó, marido de Isabel, que Cano "nunca fue consciente de que era mayor y que tenía que llegar el final; tenía ilusión de vivir y se creía más joven que los años que realmente tenía". Con 90 años se compró un coche Mercedes "con la ilusión de poder disfrutarlo durante años".

La muerte de su esposa, hace unos meses, fue "un golpe, la lloró mucho y dio un bajón importante", pero aun así compartía la vida con las dos hijas de este matrimonio, Isabel y Amparo, y estaba especialmente orgulloso de sus nietos. A uno de ellos, que practica kárate, siempre le aconsejaba, como boxeador que fue, "atacar primero, sorprender".

Isabel asegura que Cano ha estado "mimado" en sus últimos días, y sus palabras recuerdan el cariño, respeto y admiración que despertó toda su vida a quien ella define como "buen padre y buen abuelo, además de buen profesional". Añade Isabel que más que con anécdotas taurinas, su familia —que se completa con los tres hijos de su primer matrimonio—, se queda con "el montón" de amigos que hizo Cano a lo largo de su vida tanto en España como en el extranjero, toreros, periodistas, médicos y aficionados. "Era una persona generosa y lo quería todo el mundo".

Ser el único fotógrafo que captó la muerte de Manolete en la plaza de Linares en 1947 fue el mayor éxito de su carrera, pero al mismo tiempo, según su hija, lo sintió "como una pérdida familiar" porque él "veneraba y tenía mucho aprecio" al torero cordobés.

Cano será recordado con una cámara colgada al cuello hasta "para ir a la horchatería de la esquina" y por un archivo fotográfico en el que, además de toreros, no faltaron personajes como Ava Gadner, Sofía Loren, Concha Piquer, Grace Kelly, Ortega y Gasset, Charlton Heston o Ernest Hemingway.

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