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Feria de Burgos

Soberbia tarde de Fortes, que salió a hombros junto a Joselito Adame

El diestro malagueño cortó tres orejas a una buena corrida del Conde de Mayalde

Fernando Robleño: pinchazo y estocada (silencio); y tres pinchazos y dos descabellos (silencio tras aviso).
Joselito Adame, que sustituía a Manuel Escribano: estocada (oreja); y gran estocada (oreja).
Fortes: estocada (dos orejas); y estocada (oreja).

El diestro malagueño Fortes cuajó ayer una tarde de alto nivel en Burgos, donde cortó tres orejas y salió a hombros junto al mexicano Joselito Adame, que logró un apéndice de cada astado de su lote. Con media entrada, se lidiaron toros del Conde de Mayalde, bien presentados y de buen juego en general, a excepción del rajado y remiso primero, que fue pitado en el arrastre.

La tercera de la feria de Burgos, que comenzó excepcionalmente a las nueve de la noche para no coincidir con el partido de fútbol de la selección española, dejó en el ambiente un aire reivindicativo, sobre todo por parte de dos toreros que necesitaban de un aldabonazo.

Fueron los casos de Joselito Adame, que entró en el cartel por la vía de la sustitución en lugar de Manuel Escribano, convaleciente de la gravísima cornada del sábado en Alicante, y que hoy demostró en Burgos que debe seguir contando para las ferias; y, sobre todo, Fortes, que maravilló a los tendidos con una soberbia actuación, especialmente en el tercero de corrida, al que desorejó.

Fue este un toro bueno y boyante, con el que el malagueño hizo las delicias del respetable con un extraordinario toreo de capote y con una faena de muleta rotunda de principio a fin, y salpicada de momentos de notable improvisación.

El primero fue el inicio por bernadinas, suerte que suele utilizarse como epílogo antes de montar la espada, y también en los rodillazos que alternó entre tandas. El toreo fundamental fue también de alto nivel, sobre todo sobre la mano diestra, con la que toreó con cadencia, gusto y mucha naturalidad. Hubo también un final de cercanías que dio paso a una gran estocada, lo que le granjeó el doble trofeo.

El sexto fue otro toro noble y manejable que, sin embargo, fue apagándose poco a poco. Fortes volvió a rayar a gran altura, sobre todo en un emocionante y escalofriante arrimón, lo que, tras otra buena estocada, le valió para pasear otro apéndice.

Adame llevó a cabo dos faenas de muy similar corte. Anduvo variado y animoso con el percal, y, muleta en mano, se mostró reposado en sendos trasteos limpios y bien conjuntados, que tuvieron la oportuna rúbrica con los aceros, lo que le permitió pasear una oreja al término de cada uno de sus toros.

Robleño, que no pudo hacer nada con el rajado y remiso primero, se mostró muy tesonero y entregado con el cuarto, al que pudo haber cortado una oreja de no haber fallado a espadas.

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