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‘Juego de tronos’: el invierno ha llegado

Varios redactores de EL PAÍS analizan la sexta temporada de la serie

Cada temporada de Juego de tronos se pasa volando, y la sexta no ha sido menos. La serie se ha despedido con un capítulo que Canal + Series ha emitido de forma simultánea a Estados Unidos en la madrugada del domingo al lunes y que repetirá el lunes a las 22.30. La temporada ha tenido grandes momentos y otros no tan grandes y había preparado su despedida con una batalla con cifras que dan vértigo. Ahora toca hacer balance y comentar lo ocurrido en estos últimos diez capítulos. Por supuesto, esta entrada contiene spoilers de toda la temporada.

Además: Resumen del capítulo 6x10

A la espera de la gran ¿y definitiva? partida. Por Manuel Morales

Cuesta hacer un resumen sosegado de la sexta temporada tras los dos últimos y extraordinarios capítulos. Sin embargo, toca balance, y no todo ha sido trepidante y pleno de emoción. Los momentos más importantes de estas 10 entregas han sido la resurrección de Jon Snow y la agónica batalla de los bastardos. También, ha habido capítulos con tramas que se han hecho pesadas. Pero al final, los guionistas han logrado situar en el tablero a los principales protagonistas gracias a movimientos extraordinarios, a la espera de lanzarse a la conquista de los siete reinos en la próxima temporada, en la que se prevé la gran partida.

A este espectador le gustaría destacar el brillantísimo uso del teatro para recordar la lucha entre los Stark y los Lannister, como si fuese una compañía de la época de Shakespeare. Y que el personaje que más ha evolucionado es Sansa, que ha pasado de ser un pichón asustado a una avispada estratega, decisiva en la victoria ante Ramsay Bolton. Celebremos, asimismo, la vuelta de Arya Stark, con su espada y vengativa, tras horas viéndola en un lento proceso de iniciación que quizás haya sido de lo más fallido.

Como en anteriores finales de temporada, la última secuencia es para barcos que surcan los mares, en este caso, la flota de Daenerys, escoltada por los dragones. Sigue costando ver a la Khaleesi como gran heroína, a pesar de su cruzada por liberar esclavos, porque sus dragones hacen fosfatina a todo el que se opone, y eso no ayuda a su buena fama. Con ella va Tyrion, uno de los personajes con más seguidores, pero que ha llegado a resultar aburrido en sus alambicados diálogos con Varys, que a veces recordaban a los Hernández y Fernández de Tintin: "Y aún diría más".

El que siempre es heroico por cómo resuelve los dilemas a los que se enfrenta es Jon Snow, aclamado como rey de Invernalia con su hermanastra Sansa a su vera. ¿Quién no apuesta a que tarde o temprano habrá una tensión sexual entre ambos imposible de satisfacer? Y como a rey muerto, rey puesto, Cersei no ha tardado en ceñirse la corona y sentarse en el Trono de Hierro que ocupó su desgraciado hijo. Asesinados varios odiosos, no hay nada como reencontrarse con Cersei, un mal bicho desde el capítulo 1 hasta que la muerte la alcance. Si es que ello ocurre.

El final del verano llegó. Por Eneko Ruiz Jiménez

El invierno ya ha llegado. El final se acerca. Los héroes han dejado de perder. Entre grandes batallas, explosiones, nuevas alianzas y la cantidad de muerte a las que nos tiene acostumbrados, Juego de tronos comienza a cantar su despedida. Se vuelven a escuchar los acordes de Las lluvias de Castamere. Misterios que George R.R. Martin abrió hace décadas se cierran y tanto lectores como espectadores paladeamos ya la gran guerra que se aproxima. Ya no es momento de sentarse y charlar. Todas las piezas del tablero están colocadas y listas para chocar.

Esa es la sensación de grandeza que deja este fin de ciclo. HBO está a punto de cerrar su gran épica fantástica y ya nada está fuera de límites. Juego de tronos ha hecho cosas que nadie había hecho nunca en televisión, y, al mismo tiempo, como cualquier buena serie, es en su ser un drama de personajes. Vibras cuando la batalla llega a su imposible clímax pero también cuando un simple desconocido grita aquello de “King of the north!” o cuando una nueva reina se sienta ante el ya icónico Trono de Hierro. Sin esos personajes a los que hemos acompañado durante años (y, en particular, esas mujeres), nada tiene sentido. No hay emoción ni empatía.

El invierno está aquí. Dan Weiss y David Benioff saben de sobra que el final no gustará a todos, pero tienen un objetivo muy claro: van a poner toda la carne en el asador. Ese final sentará en gran medida cómo las siguientes generaciones percibirán la serie, es verdad. Lo importante, sin embargo, es el viaje. Y el viaje ya es uno para recordar. HBO tiene en frente dos retos: cerrar este capítulo en su historia y abrir una nueva página de su libro. Para el canal de cable, el verdadero invierno llegará tras el final de Juego de tronos. Esto es un antes y después en la historia de la televisión.

Empieza la cuenta atrás. Por Berta Ferrero

Llegó el invierno. Quizá con el capítulo final más épico de todas las temporadas de la serie. Quizá con el mejor cierre. Quizá recordaremos en un futuro la sexta temporada como la mejor de todas. Desde luego, los declarados fans incondicionales de esta maravilla de HBO hemos disfrutado como Tyrions en estas 10 entregas que han pasado volando cual dragones lanzando sorpresas bomba que quedarán grabadas en nuestras retinas para la posteridad. La muerte de Hodor y la razón de su propia existencia. El final de la guardia de Jon Nieve tras volver a respirar. La transformación radical de Sansa. La sed de venganza de Arya y su reivindicación como Stark. Las visiones de Bran. La caída y el ascenso de Cersei. El festín de los perros de Ramsay Bolton tras una batalla que quedará en el olimpo de los recuerdos. Innumerables ingredientes en perfecta sintonía con alguno que otro sobrante, reconozcámoslo, en una temporada cuasi redonda que se ha cerrado con un objetivo claro: encaminar al espectador hacia la partida final.

Al ritmo de las notas de piano del compositor Bravo Ramin Djawadi, sin prisa pero sin pausa, hemos sido testigos de un capítulo con unos primeros 20 minutos para enmarcar. De esa forma, Cersei le ha dado la vuelta a su destino y ha aceptado la muerte de su último hijo con una frialdad pasmosa para sentarse en el Trono de Hierro. Con Margaery fuera de su camino, la única hija de Tywin se ha reído hasta de su padre para ponerse la corona contra todo pronóstico. Agárrense que vienen curvas. En otro lugar de Poniente, el Norte ya tiene otro Rey, uno que efectivamente tiene sangre Stark, pero también Targaryen. No es ninguna sorpresa, pero sí una bendición. Por fin todo empieza a cuadrar: canción de hielo y fuego. Aunque la mirada de Meñique provoque que nos echemos a temblar.

Pero lo que realmente provoca miedo es la (in)sensibilidad de Daenerys hacia el amor. Junto a Tyrion y una flota escoltada por sus dragones, la flamante tía de Jon se dirige hacia lo que realmente le importa: reinar. Veremos si con ayuda de su sobrino. Veremos si al final todo se resume en una guerra entre los Lannister y los Stark. Queda un largo año. Que empiece la cuenta atrás.

'Juego de tronos', como la venganza, se cocina a fuego lento. Por Natalia Marcos

Es fácil que, durante una temporada de Juego de tronos, el espectador tenga la tentación de abandonar en varias ocasiones. "Aquí no pasa nada". "Solo son personajes yendo de un lado a otro y esperando quién es el siguiente en caer". No falta razón en esos momentos. Hay capítulos enteros en los que la trama no avanza y personajes cuyas historias no parecen ir a ninguna parte. En la sexta temporada, Tyrion ha sido la principal víctima de esa desesperación. Incluso la trama de Desembarco del Rey y la de Arya han jugado con la paciencia de los espectadores.

Pero esto es Juego de tronos y se sabe que la espera merece la pena. Así ha sido. La sexta temporada ha tenido grandísimos momentos (imposible olvidar a Hodor, la esperadísima resurrección de Jon Nieve o a la Khaleesi saliendo del fuego) y otros desesperantes. Pero también ha tenido bajones y tramas insustanciales.

Sin embargo, en los dos últimos grandísimos capítulos la serie ha vuelto a demostrar la superproducción que es, imbatible en muchos flancos. Un derroche de recursos y de talento creativo que nos reconcilia con cualquier pega que se pueda encontrar a la sexta temporada.

Además, en esta entrega las mujeres de Juego de tronos han dado un golpe en la mesa. La Khaleesi tiene cada vez más poder. Cersei termina sentada en el Trono de Hierro (veremos por cuánto tiempo, porque la guerra con Daenerys que se avecina promete mucho). Sansa se ha transformado y no parece extraño que el sueño que le confiesa Meñique haya calado en ella para tratar de convertirse en la Reina en el Norte. Por no hablar de la jovencísima Lady Mormont, uno de los personajes revelación de la temporada.

Juego de tronos rompe moldes. Ahora mismo no hay nada como ella en televisión ni nada que levante tanta expectación semana tras semana. ¿La mejor serie del momento? Es difícil decirlo, pero sí la que tiene más recursos para impresionar y la que mejor los sabe usar.

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