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CRÍTICA / 'PASAPORTE A LA ISLA'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los detritus de ‘Supervivientes’

Lástima que, salvo por la voluntariosa presentadora Laura Lobo y Jordi González, el resto lo único que produzcan sea vergüenza ajena

Que el verano es la temporada baja, ínfima, enana —con todo el respeto a las personas de talla pequeña— de la parrilla televisiva no es ninguna primicia. Las cadenas abusan de su poder de convocatoria y tratan a su audiencia como ciertos chiringuitos a ciertos guiris en ciertas playas. Despachan una carta de paellas pasadas, chopitos achicharrados y sangría peleona y la venden como si fueran manjares. Se trata de llenarnos la andorga y de que nos vayamos a la cama lo bastante narcotizados para creer que septiembre no existe.

Las expectativas, pues, eran discretas. Aun así, Pasaporte a la isla, el nuevo reality de, ejem, supervivencia de Telecinco, las defrauda. Presentado como el hit de la temporada con la habitual fanfarria de la casa, el espacio es una precuela de Supervivientes 2016, en cuyo futuro casting, el ganador obtendrá plaza segura.

Eso, si alguien se acuerda, porque, ahora, yo no conozco a casi nadie, lo cual tiene mérito, porque soy teleomnívora y me lo trago todo. He ahí un reparto estupefaciente compuesto, básicamente, por ex de algo o de alguien. La examante de Rappel (?) y actual DJ (??), Two Yupa. La exvedette Jenny Llada. Varios extronistas de Mujeres, hombres y viceversa. Una exconcursante de Adán y Eva. Una examante de Kiko Rivera. Y las madres que parieron a dos exsolteros de Quien quiere casarse con mi hijo. O sea, desechos de tienta, con todo respeto a la ganadería brava, que no pasan el corte de las grandes plazas.

Ellos y ellas están encerrados en lo que parece una finca mesetaria, sometidos a atroces privaciones para que emerjan sus bajas, ínfimas, enanas pasiones y nos hagan creer que todos somos iguales. Lástima que, salvo por la voluntariosa presentadora Laura Lobo, que hace de tripas corazón bregando con el mansorro, y Jordi González, diestro viejo capaz de endiñarle una faena de aliño a lo que le echen, el resto lo único que produzcan sea vergüenza ajena. Puede que con los años se me haya puesto el colon irritable. Pero este refrito de sobras se me hace bola. O es una bazofia, o es que estoy mayor para tanta ropa vieja.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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