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Nuestros favoritos para Eurovisión

Por diferentes motivos, estos son los países que querríamos ver vencedores esta noche

Ha llegado el día. Esta noche, Viena acoge la final de la 60ª edición del Festival de Eurovisión. El certamen será centro de fiestas y quedadas, donde se sucederán las quinielas y los comentarios al hilo de la puesta en escena de las diferentes canciones. Como otros años, Twitter será un hervidero de comentarios a cada cual más ingenioso sobre lo que dé de sí la gala y las votaciones. La cita arranca en La 1 a las 21.00. A esa hora, en EL PAÍS habrá arrancado una retransmisión en la que los periodistas Darío Manrique, Tom C. Avendaño, Mikel López Iturriaga y Natalia Marcos contarán todo sobre una cita que sigue levantando mucha expectación.

Las casas de apuestas y los expertos ya han dejado claro cuáles son los favoritos para ganar esta noche. Pero, ¿y si no se cumplieran los pronóstico? ¿Y si resulta que gana quien menos se espera? Por poder, este año puede ganar hasta un país que no es europeo. Estos son los deseos, por distintos motivos, de los comentaristas de Eurovisión 2015 de EL PAÍS.

- Darío Manrique:

Superado el dolor de ver a los punkis finlandeses (dignos sucesores de Lordi) apeados en la semifinal, mi corazón está partío entre Bélgica y Eslovenia. La canción del primero, el mozalbete de 18 años Loïc Nottet, es poco eurovisiva, pero me gusta su rollo, entre una Adele sin épica y un punto de Stromae (más descafeinado: ojalá algún año se anime el propio Stromae a representar a su país), el coro y su coreografía. Here for you, del dúo esloveno Maraaya, es pegadiza y, sobre todo, tiene una parte de violín extrañamente adictiva, que aumenta su atractivo con la bailarina marcándose un air violin en toda regla.

Y después de marear la perdiz, y como tengo que decidirme por uno, lo haré por la modernidad belga. No ganará, pero es atrevidilla y, oye, hay un momento en que el tipo saca vozarrón ¡mientras canta tumbado en el suelo!".

- Tom C. Avendaño:

Lo mejor de Eurovisión, como en Europa, es la clase media. Esas cancioncitas que hay entre las baladas de berros y rictus y los esperpentos encaperuzados. Esas que, como no van a ganar por guays ni van a ser recordadas por horrores, se limitan a hacer bien lo que se proponen hacer. Por me eso me gusta tanto la balada de Lituania. Buenrollismo simple, sin aristas, cinismo, ni ganas de reinventar nada que ya funcione. Abre con folk, para los hipsters, de ese que se canta con entonación de Arkansas y acento cirílico, luego se convierte en una balada Disney de los noventa, para los nostálgicos que aún no se han amargado, y remata con besos entre personas del mismo sexo, para los gais. Vamos, que es Eurovisión es estado puro. Tanto que no ganará y, quién sabe, ni se recordará. Pero hará de ver la gala una experiencia mucho más amena, alegre y reconfortante.

- Mikel López Iturriaga:

Contra los que se ofenden porque participe, a mí me encantaría que ganara Australia. Con la celebración de Eurovisión en Sidney, Europa dejaría de ser una vulgar región para transformarse en concepto, y los europeos gozarían por fin de un privilegio hasta ahora reservado a los que somos de Bilbao: el de nacer donde nos da la gana. Pero seré un poco más realista. Este año voy con el Reino Unido, un país que lleva tomándose a chufla el festival desde hace 30 años. Su homenaje al charlestón en clave electrónica es un alivio frente las divas gritonas, los cantos épicos y los ritmos pseudoétnicos que han dominado Eurovisión en los últimos años. Seguramente no ganará, pero debería.

- Natalia Marcos:

Los eternos perdedores también merecen el respaldo. Partiendo del hecho de que España nunca va a volver a ganar Eurovisión, y que parece que vamos a seguir participando siempre sí o sí sin que ninguna crisis económica se pueda interponer en su camino, no está de más llegar al festival con algo de optimismo y respaldar la candidatura española. La puesta en escena que Edurne y el bailarín Giuseppe Di Bella han preparado para la final tiene muy buena pinta, con cambio de vestido incluido y coreografía de nivel. No ganaremos, por supuesto. Ya está Suecia para eso. Pero de ilusión también se vive, ¿no?

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