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Los Uffizi se suman a la batalla contra el palo para ‘selfies’

El museo italiano reitera la prohibición de la herramienta en sus salas Centros como el MoMA y el Thyssen también lo vetan

Patio de la Galería degli Uffizi, con el palacio Vecchio al fondo, en Florencia.
Patio de la Galería degli Uffizi, con el palacio Vecchio al fondo, en Florencia. Stefano Amantini (Atlantide phototravel / Corbis)

Hay prohibiciones muy obvias, casi históricas: “Fumar, tirar chicles al suelo, tocar las obras de arte”. Otras desesperarían a Godard: “Prohibido correr en el museo”. Pero desde octubre de 2014 los Uffizi han añadido a su catálogo de actividades vetadas y enemigos uno bastante más novedoso: el selfie stick, es decir, el cada vez más común palo para hacer selfies. Sin embargo, la modificación no debió de cundir en la mente y el comportamiento de los visitantes, tanto que el museo de Florencia se ha visto obligado estos días, más de cuatro meses después, a reiterar en un comunicado su “no”. “La razón es su peligrosidad tanto para las personas como para las obras”, aclaran desde los Uffizi.

Para los profanos tecnológicos, la herramienta sirve para enganchar el móvil o la cámara y sacarse un autorretrato – un selfie- desde más lejos de lo que la extensión de un brazo pueda permitir. Varios medios italianos apuntan a que los Uffizi han querido recordar sus normas también a raíz del selfie que la cantante Katy Perry se sacó recientemente ante El nacimiento de Venus de Botticelli y que dio la vuelta al mundo. Sea como fuere, el museo italiano es el más reciente pero no el primero en apuntarse a la batalla de las pinacotecas contra el dichoso palo. Ya centros tan famosos como el MoMA y el Metropolitan Museum de Nueva York vetaron su uso, aunque se sigue permitiendo, entre otros, en el museo más visitado del mundo: el Louvre de París.

En España, el Museo del Prado no veta expresamente la herramienta a sus visitantes, aunque seguramente no sea necesario: en la pinacoteca directamente no se pueden sacar fotos ni vídeos de ningún tipo. El Reina Sofía incluye entre sus normas la posibilidad de hacer fotos sin flash y “sin trípode, monópode o cualquier otro elemento de estabilización de cámaras fotográficas”. Y el Thyssen, que también permite sacar imágenes sin flash, no acepta en cambio el palo para selfies.

Una visitante, en pleno 'selfie' delante de 'Le Viol' de Magritte en el MOMA de Nueva York.
Una visitante, en pleno 'selfie' delante de 'Le Viol' de Magritte en el MOMA de Nueva York.J. L. (REUTERS)

“Está claramente señalado entre las condiciones expuestas en la taquilla del museo, así como en el punto número 12 de las normas de comportamientos, disponibles online”, añade el comunicado de los Uffizi como recordatorio para sus 5,4 millones de visitantes anuales (al menos en 2013). Y siempre en la Red, en concreto en la página web de los Museos Vaticanos, se descubre que también allí se prohíbe “el uso del palo extensible para selfies”. La lista de museos que se han sumado a esta guerra incluye también al Getty Center a Los Angeles, al Hirshhorn de Washington y a varios centros más, de EE UU a Australia. Ampliando el foco, resulta que el palo para selfies está prohibido también en los estadios londinenses del Arsenal y el Tottenham, al menos en los días de partidos.

Eso sí, la lucha contra el palo no significa que estén prohibidos los selfies. De hecho, muchos museos y monumentos intentan aprovechar la moda de los autorretratos e incluso estimularla. Durante la reciente restauración de la Fontana de Trevi, por ejemplo, se animaba a los turistas a sacarse un autorretrato ante la fuente, que luego saldría publicado en la página web oficial de las obras. Y, como señala la revista italiana L’Espresso, el Whitney Museum of American Art de Nueva York sugería a sus visitantes sacarse un autorretrato ante las obras de Jeff Koons: “¡Quedan geniales en un selfie!.

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Sobre la firma

T. KOCH
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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