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Una deslumbrante Marion Cotillard abre la Seminci

Ovación a los hermanos Dardenne por su película ‘Dos días, una noche’

Rocío García
Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, hoy sábado en Valladolid.
Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, hoy sábado en Valladolid.Nacho Gallego (EFE)

La Seminci ha comenzado potente. Una deslumbrante Marion Cotillard ha dejado atónitos a los primeros espectadores de esta Semana de Cine de Valladolid en el filme de los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, Dos días, una noche. Una gran ovación ha acompañado la primera proyección, esta mañana, de la película encargada de inaugurar la 59ª edición del certamen. Dos días, una noche, que se fue de vacío en el último Festival de Cannes, a pesar de figurar entre los títulos favoritos, es un elogio a la solidaridad y la fragilidad en momentos tan convulsos como vive el continente europeo, protagonizado por una poderosa Marion Cotillard, que deja a un lado su perfil de estrella para meterse en la piel de una obrera que es despedida tras dos meses de baja por depresión. "Es la mejor decisión que hemos podido tomar", han asegurado los hermanos Dardenne, una pareja bien avenida que se turnan disciplinados a la hora de defender y hablar de su cine y que con la elección de Cotillard han abandonado la tradición de trabajar con actores poco conocidos.

"Ha sido una experiencia maravillosa trabajar con Marion Cotillard. Fue todo un flechazo cinematográfico. Teníamos muchas ganas de trabajar con ella pero sabíamos de su estatus y de su relación con el mundo del lujo y de la moda. Habíamos quedado mi hermano y yo en que nos íbamos a reunir con ella a ver qué pasaba, antes de hablarle del guion que teníamos entre manos. A los 30 segundos de sentarnos con ella, nos miramos y supimos que habíamos acertado".

Cotillard realiza en Dos días, una noche un recorrido agónico en un fin de semana para tratar de convencer a sus compañeros de trabajo de que renuncien a sus primas para que ella pueda mantener su trabajo. Todo un elogio a la solidaridad y al combate por la dignidad de los trabajadores.

"No perdimos de vista que el espectador se viera en la situación de elegir entre ayudar a un compañero o mirar hacia su situación"

¿Es correcto pedir a tus compañeros de trabajo que renuncien a una paga extra para que tú puedas volver a tu puesto? ¿Qué haría yo en su lugar? Son las preguntas que rondan todo ese viaje dramático del filme y que pone también contra las cuerdas al espectador. Esa ha sido la pretensión de los hermanos Dardenne, dos Palmas de Oro en Cannes por Rosetta (1999) y El niño (2005), y Espiga de Oro en Valladolid por su largometraje La promesa (1996). Un guion el de Dos días, una noche en el llevaban trabajando casi diez años y que vio la luz a raíz de las convulsas y dramáticas situaciones económicas en Europa. "A la hora de escribir la historia, no perdimos nunca de vista la idea de que el espectador también se viera en esa situación de elegir entre ayudar a un compañero o mirar hacia su propia situación, también dramática económicamente", ha explicado Luc Dardenne, ante la mirada de su hermano Jean-Pierre.

Dos días, una noche no solo es un canto a la solidaridad y al combate por la dignidad y el trabajo, sino también un espaldarazo a la fragilidad de las personas en una época donde el poder y el dinero parece que son lo único que vale. "Hay que tomar partido por los débiles, por los frágiles y vulnerables", han defendido los cineastas tras asegurar que lo que demuestra la realidad es que "es mejor tener buenos amigos que tomar antidepresivos".

Poco proclives a la improvisación, los hermanos Dardenne han contado los exhaustivos ensayos de semanas y semanas con los actores realizando el mismo viaje que finalmente luego llevaron a la pantalla. "Es como la elección de una coreografía". Cámara al hombro, los Dardenne, ya con todo el equipo al completo, ruedan de manera cronológica ese recorrido de la obrera de una fábrica en busca de la solidaridad. "Sin mendicidad y sabiendo que lo que pide es harto doloroso", advierten.

Dos días, una noche abre así una semana de cine cuyo jurado de la sección oficial preside el prestigioso cineasta coreano Bong Joon Ho que, además de programar un ciclo con sus películas, será honrado con una Espiga de Honor del festival. Dentro de la sección oficial, además de los hermanos Dardenne estarán los últimos largometrajes de Volker Schlöndorff, Zhang Yimou o Liv Ullman. La programación de la Seminci contará con más de quince óperas primas en sus secciones, además de ofrecer una retrospectiva con una selección de las mejores películas turcas de los últimos diez años. La actriz Verónica Forqué recibirá esta noche en la gala de inauguración, en el teatro Calderón de la ciudad, una de las Espigas de Honor del certamen. La otra la recibirá en los próximos días Imanol Arias.

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