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El otro premio de Marsé

El último Cervantes recibe en Andorra el premio Carlemany

No sólo es Cervantes Juan Marsé, también el Carlemany. Hoy recibe en Andorra este premio oficial del Principado, que se convoca por primera vez a nivel internacional, y que tienen con él el dramaturgo británico Declan Donnellan, el científico norteamericano John Craig Venter, y el obispo africano Desmond Tutu.

En esa compañía, el autor de Encerrados con un solo juguete revalida un premio, el Cervantes español, con el principal galardón andorrano, que con esa denominación tiene también un premio de novela, que este año ha ganado el autor catalán Antoni Pladevall, con su narración La papallona negra.

El jurado que decidió los premios internacionales está compuesto por Magda Marquet, bióloga andorrana afincada en San Diego (California), Michèle Gazier, traductora, escritora y crítica literaria francesa, Yves Michaud, filósofo francés, Riccardo Petrella, polítólogo belga, José Manuel Sánchez-Ron, científico y académico de la Lengua española, Efraín Cristal, norteamericano de origen peruano, catedrático de literatura comparada en la Universidad UCLA, de Los Ángeles, y Juli Minoves, ministro de Cultura del Principado.

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A Marsé le otorgaron su premio por haber creado "un universo a veces minúsculo o gigante, identificable sobre un mapa y totalmente onírico, el de la Barcelona de posguerra, su ciudad de las cien caras"; Donnellan es un dramaturgo "que ha sabido reinterpretar y modernizar el legado cultural de los pueblos"; Craig Venter recibe el premio "por sus trabajos en el ámbito de la biología molecular, en particular por el desarrollo de nuevas técnicas de secuenciación de genomas, que culminó con éxito en 2001 con la secuenciación del genoma humano"; y Desmond Tutu fue seleccionado por el jurado, para el premio de Acción Humanitaria, por su larga lucha, durante décadas, contra todo tipo de injusticias.

Para Marsé, el último Cervantes, un hombre tímido que no asiste a saraos literarios, y que se lo piensa mil veces antes de ponerse una corbata, este premio, y la compañía en que lo recibe, es una satisfacción y un orgullo, decía antes de la entrega, este mediodía en el Principado.

Los premios Carlemany, dotados cada uno con 15.000 euros, tienen vocación de continuidad, y suponen un intento del Principado por ponerse en el mapa internacional de los galardones, como un foco que atraiga a Andorra a intelectuales, científicos y artistas de renombre internacional.

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