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Los nervios delatan en Madrid a un fugitivo del FBI buscado por asesinato

El empresario Manuel Marín era perseguido por encargar en 2011 el crimen con ensañamiento del amante de su esposa

F. Javier Barroso
Manuel Marín, a la izquierda, y Alexis Vila Perdomo.
Manuel Marín, a la izquierda, y Alexis Vila Perdomo.Fiscalía de Miami-Dade

La actitud nerviosa de Manuel Marín, un empresario de 64 años de origen cubano afincado en Miami, le traicionó. Este martes, justo cuando iba a entrar en la Embajada de Estados Unidos, levantó las sospechas de los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP, los antidisturbios) que le pidieron que se identificara. Bingo. Este hombre estaba siendo buscado por el FBI, la Oficina Federal de Investigación estadounidense, como supuesto inductor del asesinato del amante de su esposa en 2011. Ahora está arrestado y a la espera de ser deportado a su país para cumplir con la orden internacional de detención, según confirmaron fuentes policiales.

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Eran las 19.30 del martes y Marín se dirigía a la Embajada de Estados Unidos (EE UU), situada en la calle de Serrano, para realizar alguna gestión con su pasaporte. En esta sede diplomática siempre hay agentes de la UIP en labores de protección. Los policías percibieron en él cierto nerviosismo cuando pasó a su lado y que incluso trató de esquivarlos. Eso hizo que los funcionarios le pidieran su pasaporte. El supuesto conspirador les mostró el documento y los agentes solicitaron a la sala del 091 —el teléfono de emergencias de la Policía Nacional— comprobar la veracidad del documento. El operador confirmó que había caducado el permiso de estancia en España y que había pendiente una requisitoria (orden de búsqueda y captura) de carácter internacional.

Los policías contactaron con el Grupo de Fugitivos de la Comisaría General de Policía Judicial. Las sospechas iniciales del 091 se confirmaron. Marín estaba reclamado por la Policía de Miami-Dade y la Fiscalía Estatal, por lo que fue detenido de inmediato y trasladado a dependencias policiales. No tuvo tiempo, por tanto, de entrar en la Embajada norteamericana. Está pendiente de conocer cuándo se le extradita a EE UU.

Golpeado y degollado

Según publicó Miami Herald en abril de este año, Manuel Marín estaba siendo buscado por haber planeado el asesinato del empresario Camilo Salazar, de 43 años. El cuerpo de este hombre fue hallado en junio de 2011 en una carretera rural en el noroeste de Miami-Dade. El cuerpo había sido golpeado salvajemente, degollado y le habían quemado la entrepierna.

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La reconstrucción hecha por la policía de la zona concluyó que Camilo Salazar fue visto por última vez a las diez de la mañana el 1 de junio de 2011, tras llevar a su bebé de tan solo tres semanas a la oficina de su esposa. Tenía previsto regresar a este punto 45 minutos después, pero nunca lo hizo. Tampoco respondió ya a las llamadas a su teléfono móvil. Los amigos hallaron su coche, un Chevrolet Trailblazer, a una manzana del trabajo de su mujer.

Los investigadores descubrieron que la víctima mantenía un relación con su anterior novia, Jenny Marín. Ella se había casado con Manuel Marín, cofundador y vicepresidente de Presidente Supermarkets. Esta cadena de establecimientos ha llegado a tener hasta 30 locales abiertos al sur de Florida. Se caracteriza por tener una clientela hispana y alcanzar ventas por valor de 700 millones de dólares (unos 617 millones de euros) en 2014.

En febrero de 2011 hubo un enfrentamiento entre Marín, su esposa y el supuesto amante. El primero encontró a los otros dos en un café y se inició una discusión entre ellos. Le retó incluso a que solucionarán aquello “como hombres”. Según la versión del amante, Manuel Marín estaba “completamente enfurecido”.

Pese a esa discusión, los antiguos novios continuaron viéndose a escondidas. Dos días antes de la desaparición y asesinato de Camilo Salazar, el matrimonio Marín salió en su yate a Bimini, un distrito de las Bahamas. El empresario recibió e hizo múltiples llamadas telefónicas, según el relato del periódico norteamericano.

Cuando regresó a su casa, Manuel Marín habló con un empleado suyo. Horas después, este trabajador regresó al domicilio con ropa distinta y recién duchado. El 4 de junio de 2011, el supuesto inductor se marchó de su domicilio y no regresó nunca más. Se había llevado el pasaporte y se marchó a Francia.

La Fiscalía acusó a un grupo formado por cuatro personas de haber conspirado y cometido el asesinato de Camilo Salazar. Aparte de Manuel Marín, estaban Alexis Vila Perdomo, el medalla de bronce en lucha libre en los juegos olímpicos de Atlanta de 1996; el exluchador de artes marciales mixtas Ariel Gandulla, y el entrenador y promotor Roberto Isaac.

Isaac y Vila se han declarado inocentes, mientras que Gandulla todavía no ha sido detenido por la policía. Esta determinó que Manuel Marín estuvo en contacto telefónico con los otros tres supuestos implicados el día que Camilo Salazar fue secuestrado. Según los registros de las llamadas, Isaac y Gandulla estaban junto al repetidor de la casa de la víctima, en Coconut Grove. Allí fue secuestrado. Además, los agentes del CSI (Policía Científica) hallaron las huellas dactilares de Gandulla en el vehículo del fallecido.

Las llamadas teléfonicas de los supuestos autores aún les delatan más, según la orden de detención recogida por Miami Herald. La víctima fue llevada hasta donde estaba Marín, horas después de bajarse del yate. Además, los teléfonos de Marín e Isaac se usaron en la misma zona en la que se localizó el cuerpo sin vida de Salazar.

Las sospechas de la policía de Miami siempre se centraron en que Manuel Marín huyó a España porque tenía familia en este país. Se basaron además en que los hijos mayores de un matrimonio anterior residen aquí y que de manera regular les enviaba paquetes. “Se cree que Marín huyó para no ser arrestado y enjuiciado por el secuestro y asesinato de la víctima”, escribió el detective de la Policía de Miami-Dade, Christopher Villano, en la orden de arresto. El tiempo y la pericia de la policía española le han dado la razón.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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