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Máxima presión sobre Puigdemont para que evite una declaración unilateral

La jefa de filas del PDeCAT, Marta Pascal, asegura a la BBC que el Govern se decantará por una "declaración simbólica" de secesión

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.Foto: atlas | Vídeo: Manu Fernández
Camilo S. Baquero
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Pressure rises on Catalan regional premier ahead of parliament session

El president Carles Puigdemont comparecerá mañana en el Parlament para "informar sobre la situación política actual". Una vez se abra la sesión, cualquier cosa es posible, incluso una declaración unilateral de independencia si se modifica el orden del día. Todas las miradas están puestas en Puigdemont, quien tiene la última palabra e intenta modular cómo aplicar el resultado del referéndum ilegal. La jefa de filas del PDeCAT, Marta Pascal, aseguró ayer a la BBC que el Govern se decantará por una "declaración simbólica" de secesión.

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El presidente de la Generalitat siempre ha sido independentista y pocos dudan de su compromiso con la aplicación de los resultados de la consulta del pasado 1 de octubre.  En el programa 30 minuts de TV-3, emitido anoche, no da detalles sobre sus planes inmediatos tras el referéndum, ni tampoco sobre si será en el pleno del Parlament del martes donde declarará la independencia. TV3 emitió un avance del reportaje en el que presidente sí hablaba de esta declaración: "La declaración de independencia está prevista en la ley del referéndum como aplicación de los resultados. Por lo tanto, aplicaremos aquello que prevé la ley". Sin embargo, esta frase no aparece en el reportaje final. El programa emitido se cierra con una apelación de Puigdemont al Gobierno de Rajoy para que acepte una mediación. "Hemos abierto la puerta de la mediación y hemos dicho sí a tantas opciones de mediación como nos han planteado. Pero pasan los días y si el Estado español no responde positivamente, nosotros haremos lo que hemos venido a hacer".

La manifestación de ayer en Barcelona puso sobre la mesa más presión ante una posible declaración de independencia. El Govern miró “desde el respeto” la mayor demostración de fuerza que los contrarios a la secesión han logrado organizar. Ayer quedó demostrado que la calle no es solo de los independentistas

El secretismo de los planes del Govern de cara al pleno se vio ayer alterado por unas declaraciones de la coordinadora de su partido, el PDeCAT. Marta Pascal explicó a la BBC que el líder catalán optará por una "declaración simbólica”. En ella, Puigdemont reconocería ante la Cámara la validez del resultado del referéndum, que entiende como un mandato legítimo, pero no haría una declaración de independencia formal. Después esbozaría la hoja de ruta que seguirá el Ejecutivo para lograr la secesión. Anoche fuentes del partido aseguraron que habían pedido una rectificación al medio británico por lo que consideraban una “interpretación errónea” de la conversación con Pascal. La CUP criticó esa vía. “No hay declaración retórica posible ante los dos millones de votos defendidos con el cuerpo el 1 de octubre, Sería rendirnos”, tuiteó la diputada anticapitalista Mireia Boya.

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Las presiones para que el pleno de mañana no pase de una inflamada declaración de intenciones llegan de todas partes. El mismo expresidente Artur Mas admitió el viernes en una entrevista al Financial Times que Cataluña no estaba lista para ser independiente en tanto carecía de estructuras básicas de Estado como una Hacienda propia.

El plan no es sencillo de apuntalar y dentro del propio PDeCAT hay dudas sobre los tempos. El Govern logró arrancar algunos días la semana pasada para reorganizar el guion, a la vez que abogaba por una mediación internacional que permitiera restituir la normalidad institucional entre el Gobierno central y el catalán. De momento esta vía sigue sin dar frutos. En el Govern también están insatisfechos con la respuesta de Bruselas respecto al conflicto catalán, aunque no la dan por perdida. Cunde el convencimiento de que todo está “a punto” —“Nunca habíamos llegado tan lejos”— pero que hay que ir con cuidado.

Una determinación que ha chocado de frente con la respuesta del poder económico. Hace una semana, en el Ibex 35 había seis empresas catalanas y muy posiblemente hoy acabe con solo una. Abertis, Colonial y Cellnex definen hoy si cambian su sede social de Cataluña, siguiendo el camino de Gas Natural, Caixabank y Banco Sabadell. Una fuga de limitado impacto impositivo o en puestos de trabajo, pero un mensaje demoledor de cara a inversores y de pérdida de centro de decisión.

La situación es tan delicada que Puigdemont se reunió el sábado en Girona con Juan José Brugera, el presidente del Círculo de Economía, el lobby empresarial que reúne a las grandes empresas y a economistas y académicos catalanes. Brugera, que también preside Colonial, mostró su preocupación por la situación y le advirtió de que si seguía adelante con sus planes de una declaración de independencia seguiría la cascada de empresas catalanas que opten por cambiar su sede social.

Fuentes conocedoras del encuentro aseguran que Puigdemont se mostró consciente de la situación. Una posición contrapuesta a la del vicepresidente Oriol Junqueras, que la semana pasada negó que se fueran a ir empresas de Cataluña si se producía la ruptura con España. Puigdemont no se comprometió a nada ante los empresarios.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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