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Multa por recoger olivas

Terrassa sanciona a dos ancianos por recolectar aceitunas de los árboles de un parque

Los dos ancianos recogen las aceitunas antes de ser sancionados.
Los dos ancianos recogen las aceitunas antes de ser sancionados. Cristobal Castro

Hace tres o cuatro otoños que los hermanos M.B. y E.B, de 75 y 78 años respectivamente, recogen aceitunas de los olivos que cobijan algunos parques de Terrassa. Las llevan a un molino cercano y cambian los kilos recolectados por litros de aceite. “Algo que se ahorran, que las cosas tampoco es que vayan muy bien”, explica C.F., hija de M.B, que pide mantener el anonimato de todos los miembros de la familia. Pero la costumbre les ha salido cara a los ancianos. El pasado lunes, mientras recogían con cuidado las olivas de las ramas, un agente municipal se personó en el parque y los multó con 100 euros.

“La verdad es que se quedaron un poco parados. No sabían que estuviesen haciendo algo ilegal o que tuviesen que pedir un permiso”, lamenta C.F. Pero sí, según un portavoz del Ayuntamiento, “vulneraron la ordenanza de bases de convivencia democrática”, en concreto, “el artículo 7.2.A, que considera una infración el uso de la vía púbica para ejercer trabajos u oficios sin autorización”. La falta se compensa con una sanción admistrativa de “100 euros o 6,6 horas de compromiso social”, añade el portavoz del consistorio.

Con todo, la hija de la anciana se acercó ayer al Ayuntamiento a consultar el caso y, según relata, una funcionaria le aseguró que “no está regulado que se tenga que pedir ningún permiso” para recoger olivas de los árboles del parque. “Me dijo que se iba a solucionar y que, si acaso viniese una notificación, no pueden multar por una cosa que no existe”, indica. El portavoz del Ayuntamiento asegura, no obstante, que hubo una actuación de la policía municipal y se cometió una infracción, aunque la familia puede recurrir. “Si ellos lo consideran, pueden presentar recursos contra la multa. Están en su derecho”, indica.

M.B. y E.B. solían recoger las olivas con especial cuidado. Desplegaban un plástico debajo del árbol y, escalera en mano, descorchaban las más maduras de las ramas. “Era todo muy correcto. No había ramas en el suelo y si caía una hoja, tenían una bolsita para recogerlas todas y tirarlas a la basura”, apostilla C.F.

La hija de la anciana reconoce que el año pasado se les presentó un guardia municipal mientras recogían olivas en un parque, pero no hizo nada.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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