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Barcelona mantiene El Ingenio

La histórica tienda de artículos del mundo del espectáculo se salva del cierre tras comprarla la también centenaria El Rei de la Màgia

Un cabezudo en el interior de la tienda El Ingenio, ayer
Un cabezudo en el interior de la tienda El Ingenio, ayerAlbert Garcia

Un desfile de cabezudos y gigantes recorrió ayer las calles del barrio Gótico para anunciar que, contra todo pronóstico, la tienda centenaria El Ingenio no cierra. El establecimiento dedicado a la venta de artículos relacionados con el espectáculo tendrá a partir de ahora una nueva vida. Su propietaria, Rosa Cardona, se jubila y había anunciado que el negocio, ubicado en la calle Rauric, clausuraría porque no encontraba ningún artesano de su confianza para dar continuidad al legado familiar. Desde febrero los carteles anunciando la liquidación de los productos se arremolinaban entre pelucas, máscaras y cabezudos. Sin embargo, finalmente, la tienda, en la que desde 1838 han comprado clientes tan ilustres como Salvador Dalí, El Circo del Sol o Els Comediants, ha sido rescatada por los propietarios de otro comercio emblemático: El Rei de la Màgia, fundado en la calle Princesa en 1881.

Los nuevos dueños de El Ingenio mantendrán intacta la estética —el mobiliario está catalogado por el Ayuntamiento— así como el surtido de productos. “Son dos tiendas muy similares, dedicadas al mundo de la farándula y el arte. Estuvimos negociando durante un año”, explicó ayer Pau Martínez, que regenta El Rei de la Màgia. “La idea es potenciar el circo, los disfraces, y mantener también los encargos para profesionales. Por supuesto, el taller seguirá funcionando”, añadió Martínez.

Cuando un cliente cruza la puerta de El Ingenio, con las letras gimnastas de Joan Brossa presidiendo el umbral, se sumerge en un mundo entrañable de ilusión y fantasía. Las estanterías están repletas de marionetas, serpentinas, piezas de coleccionista, zapatos enormes de payaso, sombreros y miniaturas. Se puede salir de la tienda convertido en ángel o villano, en cabezudo o en hawaiana. Por eso ayer Rosa Cardona, que ha nacido entre las paredes de El Ingenio, cerraba los ojos emocionada recordando todas las décadas vividas allí. “La tienda ya era de mis abuelos, después fue de mi padre. Aquí siempre vino gente dispuesta a pasárselo bien. Yo era una niña y abría todas las cajas. Quería saber qué sorpresas contenían, qué escondían todos los cajones. Y mi padre, cuando me descubría, me reñía”. Rosa decidió seguir con el negocio cuando él murió. “Estaba muy ocupada, pero saqué agallas y continué. Si pudiese explicar todo lo que he vivido aquí… Todo el mundo del espectáculo ha venido a la tienda. La gente entra con ilusión porque El Ingenio es como acceder a otra dimensión llena de sueños. He trabajado haciendo feliz a la gente”, narró Rosa. Ella llevaba cuatro años intentando encontrar quien siguiera con el comercio. Creía que tenía que echar el cierre, que no había marcha atrás. Pero al final ocurrió el milagro.

Ayer muchos clientes y amigos se acercaron para celebrar que la tienda centenaria seguirá abierta. En el taller continuarán creando cabezudos y máscaras. Las estanterías siguen llenas de encargos porque los nuevos propietarios tras la jubilación de Rosa han contratado a un artesano. Solo tiene 17 años. “Soy joven, pero llevo desde pequeño dedicado a esto. Este mundo me apasiona y voy a seguir formándome”, explicó Juanma Avilés, que cuenta con el beneplácito de Rosa. Los dueños prevén tener la tienda a pleno gas en diciembre. Para celebrar la unión de los dos comercios y de las disciplinas artísticas, ayer el desfile desembocó en el Teatre del Rei de la Màgia, donde actuaron un mago y un malabarista.

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