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Desciende el consumo de drogas entre los adolescentes madrileños

Tras su aumento generalizado en 2012, los datos muestran una caída en el consumo por parte de los menores

Dos jóvenes comparten un porro.
Dos jóvenes comparten un porro.KIKE PARA.
J. A. Aunión

El consumo de drogas entre los adolescentes madrileños se ha reducido. Tras el incremento generalizado que se produjo en 2012, la última encuesta a los alumnos de secundaria muestra que menos chavales de 14 a 18 años las han probado alguna vez (el alcohol bajó de 81,3% a 74,1%; el tabaco, de 45,5% a 35,7%; y los porros de 36% a 27,9%). Desciende en general el consumo en todas las drogas, tanto en el último año como en el último mes; solo aumentan, del 16,9% al 17,5%, los jóvenes que fuman porros habitualmente. Pese a la mejora, el consumo de alcohol “se mantiene en niveles muy elevados”, con comportamientos preocupantes: uno de cada cuatro chavales se pega algún atracón alcohólico de forma habitual.

El alcohol (sobre todo, los cubatas y la cerveza los fines de semana) es la droga más extendida entre los adolescentes madrileños. Y su “consumo problemático” alcanza a un 20,6% que admite haberse emborrachado en los últimos 30 días. También alcanza a un 26,7% que ha practicado el binge drinking o atracón alcóholico, que consiste en beberse cinco o más copas en dos horas con el claro objetivo de embriagarse rápidamente. Este fenómeno va creciendo con la edad, hasta llegar al 38,2% entre los estudiantes de 17 años y acercarse peligrosamente a la mitad de los de chicos y chicas de 18 años (45,9%).

Estos son los resultados para la Comunidad de Madrid de la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias, hecha durante el año 2014 entre más de 4.000 alumnos de 14 a 18 años de ESO, bachillerato y FP de la región. Las cifras colocan a Madrid en casi todas las drogas y los tipos de consumo (alguna vez, reciente o actual) por debajo de la media de España.

Subidas y bajadas en el uso de sustancias

Alcohol. Su consumo actual (últimos 30 días) entre los adolescentes pasó del 52,3% en 2006 al 72,1% en 2012 y al 61,5% en 2014.

Tabaco. En el caso de los fumadores, pasó en esos años del 29,7% al 31,3% y al 24,3%.

Cannabis. El 20,4% fumaba porros en 2006 y llegaron al 21,7% en 2008. Bajó hasta el 16,9% en 2012 y ha vuelto a repuntar hasta 17,5%.

Hipnosedantes. El uso habitual de tranquilizantes y somníferos sin receta alcanzó al 2,6% en 2006 y fue subiendo hasta el 3,6% en 2012. Ahora se ha quedado en el 2,8%.

Cocaína. El pico de consumo en la última década fue del 2,1% en 2008, bajó al 1,4% en 2010, y se ha mantenido en el 1,6% en 2012 y 2014.

En cuanto al uso habitual (alguna vez en los últimos 30 días), se ha reducido tanto el de alcohol (del 72,1% al 61,5%) y tabaco (de 31,3% a 24,3%), como el de hipnosedantes (somníferos y tranquilizantes sin receta, que se ha quedado en un 2,8%). Se mantiene con la cocaína (1,6%) y bajan hasta porcentajes casi residuales (entre el 0,3% y el 0,4%) el resto de sustancias ilegales más fuertes y nocivas como la heroína, los alucinógenos o las anfetaminas. Solo ha aumentado ligeramente en este apartado el uso de cannabis: del 16,9% en 2012 al 17,5% en 2014, pero teniendo en cuenta que la encuesta de 2008 llegó a registrar un porcentaje del 21,7%.

La reducción del dinero que manejan los adolescentes en mitad de una de las peores crisis económicas que se recuerdan podría tener que ver con este descenso del consumo de drogas: su presupuesto semanal para gastos personales ha pasado de una media de 16 euros en 2012 a 14 euros. Sin embargo, fuentes de la Consejería de Sanidad aseguran que ese descenso no representa “grandes cambios” y recuerdan que estas tendencias están sujetas “a diversos factores, sociales, económicos, culturales, preventivos, al igual que los referentes al individuo (familia, entorno educativo)”. Así, las mismas fuentes interpretan que en este caso “la disminución en el consumo está en consonancia con la mayor percepción de riesgo”. A lo cual han ayudado, aseguran, los distintos programas de prevención que llevan a cabo tanto el Gobierno central como el madrileño.

Ellas beben y fuman más

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Unas campañas que se apoyan en gran medida en los datos que arroja la encuesta bianual hecha entre los estudiantes de secundaria. Por ejemplo, el dato que dice que, en general, las chicas madrileñas consumen habitualmente más drogas legales que los chicos; ligeramente en el caso del alcohol (62,8% frente a 60,2%), y más claramente con el tabaco (26,8% frente a 21,8%). Cuando llegan, sin embargo, las sustancias ilegales, la situación da la vuelta. Con el cannabis, el 14,9% de ellas fuman porros y el 19,9% de ellos, y con la cocaína, las cifras son de un 2,3% frente al 0,9%.

Hacia la mitad de la Educación Secundaria Obligatoria está claramente el punto de inflexión para el consumo de drogas, pues las edades medias a las que se prueban las sustancias adictivas van desde los 13,9 años para el alcohol y el tabaco y los 14,9 para cannabis. Entre medias, están la cocaína (14,7) y los hipnosedantes (14,3).

Adicciones cruzadas con el mundo virtual

Un tercio de los alumnos madrileños de 14 a 18 ha "seguido conectados a Internet pese a querer parar" (a un 19,8% le ha pasado alguna vez y a otro 16,1%, muy frecuentemente). Sin embargo, la cifra llega al 44,3% entre los que se emborrachan de forma habitual. La Encuesta sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias ha incluido en su última edición un apartado en que analiza un mal uso de Internet que puede llegar a convertirse en adicción y lo relaciona, además, con el consumo de drogas. Así, si el 23,6% "ha sentido inquietud, frustración o se ha sentido irritado ante la imposibilidad de usar Internet", el porcentaje alcanza al 30,8% de los que se emborracharon el último mes.

También relaciona el consumo de drogas con el juego por dinero, tanto online como presencial (tragaperras, apuestas deportivas....). Y el resultado es que, si el 5,7% habían apostado por Internet, hicieron lo mismo el 9,9% de los que se emborrachan. En la vida real, en máquinas físicas o bingos con puertas y ventanas, apostaron el último año el 20,3% general y el 34% de los que se habían emborrachado recientemente. De media general, el 13,8% había apostado más de 300 euros en el mundo físico y el 3,% se había jugado esas cantidades en el virtual.

Estas pastillas (tranquilizantes o somníferos) son la cuarta sustancia más consumida y se ha convertido en un problema señalado para la población en general —según un estudio de la revista especializada BMC Psychiatry, un 7% de los españoles ha consumido opioides sin indicación médica durante el último año; un 9% lo ha hecho con sedantes; un 2,4%, con estimulantes—, que se refleja también en los adolescentes. Más en ellas (3,8% los tomaron en los últimos 30 días) que ellos (1,7%).

Después de esa primera experiencia con las drogas, a medida que avanza la edad de los chavales, los problemas se van agravando entre los que mantienen el consumo. Se ve en el caso de los atracones de alcohol, pero también en el policonsumo, es decir, el uso habitual de varias sustancias distintas. El 29,2% de los encuestados había consumido más de una en los últimos 30 días, pero la proporción pasa del 18,1% en los de 14 años y 62,7% en los de 18 años.

El uso de estas sustancias, insiste el informe, no solo tiene consecuencias claramente nocivas para la salud, sino que también aumentan las conductas de riesgo en otros ámbitos. El 1,8% de los alumnos de secundaria había sufrido en el último año un accidente de tráfico siendo conductor: un 39,0% de ellos había bebido alcohol dos horas antes, un 17,2% había fumado porros y un 8,3% había consumido cocaína. Además, si de media un 10,9% de los chavales tiene relaciones sexuales sin preservativo, el porcentaje se elevó al 26,1% entre los que habían consumido cannabis y al 42,0% entre los que habían consumido cocaína.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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