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Mas se aferra al liderazgo de CDC con una nueva plataforma soberanista

El líder nacionalista intenta atraer a otros colectivos para recuperar la hegemonía nacionalista

Dani Cordero

Artur Mas no tiene intención de abandonar su liderazgo en Convergència Democràtica aunque se retiró de su carrera institucional para asegurar el Gobierno de Junts pel Sí. Este sábado ha anunciado que impulsará una nueva plataforma soberanista como eje de la renovación del partido. El objetivo es ampliar el apoyo del independentismo hasta más allá del 50%, después de que el presidente del partido admitiera ayer que el 47% que representan ahora Junts pel Sí y la CUP “no es suficiente”.

El expresidente catalán y líder de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Artur Mas.
El expresidente catalán y líder de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Artur Mas. A. García (EFE)

“La vocación ha de ser ocupar tanto como sea posible un centro amplio de este país”, dijo Mas sobre sus objetivos a los miembros del Consejo Nacional del partido. El presidente de CDC utilizó tanto los términos “plataforma” como “movimiento” para referirse a un proyecto que tiene tintes de convertirse en una reedición de la llamada Casa Grande del Catalanismo, el vehículo con el que Mas y Convergència recuperaron la Generalitat en 2010 tras siete años de gobiernos de la izquierda. Ahora se trata de recuperar la hegemonía que tuvo el partido en época de Jordi Pujol, un papel principal que en estos momentos comparte con Esquerra Republicana.

Mas cree que su figura puede jugar el papel de arrastre para captar adeptos en determinados ámbitos de la sociedad civil en poco tiempo. Convergència tiene 18 meses para sobreponerse a sus últimos fracasos electorales, el tiempo que se han fijado los independentistas para convocar unas nuevas elecciones que, según ellos, deben servir para culminar la secesión.

Ese movimiento en el que se centrará Mas —“dentro de Convergència podéis contar conmigo, pero yo articularé esta plataforma”, alertó— será una de las dos patas con las que se tendrá que reconstruir la formación, asediada por los casos de corrupción y la pérdida de apoyo en las urnas. La otra pata es la refundación de Convergència como partido, que se irá concretando en la primavera para ver su resultado final en el Congreso que celebrará la primera semana de junio. La idea es que la formación se encuentra ante el mismo reto fundacional en el que se encontraría Cataluña, según los nacionalistas.

A la espera de un gesto de Sánchez

Los consejeros nacionales de Convergència se centraron ayer en el futuro del partido. Apenas hubo referencias al papel que tendrá la formación en el Congreso en la posible investidura de Pedro Sánchez. El encargado de hacer el comentario fue Francesc Homs, cabeza de lista de Democràcia i Llibertat, las siglas con las que acudieron los nacionalistas a las elecciones. El diputado señaló que en las actuales circunstancias será difícil que su partido pueda tener un papel favorable a la candidatura de Sánchez; ni para votar a favor, ni para permitir la investidura del socialista con una abstención. Pero abrió la puerta a que durante las negociaciones puedan cambiar las cosas si el candidato del PSOE realiza algún gesto a los independentistas.

Mas aseguró que debe ampliar el marco de posibles votantes del proyecto soberanista, con el objetivo de armar una mayoría independentista que supere el 50% de los votos. El actual 47,7% que aglutinaron en las últimas autonómicas Junts pel Sí y la CUP “no es suficiente”, admitió ayer el presidente de CDC, pese a iniciar con esos apoyos en las últimas autonómicas el proceso de desconexión que lidera Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat. Pero forjar un movimiento central también tiene como objetivo estar preparados para cuando “tengamos el Estado de Cataluña” o “estemos redactando la norma fundamental catalana”. “Nuestra idea de país tiene que ser prioritaria”, resumió.

Y para forjar ese gran centro político Mas solo puso dos fronteras que delimitarán el proyecto. Por un flanco, “el unionismo español”; por el otro, “la izquierda populista y doctrinaria”. Las señas de identidad serán el catalanismo independentista y el liberalismo económico. Con estas bases Mas pretende atraer a antiguos cuadros socialistas o de ERC.

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En la presentación de la nueva e inconcreta todavía Casa Gran hubo cierta autocrítica implícita, sobre todo por los últimos resultados electorales. “No sé qué harán los demás pero sé lo que tenemos que hacer nosotros, y como es evidente que CDC es hegemónica en Cataluña tienen que participar otros actores políticos, sociales y culturales, para aglutinar mayorías amplias de centro”, señaló Mas. Los mimbres del futuro movimiento quedarán a expensas de lo que decida el partido, si bien previsiblemente el futuro de CDC también dependerá de cómo evolucione esa nueva plataforma y las aportaciones que puedan hacer los nuevos fichajes.

El de este sábado fue el primer consejo nacional con Puigdemont ya como presidente de la Generalitat. Tanto Mas como Puigdemont recibieron los aplausos de los miembros del órgano del partido, pero el principal discurso se lo reservó el primero. Mas dijo que “aquellas decisiones son las que teníamos que tomar y el resultado de las decisiones demuestra un acierto muy grande”.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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