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Después del 27-S

Mas lanza mensajes de entendimiento a la CUP

El president dice que un Estado mínima solvencia democrático habría retirado la querella

Artur Mas aflojó ayer la presión sobre la CUP para intentar alcanzar un acuerdo que permita desbloquear la situación política en Cataluña y evitar que descarrile el proceso secesionista. En una intervención ante el Consejo Nacional de Convergència, el president lanzó un mensaje conciliador a la plataforma anticapitalista sin replicar a ninguna de sus exigencias encaminadas hacia la ruptura con el Estado ni comentar el rechazo a su investidura. A la vez, señaló que un Estado con una “mínima solvencia democrática” debería retirar la querella del 9-N.

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En una intervención de 40 minutos, Mas transmitió a sus consejeros un mensaje optimista ante las dudas que envuelven al proceso soberanista, que resumió así: “Os quiero tranquilizar porque también saldremos de esta”. Afirmó que su esperanza reside en la confianza que le otorga haber superado en el pasado situaciones complejas, en alusión a que perdió 12 diputados en 2012; al pacto de la pregunta del 9-N con partidos opuestos o a la celebración de la consulta secesionista alternativa pese a estar suspendida por el Tribunal Constitucional. Fue casi un acto de fe sustentado en este mensaje: “Tenemos la miel en la boca. Nos hemos acercado al 50% de los votos y eso es más importante que llegar a un acuerdo en 15 días más o menos. Será difícil, pero hay tiempo”.

Tan legítima es la reivindicación de la CUP como la nuestra", dice Mas que recuerda el "peso democrático"  de arrojado por las urnas

La estrategia de Junts pel Sí descansa en que solo han pasado dos semanas desde el 27-S y que disponen de mucho margen para sellar un pacto, de la misma forma que Susana Díaz, presidenta de Andalucía, tardó más de 80 días en ser investida tras sus largas negociaciones con Ciudadanos. Las conversaciones entre Junts pel Sí y la CUP se realizan de forma discreta, y Mas se cuidó mucho de no replicar a ni una sola de las reivindicaciones expuestas el jueves por la CUP; por ejemplo, la exigencia de hacer una declaración para desobedecer a partir de ahora al Tribunal Constitucional, la reversión de los procesos de privatización o la salida del propio Mas. No hizo la menor alusión a que la determinación de la CUP pueda provocar el descarrilamiento del proceso o desencadenar nuevas elecciones.

Tras reconocer que la negociación será “compleja y engorrosa”, Mas afirmó que la situación requiere “tiempo” y apuntó que espera que “la política esté a la altura”. No olvidó, eso sí, recordar a la CUP el diferente “peso democrático” que arrojó el 27-S al adjudicar 62 diputados a Junts pel Sí —soportados con 1,6 millones de votos— y 10 a la CUP (336.000 sufragios). “Tan legítima es su reivindicación como la nuestra”, dijo para pedir que no se olvide que hay ciudadanos que no hace mucho que han abrazado el soberanismo. “Lo que hemos hecho entre muchos, no lo estropeemos entre unos pocos”, señaló.

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El Consejo Nacional de Convergència arropó a Mas en vísperas de su declaración judicial —que se producirá el día 15— por su imputación por desobedecer al Constitucional el 9-N. Aclamado con gritos de “¡president!” e “¡independencia!”, el jefe del Ejecutivo en funciones aseguró que la citación no le preocupa en absoluto y acusó al Gobierno de actuar con “miopía política”. “Cualquier país con solvencia democratica habría reaccionado aceptando un referéndum”, dijo para tachar de “prepotencia chulesca” que la Fiscal General del Estado haya ordenado al fiscal jefe de Cataluña asistir a su interrogatorio. “Un Estado con mínima solvencia democrática, con la participación que hubo el 9-N y el 27-S, habría ordenado retirar la querella”, opinó.

El plan del president es dar continuidad a su victoria el 20-D aunque  no aclaró si quiere reeditar la fórmula de Junts pel Sí

Pese a que Junts pel Sí y la CUP no alcanzaron la mayoría absoluta de los votos —lograron el 47,8%—, Mas consideró que el Estado hace una lectura “cínica” del resultado al reivindicar que los antisecesionistas sumaron el 51,7%, porque incluye a Catalunya Sí que es Pot, a Unió “y hasta el voto en blanco”. “No sé dónde han aprendido a sumar porque el 48% es superior al 39%”, dijo en alusión a los votos obtenidos por Ciudadanos, PP y PSC. Y pidió confirmar el “éxito” del 27-S en las elecciones generales del 20-D, aunque no concretó si debía reeditarse la fórmula de Junts pel Sí. “Tenemos que estar en Madrid para defender el mandato de construir un Estado”, insistió. Fue taxativo en algo: que el “soberanismo” ha llegado para quedarse y que ya se ha superado el “mantra” de que en Cataluña había una mayoría silenciosa, al votar el 77% de los electores. “Eso ya se ha acabado. Ya tenemos aquí la mayoría”, dijo.

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