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Melodías con remite infernal

La banda de Chicago exhibe unas guitarras tan borricas como sus compañeros suecos, pero es más hábil a la hora de provocar el fervor

Tim McIlrath de Rise Against en su actuación en el Barclaycard Center.
Tim McIlrath de Rise Against en su actuación en el Barclaycard Center.Juan Aguado (Redferns)

No figura precisamente el hardcore entre los géneros más propicios para escuchar en una emisora convencional de FM, pese a lo cual eran casi 3.000 los adeptos que este martes se citaron en el Barclaycard Center para someterse a una severa inmersión en decibelios a cargo de dos muy acreditadas congregaciones del sector. Hubo quien incluso planteaba la presencia de Refused como más sustantiva que la de Rise Against, pero los cabezas de cartel impusieron en la práctica un holgado liderazgo, a juzgar por el entusiasmo que su muy esperada comparecencia suscitó a medida que se aproximaba la medianoche.

La épica y la melodía –dentro de los estándares melódicos que aquí barajamos- son valores mucho más acentuados en el quinteto de Chicago que entre sus homólogos escandinavos, e incluso el discurso acabó siendo más ardoroso por la parte estadounidense. El sueco Dennis Lyxzén le dedicó 366 a la memoria de tantos inmigrantes que perdieron pie para siempre frente a las costas de Lampedusa, pero su homólogo Tim McIlrath se confesó emocionado tras haber descubierto la pancarta de “Refugees welcome” en la fachada consistorial e incluso testimonió, justo antes de Make it stop, esa fe en la diversidad que no acaba de llegar a las instancias vaticanas. “Entre un hombre y un hombre o una mujer y una mujer también puede haber amor, amor, amor”, enfatizó ante una audiencia a la que ya solo le faltaba el reclinatorio.

Tras el aperitivo de los navarros Berri Txarrak, los chicos de Refused colocaron sus focos de luz cruda a ras de suelo y esparcieron una incesante nube de humo para recordarnos que el descenso a la pista del Palacio lo era también a las inmediaciones del averno. Hay variedad en los desarrollos de los de Umea, pero dentro de ciertos márgenes: los cambios de intensidad de Rather Be Dead, por ejemplo, recorren el trecho entre lo salvaje y lo demoniaco, con su enfático cantante siempre a punto de que los higadillos le afloren entre los labios. La formación yanqui es análoga en número y distribución de efectivos, pero sus guitarras atronadoras no sepultan la vocación épica e integradora de muchos estribillos. Son melodías con remite infernal, si se quiere; pero melodías al fin y al cabo.

Los anhelados Rise Against seguramente incurrieran en algunos arquetipos del género, desde la indumentaria por completo negra a las muñequeras, algún cráneo rasurado y ese porte mesiánico que McIlrath y sus compinches adoptan cada vez que se encaramaban a las tres bancadas dispuestas en primera línea del escenario. Pero acontecen momentos de absoluto fervor popular, seguramente por ese sabio equilibrio entre el guitarreo borrico y la hábil pomposidad de algunas melodías que hasta U2 daría por válidas.

Re-Education es un puro incendio cuando el cantante inflama su úvula con cada “Wake up”, I Don’t Wanna Be Here Anymore representa un himno de estadio en toda regla (estridente, pero himno) y el tramo final bordea a la altura de Ready to Fall los límites del resuello. Por si faltara algo, Tim McIlrath se concedió su particular momento Bono con dos piezas acústicas, sobre todo ese Hero of War sentimentaloide pero efectista. El hardcore parecerá un género residual, pero la nutrida chavalería demostró el martes lo contrario.

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