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La investidura y el paro

Es evidente que solventar la situación de interinidad en Andalucía es una absoluta prioridad

En una legislatura que se prevé complicada, Susana Díaz no se ha andado con remilgos. De los tres puestos de la Mesa del Parlamento, incluida la Presidencia, el PSOE ha hecho pleno: tres secretarios provinciales del partido, los de Córdoba, Sevilla y Granada. No está el patio para disimulos, por eso los tres tienen idéntico perfil institucional: ninguno. Cuando hay que elegir entre recuperar la confianza de los ciudadanos en la política o tener en política a dirigentes de tu máxima confianza, hay momentos que no hay discusión posible. Siempre lo segundo, que cuatro años en minoría se hacen muy largos.

Al PP le ocurrió algo parecido, tuvo que cambiar al delegado del Gobierno en Andalucía y la incógnita duró unos minutos, los que tardaron en descubrir que el dirigente con mayor perfil institucional de todos los que tienen era Antonio Sanz. El cargo estaba hecho para él y sus años de principal ariete de la oposición en Andalucía era su mejor aval. En ambos casos, más que nombramientos, el PSOE y el PP hacían una declaración de intenciones. En una época donde se precisarán consensos, optaron por fortalecer las trincheras.

Al menos una vez a la semana, alguien en el PSOE debería recordarle a Susana Díaz que ha ganado las elecciones en Andalucía, pero que lo ha hecho en minoría. Por lo tanto, es difícil abrir una negociación para reclamar apoyos de otros partidos partiendo de la premisa que se lo tienen que dar por obligación. No estaría de más tampoco que otra persona en el PP le susurrara al oído a Juan Manuel Moreno Bonilla que 33 años haciendo una oposición bronca y de confrontación se saldan con un resultado extraordinario: nunca han llegado al Gobierno.

Los primeros pasos de esta legislatura han comenzando en Andalucía como si los dos grandes partidos no hubieran entendido nada. El PP sigue sin saber hacer oposición, mientras los socialistas siguen creyendo que la Junta es suya. Y así es muy difícil entenderse con nadie, menos aún entre ellos. Es evidente que solventar la situación de interinidad en Andalucía es una absoluta prioridad, por si acaso lo han olvidado están los últimos datos del paro para recordárselo: 1.359.100 desempleados, la mayor tasa de paro de la Unión Europea (33,6%). Exactamente la mayor de todas las regiones.

En las negociaciones de investidura, antes de empezar a hablar, habría que poner los datos del paro por delante de todo. Y tras ello, un compromiso ineludible de todos los partidos del Parlamento para conocer el destino de hasta el último euro que se dedique a paliar este drama social. Lo más vergonzante de los ERE y los cursos de formación es saber que hubo gente que se hizo millonario con el dinero destinado a que los parados pudieran mejorar su cualificación y encontrar trabajo. Por eso, ya está bien de anunciar planes de empleo, sin explicar nunca sus resultados y sin certificar el destino de cada una de las partidas.

Está bien que Griñán anuncie su retirada. Incluso que Chaves también lo haga. Y que asuman sus responsabilidades políticas. Y las penales, si es que consideran los tribunales que las hay. Pero que nadie tenga duda alguna, que la negociación debe centrarse en otra cosa. El drama de Andalucía es tener 1.400.000 ciudadanos que no tienen trabajo, muchos de ellos forman familias al completo que viven en una situación de extrema pobreza. Y eso no se arregla haciendo política desde la trinchera. O escondidos hasta las municipales. @jmatencia

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