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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El aprendiz de campeón

Moreno se equivoca si sigue los pasos de Arenas como líder de la oposición

El primer acto ha sido decepcionante. Hubo gritos. “Violencia dialéctica”, en palabras de una diputada novata, Teresa Rodríguez. La X Legislatura se ha abierto con mal pie.

El Parlamento andaluz se ha constituido con una bronca sesión que augura tiempos peores. La excusa fue la constitución de la Mesa del Parlamento. El PP quería más representación que la que ordena el Reglamento.

Hizo de poli malo el portavoz (reconfirmado) del PP Carlos Rojas. Se enzarzó en una agria polémica con el presidente de edad del Parlamento, el socialista Luis Pizarro. Muchos de los presentes opinan que Rojas lo tenía todo bien ensayado. Incluido el anuncio de recurrir al Constitucional la formación de la Mesa.

A la sombra, su jefe, el excandidato Juan Manuel Moreno. El hombre que perdió 17 diputados en las aún recientes elecciones, cosechando una derrota estrepitosa de la que aún parece no haberse recuperado.

Aprendiz del campeón Javier Arenas, su padrino, quien por cierto sigue agazapado en la bancada popular como diputado por Almería. Moreno intentó una jugada que recordaba la guerra sucia de la pinza del 94: ofrecer la presidencia de la Mesa a Podemos, partido del que echan pestes. Teresa Rodríguez, secretaria general, rechazó indignada la cínica oferta del PP por “inaceptable desde el punto de vista moral y ético”.

La primera sesión del nuevo parlamento marca el sendero por el que quiere transitar el PP: el de la “crispación y el espectáculo”, en palabras de Susana Díaz. Mala elección. Los problemas que sufre la comunidad no se solucionarán a grito pelado en los plenos parlamentarios. Sino con “la cordura y el entendimiento”, como pide Díaz. Claro que tendrá que ser ella la primera en dar ejemplo, ofreciendo diálogo a los otros partidos, en especial, a la izquierda (Podemos, IU). Es lo que esperan la mayoría de los votantes.

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La vía de la confrontación elegida por el dirigente popular no cuenta con el apoyo cerrado de partido. Algunos alcaldes de grandes ciudades han expresado (en voz baja, eso sí) su desconcierto y desacuerdo. Temen perder votos en la zona intermedia del centro. Esa en la que Ciudadanos les discute seriamente el terreno. Tampoco es que sean hermanitas de la caridad. Van a lo suyo: mantener su poltrona.

Por ello se muestran partidarios de que el PP se abstenga en la segunda votación de investidura. Que se celebrará antes de las elecciones municipales. Temen que, si Moreno se empeña en seguir votando no, se vuelva en su contra. Temen la reacción de un electorado que no ve con buenos ojos que se mantenga la inestabilidad y la falta de gobierno en la comunidad durante más tiempo del necesario. Temen, como tememos muchos, que la legislatura transcurra en una continua “violencia dialéctica”. @JRomanOrozco

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